sábado, 31 de agosto de 2013

Capitulo XXXIII



Era un sábado de septiembre, una tarde maravillosa, el viento jugaba con mi pelo. Estaba con mis padres, mi hermana tenía apenas unos meses de nacida. La tarde era perfecta, no hacía mucho calor, llevaba un vestido rosa, un helado en una mano y un globo amarillo con una sonrisa en la otra, y entonces lo vi, un chico rubio y de ojos azules él tenía unos 13 años montaba una bicicleta y atrás de él venía un chico castaño, el chico rubio, no tenía mucho tiempo de haber llegado aquí, pero ese día había sido el primero que había escuchado su nombre, Danniel.
Sonaba “The scientist” de Coldplay, mientras seguía recordando cómo había sido la primera vez que lo vi, ¿pero cuando fue cuando me empezó a interesar?
El día estaba nublado, parecía que llovería, estaba enojada, Alberto el chico con el que salía desde primero de secundaria, me acababa de terminar, no solo eso, me cambio por una de los bochos, pero no solo eso era la líder de las bochos, Laura, mi día no podía ser peor. Entonces lo vi, no sé si fue destino o coincidencia, pero ahí estaba en una bicicleta como hace casi 7 años, nunca lo había visto tan a detalle como aquella vez, la vez en que me cautivo con esa sonrisa, y ese profundo azul de sus ojos, recuerdo que me vio y sonrió, no sé si me habrá notado en algún momento, pero yo a él sí. Llegue a casa, no sabía sus apellidos, solo su nombre, o eso era lo que yo creía. Lo busque en Facebook solo sabía que era Daniel y ese fue mi único criterio de búsqueda, no lo encontré, aunque claro solo buscando Daniel no lo encontraría, existen miles de personas con ese nombre en todo el mundo. No sé si fue cosa del destino o una simple casualidad, pero al ir a mi página de inicio de Facebook en la opción de “gente que tal vez conozcas”, estaba él, entre a su perfil, Danniel Salvatierra Gutiérrez, en su foto de perfil, llevaba una gorra y estaba sonriendo, fue la primer foto que guarde. En ese momento la mano me temblaba, dudaba si debía agregarlo o no, finalmente me decidí, y le envíe una solicitud de amistad, cuando me acepto casi de inmediato, estaba a punto de saltar de la emoción.
Vi la hora, no era muy tarde, igual aun no tenia sueño, un pensamiento apareció en mi cabeza: la virginidad de Valeria, Valeria siempre ha sido inusual, así que no me extrañaba que tal vez quisiera perder su virginidad, pero es demasiado joven  y me preocupaba el hecho de que tal vez pudiera resultar lastimada. El tiempo avanzaba no podía dormir, tome mi teléfono y entre a Facebook.
“Hola”. Aparecía en la pantalla, era Danniel.
“Hola” conteste.
“Espero estés estudiando para tu examen de mañana”
“De hecho, estoy casi a punto de dormir, tengo un maestro excelente que me explico todo de maravilla”.
“¿A si? Entonces para que me pediste explicarte, jajaja”. Termino su mensaje con un icono guiñando.
Tenía una sonrisa tonta, no podía creer que estuviera hablando con Danniel, había soñado con momentos como ese, pero parecían lejanos.

El tiempo paso mientras hablaba con Danniel, cuando me di cuenta eran las 12 de la noche, tenía que dormir, o si no nada de lo que Danniel me había enseñado, valdría la pena. Me despedí de él y deje el celular en mi buro, cerré los ojos y pronto me quede dormida, dormida con una sonrisa, obviamente tenía que contarle todo a Valeria.

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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?