sábado, 7 de marzo de 2015

Capítulo XCIII

Entré a la casa sin hacer un gran alboroto, claro no quería que notaran que su hija de catorce años llevaba las botas de su novio… del cual no sabia absolutamente nada, pero no me importaba, claro que había rechazado a un chico antes por la misma razón, pero esto era distinto… creo.
Me saque las húmedas botas y sentí el piso de madera, frio ante el contacto de los dedos de mis pies.
Corrí a la comodidad de mi habitación y me arroje a la cama, toda yo estaba empapada, no me importo y me acurruque. Con mi tacto pude sentir algo suave, algo que no estaba en mi cama antes, me incorpore y vi a brownie, estaba como nuevo.
Pase mis manos por su suave contorno, tenia una nota en la oreja al estilo de una etiqueta, la arranque y comencé a leer:
“Para Lola. Nunca hay que olvidar aquello que te sacaba una sonrisa, tampoco te avergüences de aquello que te hace feliz. – con amor, tu mamá.”
Abracé al oso y me tumbe de nuevo a la cama.
-Ay brownie- comencé a hablarle al oso. –Tengo tanto que contarte. Pero creo que primero tomare una ducha.
Salí de mi habitación directo a la ducha.
-¡Lola!- alguien grito desde la sala -¿llegaste?
-¡No!- grite –soy un espectro.
-Muy graciosa- grito mi madre desde abajo.
Me metí a la ducha, una ducha rápida, casi ni la disfrute, después de enredarme una toalla en la cabeza y salir con una bata de baño, me di cuenta de una llamada perdida de Valeria. Le regresaría la llamada después, era momento de enfrentar un asunto más importante… que no era hablarle a mi familia de mi novio, me moría de hambre, eso de estar enamorada resultaba agotador.
Me puse la pijama y baje, mi papá estaba haciendo unas cosas en la computadora, mi mamá estaba leyendo alguna revista de chismes y mi hermana estaba jugando con sus muñecas.
-¿Qué hay de cenar?
-Comida- respondió mi madre.
-Vaya que sorpresa, nunca lo hubiera imaginado.
-Siéntate te sirvo.
-¿Y Mateo?- preguntó mi madre.
-¿Quién?- dije sentada en la mesa.
-El vecino que te invito a la fiesta.
-Ah, ese Mateo, se quedo en la fiesta, yo regrese con Valeria y Demian- tenia que llamar a Valeria y contarle todo.
Después de haber devorado la cena, que ni siquiera saboree, subí a mi habitación de nuevo.
Tome el celular y me acosté en la cama, los parpados me pesaban, trate de luchar contra el sueño, pero sólo basto con cerrar los ojos un momento y como un embrujo a la bella durmiente, quede sumida en un profundo sueño.
Mi celular comenzó a sonar, perturbando mi sueño, voltee hacia el buro, ¡las siete y media de la mañana!, ¿¡quién rayos escribe tan temprano… en vacaciones!?
Abrí el mensaje de texto… era Danniel.
Mi expresión cambio inmediatamente, como si todos los músculos de mi cara conspirarán cuando Danniel estaba cerca… o se tratará de él.
-¡Demonios- grite para mi misma.
 Olvide llamar a Valeria y a Demian.

Con un rápido tecleo, envié un mensaje a ambos, me sentía como una bomba de tiempo, quería explotar y contar todo.

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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?