sábado, 30 de noviembre de 2013

Capitulo XLV

Once de la mañana y el cielo está nublado, no era lo que esperaba para un fin de semana. Valeria me había enviado un mensaje antes, quería que la viera en su casa.
Así que saque mi bicicleta, para ser verano era una mañana fría, me puse una sudadera gris con letras rosas. Subí a la bicicleta y comencé a pedalear, llegar a la casa de Valeria caminando me tomaría casi 30 minutos, la bicicleta, reduciría el tiempo a la mitad, el viento jugaba con mi pelo suelto, estaba feliz, a pesar de que la mañana no era lo que esperaba, pero haber estado con Danniel fue todo eso y más.
El edificio de Valeria, se encontraba más cerca de la casa de Demian que de la mía, baje de la bicicleta y la encadene en el estacionamiento, no quería llegar a casa sin bicicleta. Entre al edificio y fui al elevador, presione el botón y espere a que el elevador bajara. Las puertas se abrieron, dentro se encontraban una pareja de ancianos, ambos me sonrieron y yo les regrese la sonrisa, salieron del elevador, iban tomados del brazo. Entre al elevador y marque el piso 15, el piso de Valeria.
-Vaya me gustaría tener eso algún día- solté un suspiro, mientras las puertas del elevador se cerraban –también me gustaría dejar de hablar sola.
El elevador se detuvo y se abrieron las puertas, salí y camine por el pasillo hasta llegar a la puerta de Valeria, toque la puerta y no tardo mucho en salir.
-Hola Lolo- me dio un beso en la mejilla.
-¿Qué te he dicho sobre decirme Lolo?- le lance una mirada asesina.
-Que me arrancaras los dedos de las manos- me lanzo una sonrisa -¿Te quedaras ahí?, entra.
Entre y cerró la puerta detrás de mí. Llego detrás de mí y me jalo hasta su habitación.
-¿Y tus papás?- pregunte.
-Salieron- se aventó sobre la cama.
-Okay…- me quede en silencio, me senté en la cama -¿Qué tal tu noche?- Valeria se sentó.
-¡Increíble!- me sonrió –te tardaste mucho en preguntar.
-Bueno, pues cuéntame, soy toda oídos.
Valeria me conto como fue esa noche, como se rieron, las bromas, los besos, todo, por un momento sentí que no pertenecía, por no haber estado con ahí, con ellos, mis mejores amigos.
-…lo mejor de todo, fue que le regalaron un auto Lola, ¡Un auto!- termino su relato y se quedo observándome un momento -¿Y bueno que tal la tarde con Danniel?- se acerco a mí y me lanzo una mirada incomoda.
-Bueno… pues… solo… ¡Fue genial!- grite.
-¡Oh Cristo redentor!- Valeria grito de nuevo. – ¡Cuéntamelo todo!, y cuando digo todo, es todo.
Los roles se cambiaban, ahora era yo la que contaba como se había divertido la tarde anterior, Valeria notaba como la felicidad desbordaba de mis palabras. Soltamos un suspiro y nos tumbamos en la cama.
-Sabes lo único malo es que al parecer eso será lo único de la historia entre Danniel y Lola- suspire una vez más.
-Animo amiga, por lo menos ya eres su amiga- Valeria trato de animarme –además no es el fin, míralo como el inicio de “Dola”.
-¿Dola?- mi expresión mostraba confusión.
-Tú sabes Danniel y Lola, como Saleria, Sebastián y Valeria.
-A veces creo que te drogas.
-¡Demonios!- chasqueo los dedos –me has descubierto.
Le arroje una almohada y salimos de la habitación, entramos a la cocina, Valeria se dirigió al refrigerador y saco una jarra, de lo que al parecer era jugo de naranja, tomo dos vasos y sirvió jugo en ambos, me extendió uno, di un sorbo y confirme el sabor.
-¿Qué has pensado acerca de ir al “Infinity”?- pregunto y dio un sorbo al jugo.
-Que realmente es una mala idea.
-Vamos, no seas amargada- dejo su vaso de jugo  en la barra. Comenzó a agitar los brazos y dijo: -Esperaba eso de Demian, pero ¿Tú?- sonaba frustrada –tal vez esto te convenza- saco su celular, al parecer buscaba algo y me lo extendió.
Una publicación, pero no cualquier publicación, una publicación de Danniel: “Este miércoles mi cumpleaños ¡TODOS AL INFINITY!”. Hubo silencio un momento, Valeria y yo nos miramos un momento, sin decir nada.
-¿Entonces?- Valeria estaba impaciente.

-¿A qué hora nos vemos el miércoles?
Good Friends

sábado, 23 de noviembre de 2013

Capitulo XLIV

Cambiaba los canales de la televisión sin dar la oportunidad a ningún canal, eran más de las doce, no podía dormir, no sabía que era, felicidad, nervios o el efecto del café. Descarte esta última, siempre duermo aunque haya tomado café. Me acomode una vez más entre las sabanas, su textura era suave entre mis dedos, cerre los ojos, pero, un relámpago me hizo abrir los ojos, seguido de un  el estruendo de un rayo y despues se desato la lluvia.
A decir verdad, hoy todo me había sonreído, la suerte, el clima e incluso el chico de mis sueños. Reí, una risa casi inexistente, no quería que nadie me escuchara. Sentía que iba a explotar, explotar de felicidad. ¿Cómo se la estarán pasando Valeria y los demás?, ¿estarán bailando?, ¿estarán en una mesa hablando de sus cosas?, incluso Valeria y Sebastián, podrían estarse besando, mientras Demian piensa que está haciendo un mal tercio. Todo lo que paso lo sabría mañana, o en este caso en unas horas.
Apague la televisión, deje el control sobre el buró, intente dormir… nada paso, vi el celular, solo fueron 15 minutos de dar vueltas sobre la cama. Ya tenía el celular en la mano así que entre a Facebook, en el muro, algo me llamo la atención una foto, en ella estaban Valeria, Sebastián y Demian. Valeria vestía un vestido negro, pegado y unos tacones altos, la hacían ver casi de la estatura de Demian. Sebastián y Demian llevaban un traje gris y negro respectivamente. Le di me gusta sin ver los demás detalles de la foto. Entre al perfil de Danniel, cuando lo vi estaba un poco decepcionada, esperaba alguna publicación, o algo que mostrara que le había gustado pasar el tiempo conmigo, no que solo había ido por simple compromiso. Sacudí mi cabeza a los lados, no podía dejarme llevar por no haber visto una publicación en Facebook, sobre esta tarde, estaba sobreactuando, además el disfruto la tarde tanto como yo lo vi.
Salí de su perfil y actualice mi estado: “Una tarde perfecta! <3”

Para evitar el aburrimiento ante mi insomnio, comencé a jugar uno de los tantos juegos que tengo y que casi nunca toco, pasaron treinta minutos y el sueño había comenzado a manifestarse, cerré el juego y estaba a punto de bloquearlo, cuando una notificación apareció, era de Facebook. La notificación decía “A Danniel le gusta tu estado”, y eso sirvió para robarme una sonrisa. Una sonrisa que duro toda la noche.
F

sábado, 16 de noviembre de 2013

Capitulo XLIII

Lola… Lola… ¡Lola!- grito mi mamá. Ella chasqueo los dedos en frente de mí. 
-Eh… ah- comencé a balbucear -¿Qué paso?- gire la cabeza.
-Llegamos- índico mi mamá señalando la casa. No había notado siquiera que estábamos a punto de entrar en el garaje. –Estuviste muy callada todo el viaje, tenias la mirada en el camino- dijo mientras se estacionaba -¿en qué pensabas?
-Nada, solo cosas de la escuela- dije y me baje del auto.
Toda la tarde fue muy tranquila, la misma rutina de siempre, solo un día normal más… o casi. Lo único que cambiaba y mejoraba radicalmente la tarde era mi “cita” con Danniel.
Faltaba menos de una hora para la cita, no sabía que ponerme, pase por varias opciones, desde vestidos, faldas, hasta shorts muy cortos, nada me convencía.
No, Danniel debía conocer a la Lola de siempre, conecte mi celular a las bocinas en forma de oso de peluche, que estaban en mi tocador y puse “Wings” de Little mix y comencé a revolver mi closet, buscando algo adecuado para la ocasión. Tome unos jeans, una playera blanca y con un mostacho en medio, sin mangas y sobre ella una camisa roja, me arremangue las mangas hasta los codos, no lo iba a impresionar con algo que no era como las veces pasadas.
Solté mi pelo, estaba ondulando, se veía mejor suelto, revise en mi closet una vez más, faltaba una cosa, tome una pañoleta rosa y me la puse sobre la cabeza, no se veía mal, pero no me gustaba. La enrolle un poco y me la amarre alrededor de mi frente, algo al estilo Rocky, me vi al espejo y me gustaba el resultado.
Tome el perfume de fresas que estaba sobre mi tocador, me puse un poco, me gustaba el aroma, esperaba que a Danniel también. Me puse los converse rojos de siempre, estaba decidida. Tome mi bolso de siempre y baje. Pedí permiso y dinero, por suerte mi papá estaba ahí, así que me dio más, de lo que mi mamá me hubiera dado.
En el café la música sonaba tranquila, una canción que no conocía, recorría el lugar, la gente estaba ahí, sentada como si nada, el día era solo uno más para ellos, algunas personas estaban solas, otras trabajando en una laptop sin tocar el café o la comida que tenían frente a ellos, unos más con amigos o con su pareja. Yo pedí un frapuchino “nuboso”, podría decirse que era un frappe más, ha diferencia que este tenía chispas de chocolate con forma de nubes y otras más de color azul. Jugaba con el servilletero ansiosa, comencé a tamborilear con los dedos, estaba nerviosa, ¿Qué tal si no llega?... no, llegara solo, debo de ser paciente.
La puerta se abrió, entro un chico, rubio y de ojos azules, era él, era Danniel, se veía muy bien, con una camisa tipo polo sin abotonar, unos jeans y unos zapatos de gamuza. Cuando me vio me dedico una sonrisa desde lejos. Se acerco. Me levante.
-Hola- lo salude y le di un beso en la mejilla.
-Hola- dijo animosamente. Ambos nos sentamos. –Hueles muy bien.
-Gracias- sonreí, sentí que empecé sonrojarme, intente disimularlo cambiando la conversación.
-También te ves muy bien- sonrió, mostrando una dentadura perfecta –con un peinado más alto, te verías como Amy Winehouse.
-Gracias…- no sabía si era un cumplido.
-¿Y tus amigos?
-¿Quiénes?
-Tú sabes, el chico gordito y la chica de mechas rubias que siempre están contigo…- lo interrumpió una mesera, que dejo un menú, este se puso a ojearlo y puso la mirada nuevamente sobre mí. –Creí que estarían contigo, digo siempre están contigo.
-Hoy no- di un sorbo a mi bebida –hoy decidí darme un descanso- solté una risita, la verdad no le encontraba gracia, simplemente fue una risa nerviosa. –La verdad es que se fueron a la graduación de Sebastián.
Este se quedo viéndome, parecía no entender de qué estaba hablando. Solté un suspiro y hable:
-Sebastián, es el novio de Valeria y primo de Demian… Valeria es la chica de las mechas y Demian el chico gordito.
-Oh- parecía entenderlo ahora. La mesera dejo un capuchino enfrente de él, esta le dedico una sonrisa y él hizo lo mismo. No sabía porque pero me sentía un poco celosa.
-Yo pensé, que tú vendrías con tu amiga.
-¿Quién, Tatiana?- dio un sorbo a su capuchino. –No ella tenía una cita.
-Oh- hubo silencio –al principio creí que era tu… novia.
-No, para nada- este soltó una risita –digamos que no somos compatibles.
No entendía a que se refería, así que mejor no pregunte.
-Y tú ¿no tienes novio?- pregunto –me quedo claro la ultima vez, que el gordito no es tu novio, y bueno, en estos tiempos las niñas tienen novio desde antes de salir del kínder-. Reí una vez más, no sabía si porque me causo gracia o porque estaba nerviosa.
-No estoy soltera- dije tranquila, sonriente.
Nos quedamos en silencio, resultaba incomodo, pero aunque me pagaran, no cambiaria esta situación, por muy incómoda que resultara, estaba sola con él.
-Bueno, no me dijiste cuanto sacaste en matemáticas- sonrió una vez más –digo esa es la razón principal de nuestra “celebración”- hizo comillas con los dedos.
-¡9.5!- dije emocionada.
-¡Qué bien!- parecía feliz –eso significa que soy un buen maestro.
-El mejor- ambos reímos.
El silencio incomodo había terminado, comenzamos a hablar de cosas sin importancia, como música y otras cosas, las anécdotas sobre sus años de secundaria no faltaban. A pesar de la diferencia de edades nos entendíamos muy bien, podíamos seguir el hilo de la conversación a la perfección. Había risas, sonrisas, nos estábamos entendiendo, no me sentía incomoda, ya no más.
-Me tengo que ir- dijo Danniel. Mire la hora eran casi las nueve y media.
-Al parecer yo también, no note que fuera tan tarde.
-El tiempo pasa rápido cuando te diviertes- la mesera dejo una cuenta en la mesa, Danniel se dispuso a pagar, más de lo que era debido.
-¡Espera!- exclame –invito yo, yo soy la que te debe una, gracias a ti se matemáticas.
 -Ni hablar- al parecer no quería dejar que lo invitara –pago yo, yo soy el caballero.
-El caballero que he invitado yo- lo mire a los ojos, sus profundos ojos azules que tanto me gustan –además estamos en el siglo XXI.
-Pero…- suspiro –te propongo algo, mitad y mitad ¿te parece?
-Está bien- dejamos el dinero en la mesa y salimos del lugar.
Estábamos fuera de “Esquina del cielo” nos miramos a los ojos. Una vez más había silencio. Pero este silencio era diferente, no era incomodo. Era de esos silencios en los que podías mirar a la otra persona, y deseabas que el tiempo no corriera, solo quería quedarme ahí viendo sus hermosos ojos azules.
-¿No quieres que te lleve?- dijo, apuntando a su auto. Un convertible azul, tenía la capota arriba.
-No gracias, estoy bien.
-Vamos, no muerdo- sonrió mostrando su perfecta dentadura blanca.
-No se…
-Anda vamos- me tomo del brazo y me jalo hasta el auto.
Subimos y el comenzó a conducir, tranquilo, le indique el camino a mi casa, en el camino hubo más chistes y algunas anécdotas. Llegamos a mi casa y él se estaciono.
-Bueno gracias por el aventón- le dedique una sonrisa.
-Fue un placer- me regreso la sonrisa –tenemos que repetirlo.
-Claro…- dije dudosa –hasta luego- le di un beso en la mejilla y me apresure a salir del auto.
-Adiós Lola- este arranco el auto una vez que estaba abajo.
Inserte la llave en el zaguán de mi casa, estaba feliz, me sentía bien. Entre y camine por el jardín.

-¡Cristo redentor!- me tire al pasto y comencé a reír. Aun no podía asimilar que estuve toda la tarde con el chico de mis sueños.
laugh

sábado, 9 de noviembre de 2013

Capitulo XLII

Habían pasado algunas semanas del segundo año de secundaria, el drama con Alberto y Laura había “terminado”, por así decirlo. Oficialmente el grupo se llamaba bochos, para ese momento por alguna razón, el término se había hecho popular, ya todo el mundo las llamaba así.
Alberto me había dejado por Laura, no solo eso, nos habían estado poniendo los cuernos a Demian y a mí, ninguno de los dos creíamos que esos dos estuvieran saliendo a nuestras espaldas.
Entre al baño, casi terminaba el receso, estaba a punto de salir de la cabina cuando escuche sus voces y entre de nuevo a la cabina.
-No puedo creer que anduvo con esa tonta- dijo una de las bochos, al parecer fue Marla.
-Ya se- contesto Laura –pero obvi, yo soy mejor.
Me asome un poco por la puerta sin hacer ruido, ahí estaban todas, poniendo rímel como si estuvieran sincronizadas, “solo personas de mente débil, se dejan controlar por otras personas de mente débil” esa es lo que siempre decía Demian, acerca de cómo Laura controlaba a las bochos.
-¿Y qué tal es Alberto con aquello?- pregunto una de las gemelas, no reconocí cual de las 2.
-Excelente- la voz de Laura sonaba lujuriosa –fui su primera, y yo la de él. Pero a decir verdad, ya me está aburriendo, creo que pronto lo botare
-Que zorra…- susurre. Me tape la boca de inmediato, esperando que no me hayan escuchado.
Hubo silencio, por un momento creí que me había escuchado, me atreví a mirar a través de la puerta, las bochos seguían maquillándose, hasta que el timbre sonó, las tres salieron, formando una fila, claro Laura en frente de ellas.

Me quede quieta un momento, sentí que algo en mi se derrumbaba, no sabía porque, apenas tenía 13 años, no debería sentirme así, me sentía traicionada por él, por mi primer amor, ese que te describen en los libros y películas, como el que vas a recordar por el resto de tu vida, ese que será para siempre, pero no, siempre acaba, todo lo bueno acaba. Sin darme cuenta una lágrima escurría de mi mejilla, no sabía que dolía más, el hecho de que una “amiga” me haya robado el novio, o el hecho de que él me cambio por ella.
{cry} by Niagara

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Mi foto
En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?