sábado, 26 de julio de 2014

Capítulo LXXIII

Viajar en el auto de Danniel, me ponía nerviosa, sólo había estado ahí una vez, ¿cómo sabia que no me llevaba para violarme?... Lola lo mismo pensaste de Mateo y mírate sigues viva.
No dijimos ni una sola palabra, sólo se escuchaba el trafico, el ruido del auto y nuestras respiraciones.
Cada vez nos alejábamos más de nuestro punto de partida, no tenia ni idea de a dónde me podría estar llevando.
-¿Adónde vamos?- pregunte para romper el silencio.
-Sorpresa- dijo seco.
Justo lo que diría un violador o un asesino en serie, posiblemente me violaría y me descuartizaría para venderme por partes, tal vez hasta tuviera su propio nombre de asesino, tal vez su nombre de asesino era algo como: Danny el destripador… no sonaba tan intimidante, claro que llamar Danny a un asesino es la peor idea del mundo, suena como la clase de tipo que te sonríe en las mañanas antes de ir al trabajo.
El auto se detuvo, no veía ningún lugar de interés, sólo casas y ningún lugar como un café o algo así, yo esperaba un café.
Bajo del auto y yo desabroche el cinturón de seguridad, abrió la puerta de mi lado y yo salí con pasos torpes, casi me tropiezo.
Danniel me atrapo entre sus brazos, yo sentí como me sonrojaba a medida de que aspiraba su aroma y sentía el calor emanando de él. Su olor era casi hipnótico, una combinación de loción y café, hacia que quisiera quedarme entre sus brazos.
-Lo siento- me aleje avergonzada.
Lo bese dos veces, pero no podía abrazarlo sin sonrojarme.
-¿Adónde vamos?- pregunte nuevamente.
-Sígueme, ya veras- dijo serio.
Comenzamos nuestra caminata, él caminaba sin encorvarse, a paso seguro, yo iba detrás de él a paso torpe. El calor era agradable, apenas y había nubes en el cielo, lo que muchos describirían como una tarde perfecta, para mi lo seria si supiera a donde me estaba dirigiendo.
-Aquí estamos- se detuvo.
Un cementerio, genial que buenos prospectos tenia, uno me lleva a un fumadero y el otro a un cementerio, si tenia algo de suerte conseguiría un chico que me lleve a una morgue.
-¿Qué hacemos aquí?- estaba nerviosa. Tal vez su plan era matarme ahí y enterrarme o enterrarme viva, depende de que tan retorcida estuviera su mente.
Tomo mi mano, causando que mi ritmo cardiaco aumentara, tuve la oportunidad de sentir su suave mano, siempre había soñado con hacer algo así, nunca creí que llegaría el día que de verdad iría de la mano de Danniel… aunque sea en un cementerio.
Comenzamos a caminar dentro del lugar, a pesar de ser un cementerio era un lugar hermoso, lleno de naturaleza y a pesar de esta repleto de gente muerta, estaba lleno de cosas vivas, como ardillas y aves.
De alguna forma podías encontrar belleza en lo que algunos podrían llamar triste.
Danniel se detuvo y sentí como se tenso.
-Es aquí- sonaba apagado. –Aquí encontraras la respuesta de porque falte a nuestra cita.
No sabia a que se refería, no me explicaba como, di un pequeño vistaso a mi alrededor, no me había dado cuenta de que estábamos frente a una lapida, alrededor de la tumba había montones de flores, rosas, tulipanes, aves de paraíso, girasoles y margaritas, la lapida tenía una placa dorada.
“En memoria de Emilia Gutiérrez Gomez esposa y madre”
La madre de Danniel, estaba ahí enterrada, aun había mas, una fecha:
“3 de abril de 1967 – 6 de julio de 1999”
Cinco años, Danniel tenia cinco años cuando su madre murió, sentí un escalofrió y sentí como mi estomago se revolvió, no podía imagina la vida sin una madre, yo no podría imaginar mi vida sin mi madre alrededor, simplemente seria distinto.
-Danniel, lo siento- lo abrace
Por un momento me sentía como una completa idiota, pensé lo peor de aquel chico, mientras el estaba llenado de flores la tumba de su madre, de pronto sólo sentí como una lagrima recorría mi mejilla izquierda.
-¿Por qué lloras?- pregunto él mientras pasaba una mano sobre mi cabello.
-Porque soy una insensible, deberían abandonarme en medio del bosque y que me coman los osos.
-No es tu culpa, no lo sabias- paso de estar serio y tenso a ser comprensivo.
-Es que yo no puedo creer que… de verdad lo siento.
-No te preocupes todo esta bien.
Me rodeo con su brazos, no dijimos nada por un rato, solo sentí que todo se detenía por un rato.
Cuando me soltó, aun me sentía deprimida, tal vez era por el hecho de que me hizo pensar en que seria mi vida sin mi madre.
Me tomo de la mano de nuevo y comenzamos a caminar a la salida de aquel lugar.
-¿Cómo era?
-¿Qué?
-Tu mamá, ¿cómo era ella?
Danniel esbozo una sonrisa y sus ojos se cristalizaron.
-Era… maravillosa- su sonrisa se hizo mas grande y comenzó a llorar.
-Oh perdona, soy una idiota.
-No te preocupes- se seco la cara y sorbió con la nariz y de nuevo sonrió. –Era la persona más comprensiva del mundo, yo la amaba… la amo, la mejor mamá del mundo, supongo que para todos su mamá es la mejor del mundo, creo que si tu hijo no te dice que eres la mejor mamá del mundo, fracasaste como mamá- soltó una risa amarga y siguió hablando: –siempre estaba leyendo o trabajando en su jardín, siempre olía a flores, esa es la razón de porque lleno su tumba de flores en su cumpleaños o en su aniversario luctuoso, todas las flores que viste, son de las mismas que tenia en su jardín.
-Eso es tan… dulce.
-Sí- su sonrisa desapareció –cuando ella murió, sentí que una parte de mi se iba con ella, a pesar de que solo tenia 5 años, entendía todo, desde entonces podía afirmar que también una parte de mi padre se iba con ella… ella fue y será su único amor- hizo una pausa. –Aun la extraña… igual que yo, aun la necesito, creo que no importa la edad que tengas, no importa si tienes cinco o cincuenta, siempre necesitaras a tu mamá.
Llegamos a donde estaba el auto, el trayecto  del cementerio al auto fue silencioso.
En mi cabeza sólo estaban dos cosas, la triste historia de Danniel y el descubrimiento de lo poco que sé de él.
-Perdón de nuevo.
-No pidas perdón, no te juzgo, no lo sabias- me dedico una sonrisa.
-No quiero sonar insensible, pero ¿qué paso, como fue que…?
-¿Cómo murió?... un accidente, automovilístico, un tipo ebrio que también murió choco con ella.
-Lo lamento- comencé a llorar de nuevo.
Danniel seco mis lagrimas y me sonrió. Arranco el auto y comenzó el trayecto de regreso, después de todo aquel chico no era un patán, era un niño asustado que necesitaba de su madre.
Me dejo cerca de mi casa, donde no tendría que caminar mucho.
-Aquí estamos- dijo él.
-Así es.
-Gracias.
-¿Por qué?- no entendía porque me estaba agradeciendo.
-Por haber ido conmigo… son pocas las personas con las que hablo sobre esto, y pocas las que han estado ahí conmigo.
Me sonroje, ¿eso significaba que era especial?
-Gracias a ti por haberme permitido estar ahí contigo y por haberme contado todo esto- abrí la puerta del auto y salí. –Espera- le dije antes de cerrar la puerta.
-¿Qué paso?
-Olvide esto- entre al auto por un momento y lo bese, un beso rápido pero cálido.

Salí del auto y cerré con un portazo, corrí sin ver atrás, no quería ver a Danniel, no podía creer que lo había besado, que yo le había robado un beso.

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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?