Viajar en
el auto de Danniel, me ponía nerviosa, sólo había estado ahí una vez, ¿cómo
sabia que no me llevaba para violarme?... Lola lo mismo pensaste de Mateo y
mírate sigues viva.
No
dijimos ni una sola palabra, sólo se escuchaba el trafico, el ruido del auto y
nuestras respiraciones.
Cada vez
nos alejábamos más de nuestro punto de partida, no tenia ni idea de a dónde me
podría estar llevando.
-¿Adónde
vamos?- pregunte para romper el silencio.
-Sorpresa-
dijo seco.
Justo lo
que diría un violador o un asesino en serie, posiblemente me violaría y me descuartizaría
para venderme por partes, tal vez hasta tuviera su propio nombre de asesino,
tal vez su nombre de asesino era algo como: Danny el destripador… no sonaba tan
intimidante, claro que llamar Danny a un asesino es la peor idea del mundo,
suena como la clase de tipo que te sonríe en las mañanas antes de ir al trabajo.
El auto
se detuvo, no veía ningún lugar de interés, sólo casas y ningún lugar como un
café o algo así, yo esperaba un café.
Bajo del
auto y yo desabroche el cinturón de seguridad, abrió la puerta de mi lado y yo
salí con pasos torpes, casi me tropiezo.
Danniel
me atrapo entre sus brazos, yo sentí como me sonrojaba a medida de que aspiraba
su aroma y sentía el calor emanando de él. Su olor era casi hipnótico, una
combinación de loción y café, hacia que quisiera quedarme entre sus brazos.
-Lo
siento- me aleje avergonzada.
Lo bese
dos veces, pero no podía abrazarlo sin sonrojarme.
-¿Adónde
vamos?- pregunte nuevamente.
-Sígueme,
ya veras- dijo serio.
Comenzamos
nuestra caminata, él caminaba sin encorvarse, a paso seguro, yo iba detrás de
él a paso torpe. El calor era agradable, apenas y había nubes en el cielo, lo
que muchos describirían como una tarde perfecta, para mi lo seria si supiera a
donde me estaba dirigiendo.
-Aquí
estamos- se detuvo.
Un
cementerio, genial que buenos prospectos tenia, uno me lleva a un fumadero y el
otro a un cementerio, si tenia algo de suerte conseguiría un chico que me lleve
a una morgue.
-¿Qué
hacemos aquí?- estaba nerviosa. Tal vez su plan era matarme ahí y enterrarme o
enterrarme viva, depende de que tan retorcida estuviera su mente.
Tomo mi
mano, causando que mi ritmo cardiaco aumentara, tuve la oportunidad de sentir
su suave mano, siempre había soñado con hacer algo así, nunca creí que llegaría
el día que de verdad iría de la mano de Danniel… aunque sea en un cementerio.
Comenzamos
a caminar dentro del lugar, a pesar de ser un cementerio era un lugar hermoso,
lleno de naturaleza y a pesar de esta repleto de gente muerta, estaba lleno de
cosas vivas, como ardillas y aves.
De alguna
forma podías encontrar belleza en lo que algunos podrían llamar triste.
Danniel
se detuvo y sentí como se tenso.
-Es aquí-
sonaba apagado. –Aquí encontraras la respuesta de porque falte a nuestra cita.
No sabia
a que se refería, no me explicaba como, di un pequeño vistaso a mi alrededor,
no me había dado cuenta de que estábamos frente a una lapida, alrededor de la
tumba había montones de flores, rosas, tulipanes, aves de paraíso, girasoles y
margaritas, la lapida tenía una placa dorada.
“En
memoria de Emilia Gutiérrez Gomez esposa y madre”
La madre
de Danniel, estaba ahí enterrada, aun había mas, una fecha:
“3 de
abril de 1967 – 6 de julio de 1999”
Cinco
años, Danniel tenia cinco años cuando su madre murió, sentí un escalofrió y sentí
como mi estomago se revolvió, no podía imagina la vida sin una madre, yo no
podría imaginar mi vida sin mi madre alrededor, simplemente seria distinto.
-Danniel,
lo siento- lo abrace
Por un
momento me sentía como una completa idiota, pensé lo peor de aquel chico,
mientras el estaba llenado de flores la tumba de su madre, de pronto sólo sentí
como una lagrima recorría mi mejilla izquierda.
-¿Por qué
lloras?- pregunto él mientras pasaba una mano sobre mi cabello.
-Porque
soy una insensible, deberían abandonarme en medio del bosque y que me coman los
osos.
-No es tu
culpa, no lo sabias- paso de estar serio y tenso a ser comprensivo.
-Es que
yo no puedo creer que… de verdad lo siento.
-No te
preocupes todo esta bien.
Me rodeo
con su brazos, no dijimos nada por un rato, solo sentí que todo se detenía por
un rato.
Cuando me
soltó, aun me sentía deprimida, tal vez era por el hecho de que me hizo pensar
en que seria mi vida sin mi madre.
Me tomo
de la mano de nuevo y comenzamos a caminar a la salida de aquel lugar.
-¿Cómo
era?
-¿Qué?
-Tu mamá,
¿cómo era ella?
Danniel
esbozo una sonrisa y sus ojos se cristalizaron.
-Era…
maravillosa- su sonrisa se hizo mas grande y comenzó a llorar.
-Oh
perdona, soy una idiota.
-No te
preocupes- se seco la cara y sorbió con la nariz y de nuevo sonrió. –Era la
persona más comprensiva del mundo, yo la amaba… la amo, la mejor mamá del
mundo, supongo que para todos su mamá es la mejor del mundo, creo que si tu
hijo no te dice que eres la mejor mamá del mundo, fracasaste como mamá- soltó
una risa amarga y siguió hablando: –siempre estaba leyendo o trabajando en su
jardín, siempre olía a flores, esa es la razón de porque lleno su tumba de
flores en su cumpleaños o en su aniversario luctuoso, todas las flores que
viste, son de las mismas que tenia en su jardín.
-Eso es
tan… dulce.
-Sí- su
sonrisa desapareció –cuando ella murió, sentí que una parte de mi se iba con
ella, a pesar de que solo tenia 5 años, entendía todo, desde entonces podía
afirmar que también una parte de mi padre se iba con ella… ella fue y será su
único amor- hizo una pausa. –Aun la extraña… igual que yo, aun la necesito,
creo que no importa la edad que tengas, no importa si tienes cinco o cincuenta,
siempre necesitaras a tu mamá.
Llegamos
a donde estaba el auto, el trayecto del
cementerio al auto fue silencioso.
En mi
cabeza sólo estaban dos cosas, la triste historia de Danniel y el
descubrimiento de lo poco que sé de él.
-Perdón
de nuevo.
-No pidas
perdón, no te juzgo, no lo sabias- me dedico una sonrisa.
-No
quiero sonar insensible, pero ¿qué paso, como fue que…?
-¿Cómo
murió?... un accidente, automovilístico, un tipo ebrio que también murió choco
con ella.
-Lo
lamento- comencé a llorar de nuevo.
Danniel
seco mis lagrimas y me sonrió. Arranco el auto y comenzó el trayecto de
regreso, después de todo aquel chico no era un patán, era un niño asustado que
necesitaba de su madre.
Me dejo
cerca de mi casa, donde no tendría que caminar mucho.
-Aquí
estamos- dijo él.
-Así es.
-Gracias.
-¿Por
qué?- no entendía porque me estaba agradeciendo.
-Por
haber ido conmigo… son pocas las personas con las que hablo sobre esto, y pocas
las que han estado ahí conmigo.
Me
sonroje, ¿eso significaba que era especial?
-Gracias
a ti por haberme permitido estar ahí contigo y por haberme contado todo esto- abrí
la puerta del auto y salí. –Espera- le dije antes de cerrar la puerta.
-¿Qué
paso?
-Olvide
esto- entre al auto por un momento y lo bese, un beso rápido pero cálido.
Salí del
auto y cerré con un portazo, corrí sin ver atrás, no quería ver a Danniel, no
podía creer que lo había besado, que yo le había robado un beso.