sábado, 2 de agosto de 2014

Capítulo LXXIV

Al entrar a casa, no había nada mas que música, “Eternal flame” de The Bangles, una canción que me era muy familiar, una de las favoritas de mi madre, seguramente estaba inspirada.
Cuando mi madre se “inspiraba” preparaba la comida mas deliciosa, es toda una estrella cuando hablamos de cocinar, a veces siento pena, porque de alguna forma Sofía y yo la alejamos de su pasión.
La pasión de mi madre siempre fue cocinar, pudo haber llegado a ser una gran chef si hubiera ejercido su carrera, pero se caso y no trabajo mucho, llegue yo y después Sofía, no tuvo tiempo para retomar su carrera.
-¿Lola eres tú?- pregunto mi madre desde la cocina.
Entre a la cocina y la vi, con un delantal y guantes de cocina, al parecer estaba haciendo comida italiana por el olor.
Sólo me le quede viendo, como hipnotizada, después de pasar la tarde con Danniel, me hizo darme cuenta de que tal vez no valoraba los suficiente a mi mamá, me había dado cuenta de que tenía que aprovechar cada momento con ella, Danniel no podía hacerlo, pero yo sí.
-Lola ¿estas bien?
Me abalance sobre ella y la abrace muy fuertemente, llenándome de su aroma, a comida y a perfume.
-Lola, hijita, ¿estas bien?
-Mejor que nunca má, mejor que nunca.
Después de eso, subí a mi habitación, sentía ansiedad, necesitaba llamarle a Valeria… no contestaba. Me tumbe en la cama y me cubrí la cara con una almohada.
No paso mucho tiempo antes de que escuchara a mi madre tocando la puerta, la cena estaba lista, en cuanto escuche la palabra “comida”, mi estomago comenzó a hacer ruido, ni siquiera había tenido tiempo de tener hambre, con todo esto de Danniel.
Ni yo misma me había dado cuenta de cuanto podía comer, hasta el momento de mi padre.
-¿Estas satisfecha?- pregunto mi madre.
-Como no lo va a estar, repitió plato…- dijo mi padre.
-Estoy en crecimiento.
-Si comes así estarás en crecimiento… hacia los lados- comento mi madre.
-Que bueno que tengo una madre que me sube el autoestima.
Sonreí y me levante de la mesa, le di un beso a mis padres y subí a mi habitación. Me acosté sobre las sabanas y suspiré.
-Mateo…- espera ¿qué?
Por mi mente cruzo la imagen de Mateo, no sabia porque pero el recuerdo de nuestro beso. ¿Eso no estaba resuelto ya?, me gustaba Danniel eso estaba clarísimo, pero ¿qué sentía por Mateo?, la sensación de estar con ellos es tan igual y tan diferente al mismo tiempo.

Mi mente estuvo en una batalla interna hasta que mis parpados comenzaron a pesar y el sueño se apoderaba de mi cuerpo.

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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?