Al entrar
a casa, no había nada mas que música, “Eternal flame” de The Bangles, una
canción que me era muy familiar, una de las favoritas de mi madre, seguramente
estaba inspirada.
Cuando mi
madre se “inspiraba” preparaba la comida mas deliciosa, es toda una estrella
cuando hablamos de cocinar, a veces siento pena, porque de alguna forma Sofía y
yo la alejamos de su pasión.
La pasión
de mi madre siempre fue cocinar, pudo haber llegado a ser una gran chef si
hubiera ejercido su carrera, pero se caso y no trabajo mucho, llegue yo y
después Sofía, no tuvo tiempo para retomar su carrera.
-¿Lola
eres tú?- pregunto mi madre desde la cocina.
Entre a
la cocina y la vi, con un delantal y guantes de cocina, al parecer estaba haciendo
comida italiana por el olor.
Sólo me
le quede viendo, como hipnotizada, después de pasar la tarde con Danniel, me
hizo darme cuenta de que tal vez no valoraba los suficiente a mi mamá, me había
dado cuenta de que tenía que aprovechar cada momento con ella, Danniel no podía
hacerlo, pero yo sí.
-Lola
¿estas bien?
Me abalance
sobre ella y la abrace muy fuertemente, llenándome de su aroma, a comida y a
perfume.
-Lola,
hijita, ¿estas bien?
-Mejor
que nunca má, mejor que nunca.
Después de eso, subí a mi habitación, sentía ansiedad, necesitaba llamarle a Valeria…
no contestaba. Me tumbe en la cama y me cubrí la cara con una almohada.
No paso
mucho tiempo antes de que escuchara a mi madre tocando la puerta, la cena
estaba lista, en cuanto escuche la palabra “comida”, mi estomago comenzó a
hacer ruido, ni siquiera había tenido tiempo de tener hambre, con todo esto de
Danniel.
Ni yo
misma me había dado cuenta de cuanto podía comer, hasta el momento de mi padre.
-¿Estas
satisfecha?- pregunto mi madre.
-Como no
lo va a estar, repitió plato…- dijo mi padre.
-Estoy en
crecimiento.
-Si comes
así estarás en crecimiento… hacia los lados- comento mi madre.
-Que
bueno que tengo una madre que me sube el autoestima.
Sonreí y
me levante de la mesa, le di un beso a mis padres y subí a mi habitación. Me acosté
sobre las sabanas y suspiré.
-Mateo…-
espera ¿qué?
Por mi
mente cruzo la imagen de Mateo, no sabia porque pero el recuerdo de nuestro
beso. ¿Eso no estaba resuelto ya?, me gustaba Danniel eso estaba clarísimo,
pero ¿qué sentía por Mateo?, la sensación de estar con ellos es tan igual y tan
diferente al mismo tiempo.
Mi mente
estuvo en una batalla interna hasta que mis parpados comenzaron a pesar y el
sueño se apoderaba de mi cuerpo.
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