sábado, 12 de julio de 2014

Capítulo LXXI

Abrí los ojos poco a poco, hasta que se fueron adaptando a la luz.
¡Me había quedado dormida!... debería ser investigadora de casos resueltos.
Me levante, pasos lentos como si hubiera dormido una eternidad, me vi en el espejo, mi cabello era un desastre, mi blusa estaba desacomodada, la acomode de nuevo. Un fuerte sonido proveniente de mi estomago me dio a entender que tenia hambre, tome mi celular y vi las hora. ¡Las 5:45!, era tardísimo.
Tome una liga para el pelo y lo cepille un poco, solo una cola de caballo, me rocié un poco del perfume de fresa que solía usar. Agarre el bolso que deje en un rincón y guarde mi celular, no podía llegar tarde, era una cita con Danniel.
Baje corriendo las escaleras, abajo se encontraban mis padres con Sofía.
-Buenos días- dijo mi mamá. –¿No quieres comer?
-Lo siento, tengo prisa- le di un beso en la mejilla y salí de la casa.
En menos de lo que alguien pudiera decir esternocleidomastoideo, ya había salido de mi casa y ya estaba rumbo a “Esquina del cielo”, mi corazón se aceleraba un poco más, tal vez de nervios o por el hecho de que estaba casi corriendo para llegar a tiempo con Danniel.
Cinco cincuenta, justo a tiempo, me detuve en frente de la puerta del café para recuperar el aliento, había corrido desde mi casa hasta al café, de verdad que no tenia condición física.
Entre al café que me recibía con un olor agradable,  y con “Moody’s mood for love” de Amy Winehouse, nada mejor que música de Winehouse para un café, me dirigí a una mesa, lo más visible posible, donde Danniel me pudiera ver, me senté y arregle un poco mi blusa.
-Buenas tardes- dijo una de las meseras -¿Puedo tomar su orden?- preguntó la mesera que había visto ya muchas veces.
-Claro- le sonreí. –¿Me podría traer un muffin de mora azul y un capuchino en las nubes?
-¿Eso es todo?- pregunto la mesera.
Asentí con la cabeza.
-Muy bien, estará listo en un momento- sonrió, yo hice lo mismo.
Comencé a tamborilear los dedos en la mesa, di un vistazo rápido por todo el café, ni rastro de Sebastián, por ende supuse que Valeria se encuentre cerca. Me pregunte ¿qué estarían haciendo? ¿teniendo relaciones sexuales?
Sacudí la cabeza, no quería tener esa imagen en mi cabeza.
La mesera llego y dejo el muffin y el capuchino en frente de mi, tenia tanta hambre que lo debore en un abrir y cerrar de ojos.
Las seis en punto, un escalofrió me recorrió el cuerpo, los nervios me invadían, inhale y exhale, tratando de no verme nerviosa, la puerta se abrió, no era Danniel, una chica castaña entraba por la puerta… Paola, una compañera del salón, no es por nada pero si fuera una playa sería la playa más pisada del país o si fuera un coche tendría más kilómetros recorridos que las bochos juntas.
Paola se acercaba hacia mi, algo que me ponía un poco nerviosa, no quería que Danniel me viera con ella, no sabia si la conocía de alguna parte, ¿qué tal si ya piso esa playa?... tenia que dejar de pensar en eso. Iba vestida de forma provocativa, una mini falda negra, que no dejaba mucho a la imaginación y una blusa roja con catarinas pintadas, el pelo castaño suelto y unas botas.
Desde donde se encontraba agito su mano y me sonrió.
-¡Hola Lola!- grito con su chillona voz.
Se sentó en una silla frente a mi.
-Hola- conteste de una manera seca.
-¿Cómo estas?, hace tanto que no te veo- tampoco es la persona mas brillante.
-Te vi hace una semana…- contesté mientras esta se arreglaba las pestañas.
-¿En serio?- se escucho sorprendida. –Wow, sentí que fue hace una eternidad.
La mesera se acerco a ella y le ofrecio algo, ella solo pidió un té helado y siguió con su conversación:
-Y bueno ¿Qué te trae por estos rumbos, mi querida Lola?
-Ahhh… este nada- mentí. –¿Y a ti?- fingí interés.
-A mi no me engañas- me guiño el ojo derecho –esperas a alguien picarona… pero bueno, yo espero a un amigo.
Por amigo se refería a un chico con quien tener relaciones sexuales… no era mala onda, era las más pura verdad, no había chico de nuestro grupo (excepto Demian) o de tercer año que no haya pasado por ella ya, incluso chavos de preparatoria. Siempre habia creído que debería cobrar, porque la gente con talento cobra por lo que hace, el de ella definitivamente era tener sexo, no por nada dicen que tiene SDVF (Síndrome De Vagina Feliz).
-Claro… un amigo.
La mesera dejo el té enfrente de ella y se retiro. Paola dio un trago.
-No sé porque lo llaman té negro si es café.
-¿Es en serio?
-Sí, también me preguntaba quien era Hannah Montana, hasta ese episodio que se quito la peluca me di cuenta de que era Miley, nunca lo hubiera imaginado.
-Bromeas, ¿Verdad?
-¡NO!- casi gritando.
La chica siguió parloteando, aunque no le prestaba mucha atención, lo que decia no podía ser lo más profundo o más coherente, a pesar de eso me agradaba, a diferencia de las bochos, Paola era agradable y simpática, a pesar de estar vacía y creer que ese vacío se llenaría con sexo. Aunque debía admitir que habia algo que le admiraba, era una persona que no se perturba ante nada, podía seguir estando en su centro, algo que de verdad le aplaudía, nada le afectaba, siempre estaba de buen humor, nada podía romper su burbuja… a diferencia de su himen.
-… por eso creo que es mejor para las pestañas ¿no lo crees?
-Ehh… sí, claro de acuerdo- no sabia de que estaba hablando, pero a diferencia de los demás, no parecía haberse dado cuenta.
La puerta nuevamente se abrió, ahí estaba Danniel, tan él como siempre, con sólo verlo, mi vello se erizaba y mi ritmo cardiaco aumentaba.
-Por Dios… ¿ya viste a ese chico?
-Claro… por supuesto que lo vi- la pobre ni siquiera imaginaba cuanto.
En cuanto me vio, me sonrió y me saludo, tranquilamente se acerco a nuestra mesa.
-Oh Dios mío, se esta acercando a nuestra mesa.
-Hola Lola- el chico sonrió nuevamente -¿Cómo estas?
-Muy bien, ¿y tu?
-Bien- sonrió, mirándome con sus hermoso ojos azules.
Paola hizo un ruido, al parecer fingió toser.
-Lola ¿no me vas a presentar a tu amigo?- Paola guiño un ojo.
-Claro…-ese guiño me puso incomoda, mas porque era para Danniel. –Danniel ella es Paola, Paola el es Danniel.
-Mucho gusto- Danniel sonó educado.
-El gusto es mío- contesto Paola.
La puerta se abrió una vez más, esta vez era un chico, al cual no conocía, sin embargo había visto varias veces en la escuela. Llevaba una chaqueta negra, era alto y delgado, no muy guapo.
-Bueno, fue un gusto Danniel, Lola me tengo que ir- le dio un beso en la mejilla y me dio otro a mi. –¡Ciao!
Se fue con el chico que acababa de ingresar al café, no sin antes darme la mano. Me guiño un ojo y se fue.
Abrí la mano y había un condón junto con una pastilla, al parecer anticonceptiva.
-¿Con que clase de gente te juntas?- pregunto Danniel con desconcierto, después de ver aquella escena.

-No tienes ni idea- solté una carcajada.

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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?