sábado, 10 de mayo de 2014

Capítulo LXVII

Mateo nos compro un helado a ambas y uno para él.
-No tenias que hacerlo.
-Lo sé- sonrió. –Pero quería- y lamió su helado.
Nos sentamos en otra banca, para poder observar a mi hermana.
-Así que hoy eres niñera- dijo.
Mateo comía animosamente su helado.
-Sí- no sabia que decir, después del beso fue raro,
-Yo…- dijimos al mismo tiempo.
Voltee al otro lado para evitar que me viera sonrojada. Mateo soltó una risa nerviosa, finalmente soltó un suspiro y dijo:
-Lo que paso ayer…- hizo una pausa y voltee para verlo. -… me quiero disculpar… yo… estuvo mal.
-No te preocupes- estaba nerviosa, no quería decir algo mal. –No besas tan mal, no hay porque disculparse- demonios.
Mateo soltó otra risita.
-Eso me hace sentir mejor- sonrió. –Entonces... ¿Qué somos?
-Amigos- dije secamente. –No quiero que te ofendas, pero no puedo dar otro paso… no sin conocerte.
-Okay- dijo sin ningún tono perceptible. –Esta bien- sonaba a decepción.
Hubo silencio, un silencio incomodo, de esos que acumulan la tensión en el aire tanto que podrías cortar el aire con un cuchillo para mantequilla.
Incline la cabeza y solté un suspiro casi imperceptible, le gustaba a Mateo, buen día para que mi mejor amiga se pierda con su novio, un día antes de irse a una cueva con fanáticos religiosos y doble moralistas.
Levante la cabeza y dije:
-Mateo, espero que… ¡Mateo, te esta sangrando mucho la nariz!- me alarme.
-¿En serio?- puso su dedo índice sobre el labio. –¡Demonios!- se levanto un poco molesto –lo siento Lola, me tengo que ir- y sin más salió corriendo como si su vida dependiera de ello.
Me levante de la banca, estaba desconcertada no entendía el por qué de su reacción ante una hemorragia nasal.
Mi mente quedo en blanco, estaba confundida, ¿qué tal si su reacción solo fue así porque lo acababa de mandar al friend zone?, solté un suspiro.

Una mano toco mi hombro derecho, me alarme y voltee rápidamente, era él.  

sábado, 3 de mayo de 2014

Capítulo LXVI

Después de no haber dormido mucho, mi decisión estaba tomada, gracias a la ayuda de Sebastián, eso me dio una importante lección: si no puedes contar con tu mejor amiga puedes contar con su novio… aunque eso se puede mal interpretar.
Estaba sentada a la mesa, haciendo un poco de ruido con el tenedor, con el cual estaba golpeando el vaso lleno de jugo de naranja, nada podía captar mi atención.
-¡LOLA!- excepto los gritos de mi madre -¿Me estas escuchando?
-Con esos gritos, creo que hasta los vecinos te escucharon.
-¿Escuchaste lo que te dije?
-Claro… algo sobre… un panda.
Mi mamá soltó un suspiro y puso sus manos sobre la cara.
-Te dije que voy a salir, te estaba pidiendo que te quedes con Sofía.
-¿Ahora?
-Sí, ¿hay algún problema?
-No, ninguno- demonios, se supone que vería a Mateo, el universo tiene algo contra mi.
Mi mamá salió y yo me quede sola en casa… con Sofía. De una forma u otra vería a Mateo.
Me tomé el jugo de un solo trago sin siquiera saborearlo, deje el plato de fruta en el refrigerador y fui directo a la sala, para encontrar a una Sofía perezosa aun con pijama viendo la televisión.
-¿No te piensas bañar?
-Son vacaciones- contesto un poco irritada –además ¿para que me quiero bañar?
-Tengo un asunto importante y ya que estamos solas, me tienes que acompañar.
-No quiero ir- sacó la lengua. –Además no tenemos permiso.
-Pero no se van a enterar.
-¡No quiero!- grito y cruzo los brazos.
-Por favor te doy lo que quieras.
-¿Lo que quiera?- demonios mi hermana estaba a punto de chantajearme. –Quiero una Barbie nueva.
-No te puedo dar eso, ¿no quieres un helado o algo así?
-Una Barbie o no voy- es buena, rayos no podía comprar una Barbie.
-Ya sé, te doy mis dulces secretos que he escondido- esos dulces los guardaba desde hace 3 meses, son en caso de emergencia.
-Trato hecho, me voy a bañar- la pequeña sonrió y se fue corriendo.
Treinta minutos… treinta benditos minutos, tardo en bañarse Sofía, eran las once de la mañana y aun faltaba que me arreglara, en cuanto salió del baño yo entre a toda prisa, me despoje de la ropa lo más rápido posible y entre a la regadera, el agua caliente era la sensación más agradable, podría estar debajo de ella todo el día…podría pero no, después de una ducha rápida seguía el paso de elegir la ropa, no me decidía que ponerme, finalmente me di cuenta de que el día era cálido y tome un short azul y una blusa blanca, algo ligero, decidí ponerme los converse de siempre y llevar el pelo suelto, me puse la pulsera de picos, la pulsera “ruda” como la llamaban Demian y Valeria.
-¿¡Estas lista!?- grite desde el marco de mi puerta, sin obtener respuesta. –¿Sofía?
Corrí a buscarla, no podía permitir que me dejara llegar tarde. Cuando la encontré, estaba tendida en el suelo viendo televisión.
-¿Estas lista?- pregunte.
-No.
-¿No?
-Ya te dije que no.
-Pero me dijiste que si…
-Te dije que me arreglaba a cambio de los dulces, no que te acompañaba.
-Pero…- solté un suspiro. Estaba siendo chantajeada por una niña de 7 años, increíble. -¿Qué quieres?
-Cien pesos.
-Te doy cincuenta.
-Ciento diez.
-Setenta y es mi ultima oferta- ¿Para que quería dinero una niña de 7 años?
-Ochenta y un helado de fresa…- el tiempo se estaba acabando así que debía tomar acciones, ya.
-Esta bien, esta bien- solté otro suspiro.
-Luego te diré que quiero a cambio de mi silencio.
-Tampoco abuses- la mire con ojos retadores. –Además le puedo decir a mamá como… o mas bien quien perdió su disco de las Bangles.
-No te atreverías….
-¿Tú que crees?
La pequeña se levanto y apago la televisión, se acomodo el vestido y sonrió, una especie de sonrisa malévola.
-Estoy lista.
Llegamos al parque, Mateo parecía no estar cerca, di una mirada rápida y confirmaba mis sospechas.
-¿Puedo ir a los columpios?
-Ah… sí- dije con poco animo. –Yo me sentare aquí.
Me senté en un banco, uno desde donde pudiera ver a mi hermana. Ver tantos niños pequeños en un solo lugar le daba vida a este lugar, como si cada uno de ellos fuera una luz, cada uno era una de las muchas luces que brillaban en la ciudad. No pude evitar sonreír, ¿qué seria de mi hermana en los siguientes siete años?, no lo sabia, pero estaba muy segura de que sería muy entretenido ver ese proceso.
Saque mi celular de la bolsa del short junto a unos audífonos, busque en mi playlist y seleccione “Tennis Court” de Lorde, el día pintaba para no llover y eso esperaba.
La oscuridad lo cubrió todo, lo que al parecer eran unas manos sudorosas cubrían mi rostro.
-Que gracioso, en cuanto vea quien es le voy a romper la…- las manos desaparecieron y se aclaro todo, alguien me interrumpió.
-¿Me vas a romper mi que?- pregunto Mateo.
-Mateo…
-El mismo- se rió. Yo me sonroje. –Es bueno verte, sobre todo porque cada que te veo entras en modo de batalla.
-¿Modo de batalla?
-Sí, te pones roja cada que te hablo- eso sólo causo que me sonrojara aun más.
Mateo soltó una carcajada.
-Es broma Lola- sonrió –te ves muy linda- ahora fue él quien se sonrojo.
-¿Ahora tú estas en modo de batalla?- sonreí.
-Estoy en modo de defensa.
-Eso sonó como a un mal cover de “Heart Attack” en español.
-Entonces ¿Nunca podre hacer covers en español de canciones en inglés?- fingió decepción. –Has destruido mis sueños.
-Hola Lola- Sofía se acerc –hola Mateo, ¿Lola es tu novia?- ¡Boom!, Mateo se sonrojo de nuevo.
-Eh…- Mateo no dijo nada.
-Sofía, ¿no quieres regresar a jugar?
-Quiero mi helado.

-Muy bien, yo invito- se apresuro Mateo.

Datos personales

Mi foto
En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?