sábado, 26 de abril de 2014

Capítulo LXV

-¿Pasa algo?- preguntó mi padre al notar que me quedaba callada –te encanta esa canción, ¿por qué paras?, ¿dice algo malo el mensaje?
Mejor dicho los mensajes.
-Ah…- balbuceé –solo son promociones- disimule una sonrisa.
-¿Y por qué dejas de cantar?
-Yo… sólo olvide la letra…- hice un ademan con las manos. –Tú sabes, tiene mucho que no escucho la canción.
Genial, vaya, me sentía como protagonista de telenovela barata, una donde la protagonista tiene dos pretendientes, resulta que sus padres no son sus padres y es hija de una familia súper ultra mega millonaria…
-Papá, ¿soy adoptada?
-¿Qué?
-Sí, tú sabes, ¿en el hospital no me regalaron con ustedes o no me recogieron de un orfanato?
-Lola, que preguntas son esas, claro que eres nuestra hija, tenemos video del parto para demostrarlo
-Ohh- demonios.
-¿Por qué?
-Curiosidad.
La decepción se apodero de mi, solo un poco, no era algo que no pudiera superar.
Después de estar atorada media hora en el trafico, llegamos a casa, mamá no estaba, había llevado a Sofía a un cumpleaños, a veces consideraba que incluso mi hermana tenia más vida social y amigos que yo.
Subí corriendo a mi habitación, no escuche ni siquiera lo que dijo mi papá al llegar, me aventé a la cama, mi cabeza era un lío, tome mi celular solo había una respuesta para todo esto, Valeria.
Llame a Valeria, después de que sonara un rato, y me mandara al buzón de voz… 6 veces, me rendí, ¿qué podría estar haciendo Valeria?
Plan b, llamar a Demian, me senté al borde de la cama y seleccione su contacto, llame… 3 veces. ¿¡Qué pasa con todos?!
Me tire de espaldas a la cama, pase mis manos sobre la cama, arrugando las sabanas y cerré los ojos, quería gritar, estaba sola con algo así, me reincorpore, arregle mi pelo y solté un suspiro, tome de nuevo el celular y realice una llamada más.
-¿Hola?- dijo un voz extrañada al otro lado del teléfono.
-Hola- estaba nerviosa. –Calla y escucha. Recibí dos mensajes hace aproximadamente media hora, uno es del chico que me gusta desde hace mucho tiempo pero que me dejo plantada, el otro, es el chico más lindo que he conocido, pero aun me gusta el otro-. Hice una pausa para recuperar el aliento. –¿Y bien, que hago?
-¿Por qué me llamas a mi?
-Porque ni Demian, ni tu novia contestan, tú eres mi ultima opción.
-Ok…- hubo silencio en la línea. Tal vez estuviera pensando que soy desquiciada o una psicópata o ambas, yo lo haría. –¿Qué dicen los mensajes?
Gracias a Dios no colgó, no estaba tan mal… creo.
-El de Mateo es una invitación para salir mañana, veras hubo un perca…
-Sí, lo sé, Vale me platico- chismosa –pero ¿Cuál es el problema?
-Que Danniel también me quiere ver… quiere hablar.
-¿En serio quieres mi consejo?
-Sí, por eso te estaba llamando.
-Primero llamaste a mi primo y a mi novia, no sé si de verdad te interese mi opinión.
-De hecho primero fue a tu novia y luego a tu primo…- demonios. –El caso es que eres de mi confianza, no te estaría llamando si no fuera una emergencia de verdad.
-Bueno- suspiró. –Si de verdad quieres mi opinión, yo me quedaría con Mateo, hasta ahora ha sido atento, te beso en sus cinco sentidos y te invito a salir.
-Creo que tienes razón.
-No lo creas, la tengo.
Que modesto.
-Gracias, por escucharme.
-De nada para eso están los amigos- la llamada termino y solté un suspiro.
¿Amigos?, nunca había escuchado a Sebastián, decir que éramos amigos, era raro, considerando que desde los siete no tengo más amigos que Demian y Valeria, las personas que considere amigos hace un año me traicionaron.

Cerré los ojos, suspire una vez más, me arregle el pelo y me decidí, conteste ambos mensajes esperando hacer lo mejor.

sábado, 19 de abril de 2014

Capítulo LXIV

-Vetadas… de mi tienda de zapatos favorita- Valeria soltó un suspiro.
-Vamos Vale, hay miles de tiendas de zapatos- intente hacerla sentirse mejor. –Además no todo esta tan mal, la bocho aprendió su lección.
-Sí, y tú también- puso su mano sobre un rasguño en mi brazo.
-¡Ay!, duele.
Soltó otro suspiro.
-Por lo menos pude comprar estos antes de que nos echaran de por vida- dijo sacando tres pares de zapatos. –Y por lo menos me llevare la satisfacción de que la bocho mayor termino igual o peor que tú, Lolita.
-No sé si tomar eso como insulto o como un halago.
-Oye ¿crees que sea pecado tener relaciones con Sebas, un día antes de mi retiro?
-¿Es en serio?- la mire esperando respuesta.
-Sí, yo no bromeo con estas cosas- sonó seria.
-Tener relaciones fuera de matrimonio, es pecado.
-Gracias a Dios, buscare la redención- se persigno. –Me angustia irme hasta el domingo, ¿qué harás sin mi?
-Estaré perdida- dije, llena de sarcasmo. –Son solo cuatro días, ¿qué puede pasar?
-En menos de una semana te desmayaste, besaste a Danniel, te planto, saliste con Mateo, lo besaste, te pele…
-Ya, ya, para, entendí tu punto- vaya que lo había hecho, todo eso pasó en menos de una semana. Aunque estaba emocionada y nerviosa de saber que seria del resto del verano.
Valeria soltó un suspiro y se levanto, me tomo del brazo y continuamos con nuestras compras. No pasaron más de dos horas cuando terminamos, Sebastián paso por ella y yo me quede esperando a mi papá, cuando por fin llego comenzó a llover.
-Hola- entre al auto y me dio un beso en la mejilla –¿qué tal las compras?
-Relajantes- le sonreí.
El interior estaba cálido, acomode las únicas tres bolsas que llevaba, no había comprado mucho… bueno no tanto.
-¿Qué tal el trabajo?
-Estresante, me alegra saber que mi hija despilfarra el dinero que me cuesta ganar- se río.
-¡Ash!- fingí estar molesta. –Has perdido mi amistad.
Mi papá enarco una ceja y soltó otra ricita.
-¿Qué paso con Vale?
-Su novio paso por ella- hice una pausa –sabes ira a un retiro religioso.
-¿¡Valeria!?- abrió mucho los ojos.
-Yo reaccione igual.
-Entonces ¿qué harás mientras ella este en el retiro?
-Ver realities de modelos, de gente que quiere bajar de peso, engordar, tal vez vea a Demian, tú sabes, lo normal.
-Que bueno que tengo una hija productiva.
-Ya sé, tu vida y la de mi mamá estarían vacías sin mi.

A pesar de la corta distancia de la casa y el centro comercial, el trafico convertía un corto trayecto en uno que puede llegar a ser eterno. Mi papá encendió la radio, un locutor treintañero, intentando hablar como joven, hablaba de artistas del momento, de un chisme y de otro, hasta que comenzó la música, una canción vieja, pero la verdad me encantaba, me traía recuerdos de cuando era más pequeña, era “Hot” de Avril Lavigne. Comencé a cantar y sonreír, cuando mi teléfono interrumpió, no con uno, si no, dos mensajes.

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sábado, 12 de abril de 2014

Capítulo LXIII

Cuando Valeria me alcanzo, nos decidimos por empezar con la tienda de zapatos, el asunto de gastar dinero me empezaba a gustar. Teníamos suerte la tienda tenia ofertas y no había mucha gente.
Entramos a una tienda con paredes decoradas y comenzamos a husmear. No era una fanática de los zapatos altos, pero vi unos que me encantaron. (Al diablo lo que pensaba, ya había traicionado mucho a mi moral, ¿por qué no otra vez?)
-… se te verían bien bonis, unos en moradis o azulis- una voz muy familiar demasiado cerca.
Eran las bochos, nadie podía hablar más “ridiculis”.
-No puede ser- susurro Valeria, que se encontraba al lado de mí.
-Millones de años de evolución para llegar al moradis- solté un suspiro. –Sólo ignóralas.
Pero eso obviamente fue imposible.
-Miren quien esta aquí- comenzó Laura, ahora con un rojo (menstruación) intenso, al igual que su sequito –la zorrita y la solterona.
-Ha hablado la monja- solté. –¿Qué les paso en la cabeza? ¿Al fin comenzaron a pensar y su cerebro comenzó a menstruar por el esfuerzo?
-Tal vez se esforzaron mucho pensando donde estaba la veterinaria- agrego Valeria.
-¿Por qué? ¿te sientes mal?- pregunto Marla, de las bochos la menos virgen (Claro después de Laura).
-Claro, cada que las veo- conteste.
-O más bien cuando las medio vemos, tu sabes, sus frentes ocupan casi todo el espacio visual- comento, Valeria y comenzamos a reír.
-Son unas…- Laura dio un paso al frente.
-¿Unas que?- Valeria dio un paso al frente también.
-Unas taradas.
-Lo dice la que dice “bonis”.
-Ahora si…- parecía que iban a empezar a pelear.
Me puse en medio y evite que comenzaran los golpes.
-Pueden tranquilizarse, estamos en público.
-Sí, la ñoña tiene razón- soltó Vanessa, que al fin había dicho algo inteligente. –Sigamos con las compris.
-Esta bien- Laura se alejo y se arreglo el pelo –vamos.
Valeria soltó un suspiro, las bochos siguieron dando vueltas por la tienda.
Encontré unas sandalias increíbles y me apresure a tomarlas, sin embargo, también había otras manos sobre ellas, era Laura.
-Suéltalas babosa- me dijo.
-Estas tontis- dije en forma burlona –además yo los tome primero.
-¿Y?- levanto una ceja y soltó una risita burlona –se verían mejor en mi.
-Claro, ¿sabes qué se te vería aun mejor?, un cerebro nuevo.
-¡Suéltalos!
-No seria lo primero que me quitas.
-Beto me quiere más a mi.
-Quédatelo, es más te lo doy con las vacunas.
Laura me dio un empujón, al cual respondí con uno más fuerte, que la hizo caer.
-Eres una…- y se abalanzo a mi pelo.

Después de zafarme, le di una bofetada. Así es Lola, se descontrolaba una vez más, y cuando menos me di cuenta, estábamos tiradas en el suelo peleando como animales.

sábado, 5 de abril de 2014

Capítulo LXII

Después de tomar una ducha y pedir dinero, como Valeria me lo ordeno me dirigí al centro comercial, aunque no veía como eso podría ayudar con mi problema. El centro comercial no estaba muy lejos, mi papá gustosamente me llevo. Al salir del auto, Valeria me esperaba fuera del lugar, unas sandalias y un vestido rosa que le llegaba poco más arriba de las rodillas
-Aquí viene Lola la reina de corazones.
-¿La reina de corazones?
-Ya sé, sonaba mejor en mi cabeza- me dio un beso en cada mejilla.
-¿Qué hacemos aquí?- sabia que íbamos a mal gastar el dinero de nuestros padres, pero aun no comprendía el porqué.
-Gastar dinero- era como leer su mente.
-Eso ya lo sé- conteste y me lleve la mano a la cara –pero cual es la razón.
-Fácil- apresuro su paso. –¿Nunca has escuchado eso de que las compras y el helado son lo mejor para un corazón roto?
-Eso te lo acabas de inventar tú- conteste. –Además, yo no tengo el corazón roto.
-¡Shhh!- me calló. –Sí, si tienes el corazón roto- me abrazo a la fuerza, rodeando mi cuello con sus brazos.
-No, no lo tengo…- la respiración se me iba, mientras Valeria me acariciaba la cabeza. –Suéltame- la aleje –no me dejas respirar.
-¡Ay! No aguantas nada- se hizo la ofendida –necesito un respiro antes de que me encarcelen y un pretexto para salir de compras.
-¿Antes de que te encarcelen?- pregunte extrañada.
-Mis padres me quieren enviar a un retiro religioso.
-¡Cristo redentor!- no lo creía Valeria en un retiro, eso si es extraño.
-Lo mismo dije yo.
-¿Cuando es?
-Pasado mañana, por eso te tengo que aprovechar a ti y a Sebastián- soltó un suspiro –y regreso hasta el domingo.
Caminamos hasta el local de la tienda de helados, no había mucha gente, tal vez era un efecto de las vacaciones, por lo general este tipo de lugares esta abarrotado de gente.
Había gran variedad de sabores, Valeria pidió helado de mora azul con chocolate y yo pedí de chocolate con gomitas de oso encima.
Encontramos un buen lugar y nos sentamos.
-¿Qué se supone que harás en ese lugar hasta el domingo?
-Ya sabes, fingir arrepentimiento, compartir dormitorio con dobles moralistas, cantar canciones ñoñas y darme algunos latigazos en la espalda, tú sabes lo típico.
-Suena tan divertido…- dije con sarcasmo –no sé porque no reserve una suite.
-Ya sé- dijo con una sonrisa muy fingida y poco natural. Se llevo una cucharada de helado a la boca –¿Por qué no vas tú en mi lugar?
-Porque yo no soy una demonia pecaminosa- me lleve una cucharada a la boca y le sonreí de la misma forma en la que ella lo hizo antes.
-Ha hablado, la que beso a dos chicos en menos de una semana.
-¡Cállate!- le arroje una servilleta hecha bola. –Por lo menos aun tengo himen.
-Porque Danniel no sabe que existes.
-Eso es todo, me voy- me levante y me fui ofendida, salí del lugar y camine. Finalmente me di la vuelta, recordé que había olvidado el helado. Regrese por el helado y me fui nuevamente ofendida.
-Hey Lola- Valeria corría detrás de mi. –Regresa.
Me detuve, Valeria finalmente me alcanzo.
-Perdón, se me fue la mano, por favor no te enojes conmigo.
-No estoy enojada… solo quería helado gratis- sonreí de forma burlona.
-Eres una maldita.
Le quite su helado y salí corriendo, comencé a reír como loca.
-Regresa aquí Lola, eres una hija de la…

Seguí corriendo perseguida por Valeria, tenia razón, tenia que aprovecharla mientras hubiera tiempo.

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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?