sábado, 29 de junio de 2013

Capitulo XXVI

Observaba la lluvia caer sobre mi ventana, en cierto momento llegue a creer que hoy no llovería, aun no podía creer que unos momentos antes había estado hablando con Danniel, fue un momento único casi perfecto, excepto por el hecho de que no pude hacer o decir nada. Inmediatamente al llegar a mi casa le envié un mensaje a Lola, claro que no le relate la historia, solo mencione una plática urgente, me respondió que habláramos por skype, pasaba el tiempo, yo llevaba un rato conectada y no había rastros de ella, seguramente estaría hablando con su novio. Lo que me hizo pensar en la conversación que tuve con Valeria esa misma tarde, seguía sin creer que ya pensaba en perder su virginidad, me mareaba el hecho de que éramos muy jóvenes para pensar en sexo.
Quería distraerme de eso, tome el celular de Danniel e intente desbloquearlo, sin éxito claro me pedía “introducir el código” cosa que hice aproximadamente 10 veces, no es que quisiera revisar las cosas de Danniel, simplemente quería pasar el tiempo, aunque claro sentía un poco de curiosidad por el contenido del aparato.
No resistí mucho, conecte mis audífonos y presione 2 veces el botón de inicio para activar el reproductor de música, quería saber su gustos, ya que tengo un pretexto para volverlo a ver, no quiero desperdiciar más tiempo. Presione play y empezó a sonar “The scientist” de Coldplay, estaba a la mitad, al parecer escuchaba la canción cuando chocamos y derramo mi café. La canción me gustaba desde hace un tiempo siempre la llevo en mi celular. En mi mente pasaban miles de escenas de posibles con Danniel mientras de fondo se encontraba esa canción. La canción terminaba y yo me recostaba en la cama, la siguiente en sonar era “Pumped up kicks” de Foster the people, no era muy fan pero me gustaba, la música se vio interrumpida por una llamada entrante, “Tati” apareció en la pantalla, era más que obvio que se trataba de Tatiana, la presunta novia de Danniel, seguramente se iba a ver con ella, y ante eso yo no tenía oportunidad, finalmente dejo de sonar, pero no sería la última vez que lo haría, insistió 3 veces más, hasta que finalmente se rindió, creo que Tatiana, no era tan inteligente, no creo que nadie sea tan estúpido o ingenuo para contestar un celular que robo… claro que yo no me lo robe lo recogí y lo estoy guardando, para después entregárselo  a su dueño.
Después de un rato, deje de examinar su lista de reproducción y le quite los audífonos, y guarde el celular en mi buro. Me canse de esperar a Valeria y cuando me dispuse a apagar la laptop, apareció un mensaje “Valeria está conectado/a”, e inmediatamente apareció en la pantalla Valeria te está llamando, di clic en la opción “aceptar con video”.
-¡Hola!- grito Valeria, que ahora llevaba el pelo recogido en una coleta.
-Hola- conteste mientras me acomodaba, poniendo una almohada sobre mi regazo y sobre ella la laptop.
-Perdón por la demora pero estaba hablando con Sebas- dijo ella, casi suspirando y sonriendo.
-Ya me lo imaginaba- murmure, casi fue inaudible.
-¿Qué dices?
-Nada, olvídalo- moví las manos hacia los lados.
-Muy bien- contesto, sonriendo -¿Qué es eso tan importante que tenias que decirme?
-Espera- dije, quite la laptop de mi regazo y me levante de la cama, abrí el cajón del buro que estaba al lado de mi cama, saque el celular de Danniel, y regrese a la cama. –Mira- dije, mientras le mostraba el aparato a Valeria.
-¡Cristo redentor!- contesto Valeria –por favor, dime que no te dedicas a robar celulares, pero si lo haces quiero la mitad de las ganancias por incubrirte.
-¡No seas tonta!- le conteste –en primera, se dice encubrirte no “incubrirte”, el tinte rubio de esas mechas, te está dejando más tonta- puse mi mano en la cara y moví la cabeza de un lado a otro. –Y en segunda, no me lo robe es de Danniel.
-¡Cristo redentor!- grito, escandalizada –Lola, está bien que te guste, pero esto ya está mal, ¿Qué sigue robarte sus calzones?, necesitas una intervención.
-Rubias…- murmure –no entiendes, nada ¡estuve con Danniel!
-¿Qué?- grito con incredulidad, si seguía escuchándola gritar, pronto necesitaría un aparato auditivo. –Quien creería, que la santa Lola que hace unas horas me estaba dando un sermón sobre la virginidad y todas esas cosas, ya tuvo su encuentro con Danniel, y ¿qué tal estuvo?, ¿lo hace bien?, quiero saberlo todo.
-Ay Vale, eres una bruta- dije, perdiendo la paciencia –no me he acostado con nadie y no planeo hacerlo en un rato, tengo el celular de Danniel, porque se le cayó en el café y lo recogí, estuve con él después de que se fueron me lo tope y me invito al café.
-¡Oh por Dios!- grito, al parecer ignoro qué le dije bruta –cuéntamelo todo y cuando digo todo, me refiero a ¡todo!
Hablamos de mi desventura con Danniel, y de cómo eso paso a ser una de las mejores y de las peores tardes de mi vida, relatando desde cómo se derramo mi café hasta como me quede con su celular.
-¡Dios mío Lola!- comenzó Valeria –ponte las pilas, así nunca te vas a casar.
-No seas exagerada- conteste –pero en algo tienes razón, tengo una oportunidad y no pienso desaprovecharla.
-¿Qué harás?- pregunto.
-Mañana te cuento-  bostece dando a entender que moría de sueño. –Vale nos vemos mañana estoy agotada.
-Si fuera tu, también lo estaría- contesto –hasta mañana Lola, descansa.
Colgó y yo apague la laptop después de eso, la guarde en su lugar de siempre y me puse el pijama. No me sacaba de la cabeza a Danniel y en como por fin sabía que existía, que existía una Lola Ferro del Valle.
En la cama tome mi celular y entre a Facebook y comencé a escribir un mensaje, un mensaje para Danniel. “Hola Danniel, ¿te acuerdas de mí? La chica a la que le pagaste el café, apuesto a que sí, bueno te preguntaras porque te mando el mensaje, encontré tu celular se te callo en el café, no te preocupes está en buenas manos, tu solo dime cuando y te lo devuelvo” era lo que decía el mensaje al final añadí una sonrisa.

Salí de Facebook, no sin antes aceptar la solicitud de amistad de Sebastián.

sábado, 22 de junio de 2013

Capitulo XXV

-Bueno, por lo menos ya no soy imbécil- Danniel extendió una mano, para ayudarme a recuperar la postura, mano que acepte era tan suave, creo que tomarlo de la mano era uno de mis sueños más grandes, pero claro preferiría que hubiera sido en otra situación.
-Discúlpame, una vez más- dije, por fin de pie –soy una tonta, no me fije iba absorta en mis pensamientos ¿no te ensucie?
-Descuida- me dedico una sonrisa, una vez más una sonrisa perfecta –tenemos que dejarnos de encontrar así. Además en parte yo tengo parte de la culpa, estaba muy concentrado en la música- hubo un silencio algo incomodo, pero en mi interior no quería que este momento acabara, momento en el que estaba hablando con Danniel. –bueno… déjame comprarte otro café, es lo mínimo que puedo hacer, por el vaso me puedo dar cuenta de que lo compraste en “Esquina del cielo”.
-No, no como crees- me sonroje.
-Vamos, no acepto un no como respuesta- insistió.
Al parecer no tenía muchas alternativas, sus ojos azules, sus intensos ojos azules me hipnotizaban.
-Está bien, acepto, al ver que no tengo ninguna otra alternativa.
Él rió, caminábamos hasta el café el silencio de hace unos instantes había regresado, no hicimos mucho contacto visual, fue por así decirlo incomodo.
-Y bien, ¿Cómo te llamas?- comenzó, su voz sonaba muy relajada- digo, me gustaría saber a quién le voy a pagar su café- termino con una sonrisa.
El corazón me latía rápidamente, me sentía como en un sueño, pero no era un sueño, era una realidad, una realidad que esperaba desde hace mucho una posible señal del destino, una que no iba a desperdiciar.
-Lola- conteste.
-Uh Dolores es un bonito nombre.
-Te equivocas- reí –no soy Dolores, Lola, solo Lola.
-Oh ok- dijo, como si estuviera asintiendo con la cabeza. –Igual es un nombre bonito. Yo me llamo Danniel con doble n.
-Lo sé- en ese momento pensé que fue un error mencionar eso –digo, te tengo agregado en Facebook, hace algunos días subí una foto y tu le diste “me gusta”- agregue para no parecer una maniática.
-Oh claro- dijo, con una gran sonrisa y abriendo mucho los ojos –tu subiste la foto de la luna, ya te recordé.
No dije nada, seguimos caminando hasta llegar al café, el cual había visitado ese mismo día, unos momentos antes.
Entramos, al café, yo sentía que en cualquier momento me iba a paralizar, el olor a café me abrazaba, Danniel señalo una mesa, entendiendo el mensaje me fui a sentar con él, la música sonaba como siempre, era una canción que no podía distinguir a pesar de que salió hace poco, una mesera bajita, morena y con lentes se nos acerco.
-Hola- comenzó la mesera, arreglándose sus lentes y sacando una pluma de su delantal –bienvenidos al café esquina del cielo, puedo tomar su orden.
-Hola- contesto Danniel, mientras cubría sus manos con las mangas de su suéter, un suéter azul marino –yo quiero un capuchino en las nubes, grande, para llevar por favor.
-¿Y usted señorita?
Estaba en un dilema, no sabía si pedir un expreso grande o chico, si pedía el grande podría pensar que era una abusadora, pero si pedía el chico, pensaría que era una desagradecida. Eso es, pediría un café mediano, no me veré como una desagradecida.
-Hey Lola ¿estás ahí?- dijo Danniel moviendo la mano derecha de un lado a otro.
-Perdón- me sonroje –me quede pensando. Yo quiero un expreso mediano para llevar.
-Ok, en un momento se los traigo- dijo la amable mesera.
La canción terminaba y ahora sonaba “Call me maybe” de Carly Rae Jepsen, me pareció una extraña coincidencia y comencé a creer que era una señal del destino. Quería decir algo pero me sentía paralizada, no podía articular palabras, el sacaba su celular y al parecer enviaba mensajes de texto, yo me encontraba inmersa en un mundo de pensamientos mientras jugaba con la servilleta.
Tenía que decidirme, siempre había soñado con este momento, un momento solo de Danniel y mío pero por alguna razón no podía articular ninguna palabra, tenía que decidirme pronto, ya que no duraría para siempre.
Estaba decidida tenía que hablarle, tenía que por lo menos ser su amiga… era tarde su celular sonaba.
-Disculpa- se levanto y contesto la llamada.
Bien Lola, perdiste tu oportunidad, claro no es que tuviera mucha, yo solo soy Lola y el es Danniel. Al parecer era algo importante ya que se miraba impaciente mientras daba vueltas.
La mesera llego, puso el capuchino de Danniel en la mesa y me café a lado. Él colgó se dirigió a la mesa y saco un billete de 50 sobre la mesa.
-Lo siento- dijo –tengo que irme, fue un placer, nos vemos.

Y así salió casi corriendo del café, pero sin siquiera darse cuenta de que su celular había caído de su bolsillo.

sábado, 15 de junio de 2013

Capítulo XXIV

-Bien, comienza con el interrogatorio- Valeria, tomaba con el dedo un poco de crema de un cupcake, para después llevárselo a la boca.
-¿Comenzar con qué?- pregunte, haciéndome la ingenua, mientras jugaba con la cuchara de mi capuchino.
-Vamos- Valeria hizo un gesto y comenzó a jugar con el papel del cupcake –no te hagas la tonta conmigo sabes a lo que me refiero.
-Señoritas- interrumpió Demian – ¿podemos empezar a estudiar que es a lo que vinimos, y después pueden hablar de chicos?- termino, dando un sorbo a su frappe.
-Mira Demian- empezó Valeria -¿podrías hacer otra cosa en lugar de molestarnos?
-Si no fueras la novia de mi primo, te contestaría como debería- se levanto de su silla –daré una vuelta, cuando se sientan listas para estudiar me mandan un mensaje.
-Sí hombre- contesto Valeria.
Demian salió del café, no sin antes hablar un poco con su primo, este nos miro Valeria le lanzo un beso y yo solo sonreí y salude con la mano.
-Bueno ahora sí, cuéntamelo todo- dije muy curiosa –desde el principio y sin perder ningún detalle.
-Bueno pues lo conocí, en la casa de Demian…
-Eso ya lo sé- interrumpí –Demian me conto.
-Ese chismoso- dijo Valeria, tapándose la cara y haciendo una expresión como de decepción, obviamente con sobreactuación como es típico en ella. –A estos niños de ahora ya no se les puede confiar nada, porque van a contarle a todo mundo.
-Vale, no se lo contaste él estuvo allí.
-Oh, cierto- chasqueo los dedos. –Entonces, ya que sabes eso, ¿vas a preguntar otra cosa? ¿O podemos seguir con nuestras vidas?
-De ninguna forma- moví el dedo índice de un lado a otro, mientras daba un sorbo a mi capuchino. –Cuéntame todo de cómo te invito a salir, como fue su primer cita, quiero saber todo, ¡todo dije!
-Bueno- dijo una voz a mis espaldas, era Sebastián –yo puedo ayudar con esa historia.
-¿Tú no deberías estar trabajando?- le pregunto Valeria.
-No, ya no- contestó este, se sentó a un lado de Valeria y le dio un beso en la mejilla. De cierta forma ver eso me hacía sentir celosa, ya que yo no tenía a nadie y por nadie, me refería a que Danniel no me hacia ningún caso. –Ha terminado mi turno, así que yo estoy aquí para contar la historia con Vale, y aparte porque Demian me pidió un aventón cuando ustedes terminaran.
-Ok, los escucho- dije.
-Yo primero- dijo Sebastián, levantando la mano como si estuviera en clase. –Conocí a Vale, hace alg…
-Esa parte ya la sabe- interrumpió Valeria –Demian se lo conto, pasa a la parte en la que te sentiste flechado por mis encantos- termino, pasando sus manos por su cuerpo de una forma un tanto provocadora.
-Que sencilla- dije, sarcásticamente.
-Pero así me quiere- le planto un muy profundo beso a Sebastián, que de verdad me hacía sentir incomoda. Tosí, fue tos falsa para remarcar que me sentía incomoda y hacérselos notar.
-Oh disculpa- dijo Valeria -¿en que estábamos?... oh cierto en la historia, ¿chinitos, puedes empezar corazón?
¿Chinitos? ¿De verdad?, sé que los apodos cariñosos son comunes, pero ese, Dios, sobrepasaba un límite. “Chinitos” y Valeria se estuvieron mirando y murmurando cosas, mientras yo solo jugaba con una cuchara, creía que con tan solo seguir viéndolos podría entrar en coma diabético.
-Ah, sí- comenzó Sebastián. –El primer día que conocí a mi gatita…- ok, podía aguantar chinitos pero ¿gatita?, la situación era incomoda y me hacía sentir patética por hacer el mal tercio –supe que estaba enamorado, enamorado a primera vista, la conocí y supe que era perfecta- se miraron a los ojos fijamente, ambos continuaron con el relato, finalmente terminaron la historia de su amor y Valeria dijo:
-Amor ¿puedes ir a buscar a Demian?- le pregunto a Sebastián. –Es que en serio me gustaría empezar a estudiar deberás quiero pasar ese examen.
-¿Quién eres tú, y que le hiciste a Valeria- pregunte -¿Desde cuándo tan estudiosa?
-Ay, con el inicio de mi relación, tuve una Estefania y supe que debía cambiar mi vida- contesto Valeria.
-Amor creo que quisiste decir “epifanía”- agrego Sebastián, seguido de un beso a Valeria en los labios, se levanto en busca de su primo. Finalmente salió, yo abrí mi Facebook, mientras  Valeria jugaba con una servilleta, una vez dentro de la aplicación acepte a Sebastián en mis amigos, estuve observando las novedades y no había nada nuevo por parte de Danniel.
-Al fin se fue- dijo Valeria, como si estuviera aliviada.
-Lo bueno que es tu novio…- conteste.
-¡Ash!- se quejo- a lo que me refiero es que te tengo que contar algo que no te podía decir enfrente de él.
-¿Y eso es?
-Que creo que él es el indicado- dijo, murmurando y sonrojándose.
-¿El indicado?- murmure, siguiéndole el juego, estaba confundida -¿para qué?
-Ay Lola, contigo no se puede- puso su mano en la cara y movió la cabeza de un lado a otro –eres muy ingenua corazón. ¡Para mi primera vez, Lolo!
-Oh- conteste asombrada – ¡no me digas Lolo!- agregue con indignación. -¿y cómo sabes que es el indicado?
-Es que es tan maravilloso, es lo que siempre he querido, en serio me gustaría perder mi virginidad con él, como yo sé tú lo harías con Danniel, ¿o me equivoco?
-No, bueno si, ay no sé- contesté mientras jugueteaba con mi celular. Nunca me había puesto a pensar en eso, no sabia qué pasaría al momento. –Pero mírate, míranos, tenemos 14 años, ¿no crees que somos muy jóvenes como para pensar con quien perder nuestra virginidad?
-Ay Lola, tienes mucho que aprender- dijo, dio el ultimo mordisco a su cupcake y se arreglo el pelo –shhh ya no hablemos de eso, ya llegaron.
En cuanto ellos entraron, se dirigieron hacia nosotras, empezamos a estudiar el tiempo se fue volando, pasamos más de una hora estudiando, riendo y bromeando, al parecer, no todo era tan malo como creí que llegaría a ser. Pronto se fueron, los padres de Valeria fueron por ella y Sebastián llevo a Demian a casa. No llovía así que fui caminando a casa, claro no sin antes pedir un café expreso para llevar.
Atravesaba el parque, no quería llegar muy rápido a casa, apenas oscurecía y quería pensar, Valeria revolvió mi mente, no podía imaginar que mi mejor amiga un año antes tenia una obsesión con Selena Gomez, ya pensara en tener relaciones sexuales.
De pronto algo, o alguien choco conmigo causando que mi café callera de mi mano derramándose en el suelo y que yo callera casi al mismo tiempo.

-Fíjate pedazo de animal- grité, miré hacia arriba y me di cuenta de que eso era una especie de déjà vu.

sábado, 8 de junio de 2013

Capitulo XXIII

Estaba sonrojada, de eso me podía dar cuenta, sentía la cara caliente, deseando desaparecer. En ese momento, me vendrían bien unos zapatos rojos.
-Señor Rodríguez- soné un poco alarmada –disculpe no fue mi intención quedarme dormida- me levante lo más rápido que pude.
-Yo creí que estaba cómoda- soltó él, con un tono sarcástico.
Reí, no sabía si era una risa nerviosa o si intentaba, reírme del chiste del señor Rodríguez para que mi castigo no fuera peor de lo que creía que iba a ser.
-En serio, disculpe no quería que esto sucedería, estoy tomando medicamento y…
-No se preocupe señorita ferro- el señor Rodríguez parecía relajado, más de lo que yo esperaba para esta situación. –Sé lo que es ser adolescente y tener castigos aburridos, a mí me castigaban todo el tiempo, ¿por qué no se va a su casa?, digo ya son las 3.
-Gracias señor Rodríguez- tome mi mochila. –Nos vemos mañana.
-De nada señorita Ferro, y recuerde estudiar mañana tiene examen de mi materia- dijo, mientras yo me alejaba.
Salí de la biblioteca, mire mi celular y efectivamente eran un poco más de las de las tres. Desbloquee el teléfono sin siquiera haber visto el teclado, entre a contactos y llame a mi papá.
No tardo en llegar a la escuela, lo salude con un beso y subí al auto con él.
-Y bien ¿Cómo te fue hoy?- pregunto, sin perder la vista del camino.
-Bien- conteste –el examen, resulto mejor de lo que esperaba, solo que hoy hubo un inconveniente.
-¿A si?, ¿Cuál?
-Las pastillas, no recordé como tomarlas y me quede dormida en el cas… en la biblioteca, ayudando en lo que te había platicado.
-Te dijimos una pastilla del frasco verde y 2 del frasco azul, si tomas 2 del frasco verde te quedaras dormida- sonaba muy serio.
Llegamos a casa, mi hermana y mi mamá nos esperaban para comer, yo me fui a cambiar de ropa, pase del uniforme escolar a un pantalón rojo y una blusa verde rosa acompañados de unos coverse rojos. Baje a comer, la comida fue monótona, lo mismo de siempre, solo que hoy había una variante, hablábamos de cómo me había ido en el examen, el cual no fue tan terrible como llegue a creer que seria. Ese día me tocaba a mí, lavar los platos, por lo cual terminando de hacerlo subí a mi habitación, vi mi celular y observe que tenía un mensaje, era Demian: “¿Estudiamos más tarde?”
“Claro, bueno depende ¿ira Valeria?” respondí.
El teléfono no tardo en sonar nuevamente. “No, ya sé que están peleadas, ¿te parece a las seis?”
“Claro, nos vemos” conteste. No era necesario especificar el lugar, ya que siempre era el mismo, el café esquina del cielo.
El tiempo voló, en ese tiempo que tuve antes de salir a estudiar con Demian, hice la tarea, que no era mucho e incluso le ayude a Sofía con la suya. Antes de salir de casa tome mi celular y mi bolso azul, con el mismo contenido de la ultima vez, salí de casa sin muchas preocupaciones estaba atardeciendo, simplemente era un día bello, o una tarde. Di una rápida revisión del parque Danniel no se encontraba ahí, seguí caminando hasta el café, entre y fui a la esquina de siempre y ahí estaban, Demian, Sebastián y por supuesto la traidora, Valeria.
-¿Qué hacen ellos aquí?- dije, dirigiéndome a Demian. –Creí que solo estaríamos tú y yo.
-También me alegro de verte Lola- contesto Valeria –además este es un lugar público.
-Yo trabajo aquí- agrego Sebastián.
-Tu mejor sigues trabajando antes de que Lola te arroje algo o te despidan lo que suceda primero- dijo Demian, dirigiéndose a Sebastián, este se levanto mostrando su uniforme de trabajo, claro no era un uniforme en sí, solo un delantal con letras grises que llevaban el nombre del café. –Bueno, yo las cite a ambas para que arregláramos esto, no puede seguir así.
-¿Podríamos salir?- pregunte sintiendo, como si estuviera prediciendo que esto sería un gran desastre.
Por fin afuera, pude notar que era un atardecer hermoso. Era una de las pocas tardes de verano que el cielo no estaba gris.
-Ya estamos afuera ¿podemos hablar?- dijo Valeria, con tono quebrado, sus ojos brillaban, parecía que fuera a llorar -¿Por favor?
-Está bien- conteste –empieza ya.
-Veras- comenzó Valeria, jugueteando con su celular. Típico de ella cuando está nerviosa, juguetear  con lo primero que tiene al alcance de sus manos, incluso con sus propias manos. –Realmente no sé porque no te conte…
-Valeria…- le interrumpió Demiian –dile todo lo que me dijiste, no creo que se moleste… más de lo que ya está.
-Ok- contesto Valeria, tomo aire y prosiguió –prométeme que no me apuñalaras, asfixiaras o torturaras, después de lo que te vaya a decir.
-Valeria…- dijimos Demian y yo, con cierta desesperación.
-Ya, ya- comenzó Valeria. –Bueno no te dije nada, porque tenía miedo de tu reacción.
-¿Eso es todo?- dije, desconcertada y frustrada. Vamos somos mejores amigas, casi hermanas y creo que no nos debería molestar que la otra tenga novio. -¿Por qué crees que me iba a enojar en que tuvieras novio?, es mas creo que es grandioso, que tengas uno.
-No me refería a eso- continuo Valeria, ahora parecía un poco más nerviosa –hablaba de que tu sabes, te gusta Danniel y no te hace mucho caso, no quería que te pusieras, tu sabes celosa, porque mi novio es mayor.
-¿Ya acabaste?- conteste, algo enfadada, vi al suelo, tome aire y continúe. –No me hubiera puesto celosa, Danniel es algo así como… imposible. En serio exagerabas. Y también perdona, por haber sido una imbécil estos días contigo, a decir verdad si estuve un poco celosa.
-Entonces ¿amigas otra vez?- Valeria hizo un gesto de suplica con un puchero.
-¿Otra vez?- conteste, haciendo un gesto despectivo. –Nunca lo dejamos de ser- finalmente sonreí y abrí los brazos.
Valeria, entendió el mensaje y me abrazo, Demian sonrió al ver la escena, incluso juraría que casi llora.
-Te amo Lolo- dijo Valeria.

-Yo también Vale- conteste –y por cierto ¡no me digas Lolo!- grite. Seguido de eso nos tiramos a reír, y entramos al café para estudiar y obviamente platicar, ya que yo me moría de ganas de preguntarle sobre Sebastián.

sábado, 1 de junio de 2013

Capitulo XXII

“Pá, hoy saldré mas tarde de la escuela, me quedare a ayudar en algo de la escuela, ¿puedes venir más tarde por mí?” era lo que decía el mensaje que le había enviado a mi papá, para que no sospechara nada de que en realidad se trataba de un castigo y no de algo voluntario.
Observaba a todos salir de la escuela, Valeria no se despidió, Demian antes de salir me dedico una sonrisa, como si me tratara de decir: ya que. Me dirigía a la biblioteca cuando sonó mi celular indicando que tenía un mensaje, era la respuesta de mi padre: “ok claro, espero tu mensaje o llamada. Besos”.
-Por lo menos se creyó la mentira- dije para mí misma –y por lo menos  no hay nadie para escuchar que hablo sola.
Entre a la biblioteca y vi libros apilados, otros más en cajas y algunos más esparcidos por las mesas o el suelo. Cerca de mi estaba el señor Rodríguez maestro de español y encargado de la biblioteca.
-Buenas tardes señorita- dijo el señor Rodríguez, dirigiéndose a mi –sígame le mostrare que tiene que hacer.
El señor Rodríguez no es el tipo de personas que tengan la facha de imponer respeto, es un señor al parecer cincuentón de no más de 1.60, calvo y con gafas. Es un profesor flexible pero al mismo tiempo estricto, casi nunca hay nadie que se atreva a hablar en su clase. El señor Rodríguez me empezó a explicar lo que tenía que hacer. Se trataba de acomodar libros, por género y al mismo tiempo por orden alfabético.
-Bueno señorita Ferro, podría comenzar con esa caja de allá ¿está bien?
 -Ya que- dije para mis adentros. –Claro, no hay problema- dije finalmente, acompañado de una sonrisa falsa, más bien de resignación.
-Ok, pues a comenzar- dijo el señor Rodríguez –yo tengo que salir un momento, no me tardo, usted puede empezar, por allí- dijo este, señalando un rincón donde había una caja con libros a lado de un librero, donde se supone debo de acomodar los libros. Iba directo hacia donde estaban, cuando la alarma de mi celular sonó, indicando que era hora de mi medicamento, saque una botella de agua de mi mochila que estaba casi a la mitad junto con 2 frascos de pastillas, no recordaba que dosis me tocaba de cada una si eran 2 del frasco verde o 2 del frasco azul, lo hice al azar y tome 2 del frasco verde y una del frasco azul, esperando no haberme equivocado comencé a sacar libros de la caja al parecer esta sección es “cuentos y novelas”. Saque poco a poco cada uno de los libros encontrándome con títulos como: Blanca Nieves, Rapunzel, Ricitos de oro y los 3 osos, El mago de oz, el diario de Anna Frank, etc. Me encontraba acomodando libros, quite uno que hablaba sobre matemáticas, que se encontraba en el lugar donde se suponía debían estar los cuentos y las novelas, comencé a bostezar y a sentirme somnolienta, tome el libro y lo puse en una pila de libros que no deberían estar en esa área,  me senté a lado de la caja y saque un libro que al parecer era “Aladin” me recargue en la pared y pronto me comencé a sentir los parpados aun más pesados.
Me levante de una cama, llevaba un vestido azul larguísimo, apenas me dejaba ver mis pies, todo era confuso pero familiar, me levante de la cama y me di cuenta de que mi pelo llegaba debajo de mi espalda, algo iba mal, me dirigí al balcón y sin alguna razón comencé a decir:
-Danniel, Danniel donde estas- dije con una mano en el pecho –que no te veo… espera eso no rima, Dios, no podrías elegir un nombre no se ¿cómo Romeo?
-Lola, Lola deja caer tu pelo- decía la voz de Danniel, quien iba vestido como un trovador medieval- que quiero mandarte un… ¿Qué rima con pelo?
-No se- estaba confundida –espera un momento, eso es de Rapunzel y esto es Romeo y Julieta.
-¿Romeo y Julieta?
-Sí, tú sabes- dije, jugando con un mechón de mí ahora, larguísimo pelo –los jóvenes enamorados, cuyos padres se oponían a su amor, tú sabes… amantes trágicos, los Montesco y los Capuleto ¿te dice algo?
-¿Qué dices?- contesto Danniel, con cierta alarma –obviamente, nuestras familias se oponen, los Salvatierra y los Ferro, no hay mas amor trágico que el nuestro, por eso te traje un regalo- entonces comenzó a hurgar en una especie de bolso que llevaba cargando. –Deja caer tu pelo para poder mandártelo, es algo para salvarnos la reina roja.
-Ok…- balbuceaba – ¿eso no es de Alicia en el país de las maravillas?- dicho esto, por alguna razón, deje caer mi pelo.
El tomo un mechón, y ato una especie de bolsa de tela que yo subí, al parecer podía hacer crecer mi pelo a voluntad, desate mi pelo de la bolsa y vi una lámpara.
-Es oficial, soy una desquiciada.
Frote la lámpara, como si supiera que un genio iba a salir de ella, mi sorpresa fue cuando salió algo, pero no precisamente un genio.
-Hola encantadora señorita- dijo un conejo, de casi 1.40 muy parecido al señor Rodríguez –le he traído estos zapatos, que resolverán sus problemas- dijo este mostrándome unos zapatos rojos.
-¿Y el genio?,  ¿Y los 3 deseos?
-¿De qué hablas?- dijo el conejo con cara del señor Rodríguez, que parecía confundido.
-Tú sabes, los genios que salen de la lámpara, que te conceden 3 deseos- dije, mientras veía al conejo Rodríguez con cara de incertidumbre. –Bueno ya, dame esos zapatos ¿Qué tengo que hacer?- tomé los zapatos.
-Póntelos, golpea tus talones contra el suelo y di: no hay lugar como el hogar.
-Como en “El mago de oz”- dije, poniéndome los zapatos. –Muy bien estoy lista- comencé a golpear mis talones –no hay lugar como el hogar.
De pronto aparecí en una cama muy incómoda, al lado de esta se encontraban 2 iguales, todo me parecía aterradoramente familiar, me levante y mire por la ventana era un bosque, observe la habitación era un cuarto de madera de tamaño regular, note que mi pelo ahora estaba rizado, intente hacerlo crecer pero no funciono, el vestido fue cambiado por uno un poco más corto y del color de la miel. Salí de la habitación y baje las escaleras encontré a 3 osos, o más bien 3 personas disfrazadas de oso. Valeria, Demian y Sebastián.
-¿Qué hacen ustedes aquí?- estaba confundía, mirándolos –y vestidos así.
-Vestidos ¿cómo? Siempre hemos vestidos así- dijo el oso Sebastián.
-No te acuerdas, ah no, tú ya no me visitas desde que te enteraste de que me case con Sebastián- dijo la osa Valeria, con una mirada despectiva. –Además ¿Cómo entraste?
 -Un conejo me dio unos zapatos y me trajeron hasta aquí.
-Entonces tú debes ser nuestra salvadora- dijo el oso Demian.
-¿Salvadora?- dije, con algo de confusión -¿De qué hablas Demian?
-De…- Demian se vio interrumpido por un golpe en la puerta. – ¡Es él!- grito Demian, desesperado.
-¿Quién?- pregunte yo. Entonces algo rompió la puerta, era un lobo, de un pelaje café, era enorme. El lobo se abalanzo directo hacia mí, me derribo y abrió sus enormes fauces frente mí cara, y con una voz familiar rugió:
-Despierta Lola, despierta…- decía el lobo, abriendo sus grandes fauces.

Después de eso, todo se ensombreció, escuche la voz del señor Rodríguez, abrí los ojos, todo se veía borroso, pero finalmente todo se aclaro, vi al señor Rodríguez y me di cuenta de que aun estaba en la biblioteca. Y me di cuenta de que todo fue un sueño, un muy raro sueño.

Datos personales

Mi foto
En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?