Once de
la mañana y el cielo está nublado, no era lo que esperaba para un fin de
semana. Valeria me había enviado un mensaje antes, quería que la viera en su
casa.
Así que
saque mi bicicleta, para ser verano era una mañana fría, me puse una sudadera
gris con letras rosas. Subí a la bicicleta y comencé a pedalear, llegar a la
casa de Valeria caminando me tomaría casi 30 minutos, la bicicleta, reduciría
el tiempo a la mitad, el viento jugaba con mi pelo suelto, estaba feliz, a
pesar de que la mañana no era lo que esperaba, pero haber estado con Danniel
fue todo eso y más.
El
edificio de Valeria, se encontraba más cerca de la casa de Demian que de la
mía, baje de la bicicleta y la encadene en el estacionamiento, no quería llegar
a casa sin bicicleta. Entre al edificio y fui al elevador, presione el botón y
espere a que el elevador bajara. Las puertas se abrieron, dentro se encontraban
una pareja de ancianos, ambos me sonrieron y yo les regrese la sonrisa,
salieron del elevador, iban tomados del brazo. Entre al elevador y marque el
piso 15, el piso de Valeria.
-Vaya me
gustaría tener eso algún día- solté un suspiro, mientras las puertas del
elevador se cerraban –también me gustaría dejar de hablar sola.
El
elevador se detuvo y se abrieron las puertas, salí y camine por el pasillo
hasta llegar a la puerta de Valeria, toque la puerta y no tardo mucho en salir.
-Hola
Lolo- me dio un beso en la mejilla.
-¿Qué te
he dicho sobre decirme Lolo?- le lance una mirada asesina.
-Que me
arrancaras los dedos de las manos- me lanzo una sonrisa -¿Te quedaras ahí?, entra.
Entre y
cerró la puerta detrás de mí. Llego detrás de mí y me jalo hasta su habitación.
-¿Y tus
papás?- pregunte.
-Salieron-
se aventó sobre la cama.
-Okay…-
me quede en silencio, me senté en la cama -¿Qué tal tu noche?- Valeria se
sentó.
-¡Increíble!-
me sonrió –te tardaste mucho en preguntar.
-Bueno,
pues cuéntame, soy toda oídos.
Valeria
me conto como fue esa noche, como se rieron, las bromas, los besos, todo, por
un momento sentí que no pertenecía, por no haber estado con ahí, con ellos, mis
mejores amigos.
-…lo
mejor de todo, fue que le regalaron un auto Lola, ¡Un auto!- termino su relato
y se quedo observándome un momento -¿Y bueno que tal la tarde con Danniel?- se
acerco a mí y me lanzo una mirada incomoda.
-Bueno…
pues… solo… ¡Fue genial!- grite.
-¡Oh
Cristo redentor!- Valeria grito de nuevo. – ¡Cuéntamelo todo!, y cuando digo
todo, es todo.
Los roles
se cambiaban, ahora era yo la que contaba como se había divertido la tarde
anterior, Valeria notaba como la felicidad desbordaba de mis palabras. Soltamos
un suspiro y nos tumbamos en la cama.
-Sabes lo
único malo es que al parecer eso será lo único de la historia entre Danniel y
Lola- suspire una vez más.
-Animo
amiga, por lo menos ya eres su amiga- Valeria trato de animarme –además no es
el fin, míralo como el inicio de “Dola”.
-¿Dola?-
mi expresión mostraba confusión.
-Tú sabes
Danniel y Lola, como Saleria, Sebastián y Valeria.
-A veces
creo que te drogas.
-¡Demonios!-
chasqueo los dedos –me has descubierto.
Le arroje
una almohada y salimos de la habitación, entramos a la cocina, Valeria se
dirigió al refrigerador y saco una jarra, de lo que al parecer era jugo de
naranja, tomo dos vasos y sirvió jugo en ambos, me extendió uno, di un sorbo y
confirme el sabor.
-¿Qué has
pensado acerca de ir al “Infinity”?- pregunto y dio un sorbo al jugo.
-Que
realmente es una mala idea.
-Vamos,
no seas amargada- dejo su vaso de jugo
en la barra. Comenzó a agitar los brazos y dijo: -Esperaba eso de
Demian, pero ¿Tú?- sonaba frustrada –tal vez esto te convenza- saco su celular,
al parecer buscaba algo y me lo extendió.
Una
publicación, pero no cualquier publicación, una publicación de Danniel: “Este
miércoles mi cumpleaños ¡TODOS AL INFINITY!”. Hubo silencio un momento, Valeria
y yo nos miramos un momento, sin decir nada.
-¿Entonces?-
Valeria estaba impaciente.
-¿A qué
hora nos vemos el miércoles?