sábado, 28 de marzo de 2015

Capítulo XCV

Después de arrastrar a Demian por varias tiendas de niñas, Sebastián llego por nosotros en su auto nuevo, lo cual me pareció una excelente idea, sería un viaje más cómodo que ir todos apretados en su moto.
El trayecto estuvo lleno de bromas, de chismes, chistes y todo lo que aconteciera, sobre todo mi naciente relación con Danniel, tan neófita, tenia menos de veinticuatro horas de haber comenzado, pero se sentían como semanas.
Baje en el parque frente a mi casa, me despedí de todos y salí del auto.
Pase justo al lado de los columpios, cuando una mano me tomo por la cintura, di media vuelta.
-Hola- me saludo Mateo y me dio un beso en la mejilla.
-Hola- salude, con extrañesa.
-¿Te gustó mi regalo?- preguntó, sus ojos reflejaban un brillo, como si estuviera ilusionado.
-¿Cuál regalo?- detestaba ser yo quien rompiera esa ilusión.
-La canción.
-Ah ese regalo- tenía que ser concreta y directa, pero sobre todo decirle que tenía novio. –Me gusto, es muy bonita- rayos, ¿qué pasa contigo Lola?
-Entonces ¿qué dices?
Me quede en blanco, estaba deseando que no se refiriera a que la canción era alguna especie de proposición romántica.
-¿Qué digo de que?
-¿Aceptas andar conmigo?
Bien, había llegado el momento de decirle que no.
-Mira, eres increíble, pero… no puedo ser tu novia- ¿por qué no sólo pude decir que no? Me faltaba algo de frialdad.
-¿Por qué no?
-Porque ya hay alguien.
-¿Es el gordito o el rubio?- su cara cambio, no podía leer su expresión, era cómo si lo acabara de apuñalar.
-El rubio- dije de forma seca.
Él se quedo pensando, de nuevo, uno de esos silencios incomodos, que con Danniel no existían, con Danniel, podía disfrutar del silencio, pero por alguna razón, con Mateo no, era cómo si todo en el ambiente se detuviera y la gente dejara de respirar.
-Bien- rompió el silencio.
-Bien- dije como si lo estuviera imitando.
-Pero…- añadió, su mirada estaba perdida, como buscando algo en otra. –¿Y el beso?, o mejor dicho, ¿y los besos? ¿no significaron nada para ti?
-No…- no sabia que decir, todo me era tan confuso, tan irreal –digo sí, obviamente significaron algo, pero estoy… estaba confundida.
Otra vez el silencio incomodo, ya me estaba empezando a cansar, no había pensado que mi relación con Danniel lastimaría tanto a Mateo.
-Perdóname- fue lo único que pude decir.
-No hay nada que perdonar- suspiró –supongo fue mi culpa, por ilusionarme… ilusionarnos a ambos, con algo que no podía ser.
-Yo…- se me hizo un nudo en la garganta, sentía que si decía algo más rompería en llanto, aunque no había una razón aparente para hacerlo.
-No digas nada más- pude ver que sus ojos se cristalizaban –creo que mejor me voy, nos vemos después.
Antes de que pudiera decir algo, Mateo había dado media vuelta y ya se estaba alejando, hacia algún lugar desconocido, tal vez se dirigía al fumadero a ahogar sus penas. Lo seguí un momento con la mirada, después sólo me quede ahí perdida, mirando a la gente pasar, cinco minutos después regrese en sí y seguí mi camino.
Creo que debería dejar de ser tan distraída.
Llegue a casa, mi padre aun estaba en el trabajo, mi madre miraba una película y Sofía estaba en su cuarto jugando. Yo entré a mi habitación.
Coloque mis bolsas en la cama y saque las cosas que había comprado, había unos tenis negros con picos que me encantaron al instante, hacían juego con “la pulsera ruda”.
Fui a mi clóset, quería guardar algunas cosas. Comencé acomodando la ropa nueva, había comprado una blusa que me encantaba, me agache y vi las botas de Danniel, había olvidado que las había puesto en el mismo lugar, donde estaban los zapatos incomodos que Danniel arrojo desde la sima del hospital.
Tome una bota y me senté en la cama, había perdido toda su humedad, pase mis dedos por el rugoso exterior. Era como si Danniel y yo nos hubiéramos convertido en la cenicienta y el príncipe azul, sólo que los papeles se habían invertido el se había convertido en cenicienta y yo en el príncipe, que esperaba con ansias verlo de nuevo.
-¿Usar botas de hombre tres veces más grande que tu pie es la nueva moda?- preguntó mi madre.
Ella estaba parada en el marco de la puerta, observándome con curiosidad.
Comencé a sentir la sangre hirviendo en mi cara.
Tenia que inventar algo, rápido y convincente.
-Es un regalo- me excuse.
-Se ve algo desgastada para ser parte un regalo- demonios, era buena. –Además ¿quién quiere sólo una bota?, ¿para quién es el regalo?, ¿un pirata?
-Bueno yo…
Mi mamá se sentó al lado de mi al borde de la cama, me rodeo con un brazo y me dedico una sonrisa, una de esas cálidas sonrisas que sólo una madre te puede regalar.
-Vamos Lola, también fui adolescente, mis excusas eran mejores, ¿de quién es esa bota?
-De…- ¿sería buena idea decirla que la encontré en la calle y me gusto mucho? –de…
-¿De?
Finalmente solté un suspiro.
-De mi novio- pude soltar finalmente.
-Bueno- dijo mi madre –en mi época los chicos nos daban sus chaquetas, esta juventud es cada vez más rara.
No pude evitar esbozar una sonrisa.
-Pero- sabía que había un pero, por alguna razón sabía que me iba a preguntar infinidad de cosas, seguramente empezando por un ¿quién es tu novio? –creí que me hablarías antes de que estabas saliendo con alguien, siempre me cuentas todo- me sorprendí, había algo de tristeza en su voz, algo de sorpresa también. –Creí que me contarías antes que tú y Mateo son novios- me quede paralizada.
¿Mateo y yo saliendo?
-Pues te lo hubiera contado… si estuviera con Mateo.
-Espera, ¿Mateo no es tu novio?,
-No.
-Creí que lo eran, después de la última conversación que tuvimos acerca del tema y ahora me dices esto, supuse que él era tu novio.
-No- repetí de nuevo.
-No me digas- puso cara de sorpresa –¡Eres novia de Demian!
-¿¡Qué!?, ¡no!
-Okay, ya me perdí.
-Bueno- tener que decirle la verdad, sobre todo porque esa verdad rompía las reglas de mis padre acerca de los novios mayores, me estaba resultando difícil, más de lo que yo creía. –Es alguien más… se llama Danniel- pude soltarlo finalmente, como si hubieran liberado una roca que estuviera oprimiendo mi pecho.
-Oh- no podía leer la expresión se su rostro. –¿De dónde lo conoces?
-Por ahí…
-¿Por ahí?, ¿por ahí dónde?
Internet, específicamente Facebook, pero también solía espiarlo mientras corría por el parque.
-Esquina del cielo- mentí, no podía decirle la verdad a mi mamá. Técnicamente se la estaba diciendo, claro que de una forma abstracta.
-¿Y cómo es él?
-Es…- no pude evitar soltar un suspiro y sonreír como idiota.
-Supongo que te trae como loca por esa expresión.
-Por favor no le digas a papá- suplique.
-¿Qué?- me miro con desconcierto -¿por qué?, ya sabes que no nos molesta o aterra la idea de que tengas novio.
-Es mayor.
-¿Cuan mayor?
-Tiene diecinueve.
-Vaya… ese es un problema.
-Por fa, no le digas nada a mi papá, se va a poner como fiera si se entera.
Mi mamá se quedo callada un momento, cerro los ojos y soltó un pequeño suspiro.
-Lola, son cinco años ¿no crees que es mucho?
-Tú y mi papá se llevan cinco años.
-Sí pero a el lo conocí en la universidad, además ambos éramos mayores de edad cuando sucedió.
-Mamá- dije con tono serio. –Sé que estas preocupada y todo eso, pero créeme conozco a Danniel, sus intenciones son buenas, es un chico lindo, por favor, tal vez tú y mi papá creen que soy muy inmadura para estas cosas, pero conozco los riesgos- pase saliva y continúe con mi letanía: -él me gusta y yo le gusto.
Mi mamá al parecer no sabia que decir, miro al techo y luego me vio a los ojos
-Esta bien- esbozo una pequeña sonrisa –te apoyare en tu “relación”, ¿quién puede decir que no ante tal discurso?
-¿¡En serio!?- grite emocionada –gracias mami.
La rodee con los brazos atrapándola en un abrazo. Pude atrapar un poco de su aroma, ese que me gustaba tanto, que no sabía describir, una combinación de vainilla y su perfume, su perfume que de alguna forma, siempre me reconfortaba, no importaba que el cielo se estuviera cayendo, si estaba oliendo el perfume de mi madre, todo estaba bien, porque significaba que ella estaba cerca.
-Pero- añadió –con una condición.
-¿Cuál?- pregunte separándome un poco.
-Me tienes que contar todo sobre ese tal Danniel.
-Muy bien.
Me levante de la cama, di unos pasos y tome todos los barnices que pude de mi tocador, mi madre sólo me miro con unos ojos y una sonrisa de complicidad inigualables, me senté al lado de ella y tome una de sus manos y comencé a pintarle las uñas.

Así comenzamos a hablar acerca de Danniel y nuestro repentino romance, (excluyendo los detalles del “Infinity” y el fumadero donde habíamos estado). Pero lo más importante, era que estábamos sólo ella y yo, compartiendo un momento de madre e hija, algo que era solamente nuestro.

sábado, 14 de marzo de 2015

Capítulo XCIV

-Hola Lola- dijo el chico de los lentes.
-Hola Demian- conteste.
-Perdón por el retraso, tuve que hacer unas cosas.
-No te preocupes… sólo fueron quince minutos.
-Y bien, ¿qué nos querías decir?
-Esperemos a Valeria.
-¿Por qué?- lo dijo con cierta queja.
-No quiero repetir todo de nuevo.
-Pero yo te conozco desde antes que ella.
-Como un día antes.
-Shhh- me hizo guardar silencio con un ademan. –¿Me puedes dar una pista?
-Okay- pensé por un momento –es sobre mi.
-Bueno… gracias, todo me queda más claro ahora- dijo con sarcasmo.
-Dale tiempo al tiempo- hice una pausa. –Por cierto ¿Cómo regresaron de la fiesta ayer?
-Teletransportación… bueno ya, nos salieron alas y volamos hasta nuestras casas.
-Lo bueno es que estas siendo serio.
-No te encontramos, Vale te mando un mensaje, contestaste y tomamos un taxi, que por cierto no fue nada barato.
Nos sentamos en una esquina fuera del centro comercial, comenzamos a hablar de la gente que pasaba, era algo que haría más con Valeria.
-Mira a ese niño- dijo Demian.
-¿A cual?- pregunte.
-A ese- señalo con el dedo a un niño como de la edad de mi hermana.
-Esta vestido como hipster cholo reggeatonero, pobre niño.
El pequeño llevaba una gorra morada, una sudadera gris con la palabra “YOLO” impresa en ella, un pantalón naranja con una cadena colgando y unos lentes muy llamativos.
-¿Qué clase de madre viste así a su hijo?- pregunto indignado.
-Una que parece fan de Justin Bieber y Skrillex.
-O una que tiene más estilo que tú- Valeria irrumpió de la nada.
-Eso no es estilo, eso es ser como los demás, querer ser un estereotipo.
-Ash, me aburres- comenzó Valeria –¿tú de dónde vienes? ¿los noventas?
Demian llevaba una camisa a cuadros algo anticuada y unos jeans.
-De hecho sí, nací en mil novecientos noventainueve.
-Bueno, ya paren- interrumpí.
-Ahora que llego la chica con treinta minutos de retraso, ¿nos podrías decir que es eso tan importante.
-Muy bien- tome aire y lo solté: -¡Danniel y yo somos novios!- grité emocionada.
Ambos me miraron con cara de extrañeza, como si les hubiera dicho alguna vulgaridad.
-¿Qué pasa?- pregunté.
Ambos me siguieron cuestionando hasta el local del helado, yo les seguí explicando lo que había pasado la noche anterior, ellos seguían sin creer.
-Pruebas- dijo Valeria. –Necesito pruebas.
Se sentó y Demian hizo lo mismo.
Yo me limite a resoplar.
Me senté frente a Valeria y saque el teléfono celular, busque los mensajes de Danniel, cuando por fin los encontré extendí la evidencia hasta Valeria.
-Ves- dije –ahí están tus pruebas.
-¿Cómo sé que es el verdadero Danniel?- Valeria seguía sin creer.
Suspiré, sólo había una cosa que hacer.
Tome el celular de las manos de Valeria y marque el número de Danniel, comenzó a sonar, al tercer timbre Danniel contesto y puse el altavoz.
-Lola, ¿cómo estas?- dijo el chico al otro lado del teléfono.
-Muy bien, pensando en ti, por eso te llame- contesté.
-Yo también estaba pensando en ti, pero ¿nos vemos mañana no?
-Claro, súper.
-Te mando un beso.
-Y yo a ti uno más grande.
Valeria y Demian quedaron estupefactos, no podían asimilarlo, parecía que estuvieran presenciando un milagro.
-No puede ser…- dijo Valeria atónita. -¡Danniel es tu novio!
Luego dio un grito de emoción.
-Felicidades amiga- se levanto de su silla y se lanzo a abrazarme.
-Gracias…- no sabía que decir. –Además yo soy buena amiga y le cuento a mi mejor amiga acerca de mi nuevo novio.
-¡Ay!- exclamo –ya olvida eso.
Yo me limite a soltar una pequeña risa.
-Es broma.
-Ahora sólo falta eliminar ese himen y ya estarás completa.
Los comentarios de Valeria a veces me daban miedo, tenia menos de veinticuatro horas y ya quería que me metiera en la cama de Danniel.
-Que tú no tengas himen, no quiere decir que Lola no quiera conservar el suyo- dijo Demian.
-¿Pueden dejar a mi himen en paz?- pregunté.
-Espera- dijo Valeria –¿Cómo sabes que ya no tengo himen?
-Yo nunca lo confirmé, pero gracias por hacerlo- Demian tenia la capacidad de cambiar la situación a su favor.
Valeria se quedo callada y se limito a sonrojarse.
Mi teléfono sonó, en la pantalla apareció una notificación, “Mateo te ha enviado un archivo de audio”.
Abrí aquella notificación y reproduje el archivo de audio, comenzó a sonar “Andar conmigo” de Julieta Venegas.
-Esta bien que estés enamorada, pero es una exageración que quieras empezar a poner canciones de amor a cada momento- soltó Demian.
-Me la mandaron por whatsapp- repliqué.
-Uuuy, alguien tiene un novio romántico- insinuó Valeria.
-O un Mateo romántico- aclaré.
-Oh- Valeria guardo silencio.
-Aquí es donde le dices que tiene novio- replico Demian.
-Bueno, creo que deberíamos celebrar que tienes novio- comenzó Valeria. –¡Vamos por zapatos!
-Hurra, que divertido- comentó Demian con sarcasmo.
-Te vetaron de tu zapatería favorita- recalque.

-Vamos con la competencia- sugirió Valeria.

sábado, 7 de marzo de 2015

Capítulo XCIII

Entré a la casa sin hacer un gran alboroto, claro no quería que notaran que su hija de catorce años llevaba las botas de su novio… del cual no sabia absolutamente nada, pero no me importaba, claro que había rechazado a un chico antes por la misma razón, pero esto era distinto… creo.
Me saque las húmedas botas y sentí el piso de madera, frio ante el contacto de los dedos de mis pies.
Corrí a la comodidad de mi habitación y me arroje a la cama, toda yo estaba empapada, no me importo y me acurruque. Con mi tacto pude sentir algo suave, algo que no estaba en mi cama antes, me incorpore y vi a brownie, estaba como nuevo.
Pase mis manos por su suave contorno, tenia una nota en la oreja al estilo de una etiqueta, la arranque y comencé a leer:
“Para Lola. Nunca hay que olvidar aquello que te sacaba una sonrisa, tampoco te avergüences de aquello que te hace feliz. – con amor, tu mamá.”
Abracé al oso y me tumbe de nuevo a la cama.
-Ay brownie- comencé a hablarle al oso. –Tengo tanto que contarte. Pero creo que primero tomare una ducha.
Salí de mi habitación directo a la ducha.
-¡Lola!- alguien grito desde la sala -¿llegaste?
-¡No!- grite –soy un espectro.
-Muy graciosa- grito mi madre desde abajo.
Me metí a la ducha, una ducha rápida, casi ni la disfrute, después de enredarme una toalla en la cabeza y salir con una bata de baño, me di cuenta de una llamada perdida de Valeria. Le regresaría la llamada después, era momento de enfrentar un asunto más importante… que no era hablarle a mi familia de mi novio, me moría de hambre, eso de estar enamorada resultaba agotador.
Me puse la pijama y baje, mi papá estaba haciendo unas cosas en la computadora, mi mamá estaba leyendo alguna revista de chismes y mi hermana estaba jugando con sus muñecas.
-¿Qué hay de cenar?
-Comida- respondió mi madre.
-Vaya que sorpresa, nunca lo hubiera imaginado.
-Siéntate te sirvo.
-¿Y Mateo?- preguntó mi madre.
-¿Quién?- dije sentada en la mesa.
-El vecino que te invito a la fiesta.
-Ah, ese Mateo, se quedo en la fiesta, yo regrese con Valeria y Demian- tenia que llamar a Valeria y contarle todo.
Después de haber devorado la cena, que ni siquiera saboree, subí a mi habitación de nuevo.
Tome el celular y me acosté en la cama, los parpados me pesaban, trate de luchar contra el sueño, pero sólo basto con cerrar los ojos un momento y como un embrujo a la bella durmiente, quede sumida en un profundo sueño.
Mi celular comenzó a sonar, perturbando mi sueño, voltee hacia el buro, ¡las siete y media de la mañana!, ¿¡quién rayos escribe tan temprano… en vacaciones!?
Abrí el mensaje de texto… era Danniel.
Mi expresión cambio inmediatamente, como si todos los músculos de mi cara conspirarán cuando Danniel estaba cerca… o se tratará de él.
-¡Demonios- grite para mi misma.
 Olvide llamar a Valeria y a Demian.

Con un rápido tecleo, envié un mensaje a ambos, me sentía como una bomba de tiempo, quería explotar y contar todo.

Datos personales

Mi foto
En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?