sábado, 16 de agosto de 2014

Capítulo LXXVI

Caminamos en silencio por ahí, era una especie de silencio incomodo, no sabia como romper el silencio, ni que hacer o que decir, era sólo una situación incomoda, vaya que tengo el don de ser inoportuna.
-Y bien-  Demian rompió el silencio –¿Qué quieres hacer?
-Lo que sea- dije sin animo.
-A ti te pasa algo.
-No…- me detuve –bueno, sí.
Encontramos una heladería cerca, entramos y nos sentamos por ahí. Le conté todo lo que había pasado, mientras yo jugueteaba con el helado, sin siquiera probarlo, el chico escuchaba atentamente sin perder hilo de lo que estaba diciendo. Hable de todo… de casi todo, incluí, la parte donde Mateo me llevo a patinar (excluyendo que era un fumadero) y mi salida con Danniel (excluyendo la parte del cementerio y su madre).
-Vaya…- dijo sorprendido. –¿Cómo por qué no me entere antes de esto?
-Porque…- la verdad es que no tenía una buena razón. –… no sé.
-Yo sí sé- contesto tranquilo el chico. –No tengo vagina y no me llamo Valeria.
-Vamos… te estuve llamando.
-Me robaron el celular, claro que lo sabrías, si fueras buena amiga.
-¿Insinúas que soy una mala amiga?
-No, simplemente que no me has visto, tanto como a Vale.
-¡Oye!- me ofendí un poco –igual te iba a contar.
-Claro- se llevo una cuchara de helado a la boca. –Por Dios, este helado es terrible.
-¿Por qué crees que solo estoy jugando con él?
-Vámonos de aquí.
Nos levantamos y pagamos antes de salir, dimos unas vueltas sin rumbo fijo por un instante, el clima empeoraba se estaba nublando el cielo.
-¿Estas enojado conmigo?
El chico soltó un suspiro.
-No, no podría enojarme con una de mis mejores amigas- sonrió, mostrando unos brackets de colores. –Entonces, con quién te vas a quedar ¿Con Mateo o con Danniel?
-¿Cómo que con quién me voy a quedar?
-Pues sí, por lo que me dijiste, al menos a Mateo le interesas, y al parecer Danniel ya te notó.
-No sé- gracias a Demian la batalla en mi cabeza se intensificaba.
-¿Qué te guste de Mateo?- pregunto el chico.
Suspire y sonreí, una sonrisa muy tonta, que sólo muestras cuando sabes que te has enamorado… ¿estaba enamorada? ¿Estaba enamorada de Danniel o de Mateo? ¿Quién me gustaba más?
-Que es él, quiero decir que no se comporta como alguien más, no busca llamar la atención- la imagen de Mateo sonriendo apareció en mi cabeza. –No es como esos chicos que se roban frases de internet, no es como esos que usan las frases mil veces, creyendo que es lo que una chica quiere oír.
-¿Y de Danniel?
-Él, es- no había forma de explicarlo, me sentía mas conectada a él, desde el día anterior, desde que me entere de su secreto –él, quiero decir, es tan listo, su tranquilidad me encanta, es tan fuerte… no sé, los dos me gustan.
-Yo me quedaría con el segundo- comenzó el chico muy sereno –hay un dicho que dice: “si estas enamorado de dos personas, quédate con la segunda, porque si realmente estuvieras enamorado de la primera, no te hubieras enamorado de la segunda”.
-Ese es el problema, no sé si estoy enamorada.
-¡Ay Lola!, ni tu sola te entiendes.
Un relámpago ilumino el cielo, y un trueno estremeció el suelo, la lluvia comenzó a caer, fría, refrescante. Salimos corriendo; como si alguien hubiera contado un chiste, comencé a reír.
-¿Siempre tiene que llover cuando estamos solos?- pregunté divertida.
-Eso parece- sonrió, una sonrisa metálica apareció en su boca.
Llegamos a su casa, empapados, dentro de esta la temperatura era agradable. Nos quitamos los zapatos, no queríamos ensuciar nada, aunque ya habíamos dejado un significativo rastro de agua.
Demian se movió de habitación, buscando algo o mas bien a alguien, sus padres.
-¡Mamá!, ¡Papá!- gritó el chico. –¿Hay alguien?
-Ya, ya- dijo el padre de Demian bajando por las escaleras. –Por Dios, ¿ya viste como vienes?
El padre de Demian siempre me había parecido estricto, rígido y frio, nunca lo había visto sonreír o reír, Andrés García, un hombre de treinta años (que ni siquiera los aparentaba), siempre vestido formal, se veía imponente con ese metro noventa y el físico de una persona que iba constantemente al gimnasio.
-¿Mojado?- dijo Demian.
-¡Sí!, ¿no puedes tener más cuidado?
-No pedrisco el clima…- el chico se quedo frio, al parecer no quería decir nada.

Era uno de esos momentos incomodos, al parecer al cosmos le gustaba que me viera en esas situaciones en ese día. Gracias, gracias al ser divino que se encarga de meterme en estas situaciones, no sabe cuan agradecida estoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?