Estaba sentada, en la misma
mesa de siempre, la música sonaba, sonaba como alternativa, no conocía la canción.
La puerta del lugar se había abierto, entraba un chico rubio, vestía jeans y
una playera negra sin estampado. Llevaba lentes, era Danniel, quien me vio
desde el otro lado, levanto la mano moviéndola a los lados. Con esos lentes se
veía irresistiblemente inteligente.
-Hola- me dio un beso en la
mejilla -¿Cómo estás?
-Muy bien, gracias- sentía
que me comenzaba a sonrojar -¿y tú?
-Igual, gracias- se sentó
justo enfrente de mí –por cierto te ves muy guapa- me dedico una sonrisa. Sus
dientes blanquísimos, sus ojos azules, su melena rubia, todo de él me mataba.
–Y dime ¿Por qué me pediste a mí que te ayudara a estudiar matemáticas?
-Bueno tu Facebook decía que
estudias arquitectura, así que supuse que sabrías algo del tema.
-Ese es un estereotipo- puso
cara seria, al parecer se había molestado con mi comentario –pero…
desafortunadamente, aplica muy bien ese estereotipo, no es por presumir pero me
iba muy bien en matemáticas en la secundaria, y me sigue yendo bien- recupero
la sonrisa.
Me sentía nerviosa, no me
había dado cuenta de que la música había cambiado, ahora era una canción, en
francés al parecer, tenía buen ritmo pero no la podía reconocer. Danniel movía
las manos, parecía reconocer la canción.
-¿Conoces la canción?-
preguntaba él.
-Para nada, recuerdo haberla
escuchado pero no la reconozco- conteste.
-Por supuesto, está un poco
vieja- comenzó –la escuchaba mucho cuando era pequeño se llama “L’alizé” es de
Alizée.
Una mesera se acerco, dejo 2
menús, yo estaba feliz, estaba con el chico de mis sueños, me había hecho un
cumplido nada podría ir mejor.
La mesera regreso, nos
pregunto amablemente que queríamos, Danniel pidió un americano yo preferí un
frappe. La música cambiaba ahora era yo la que si reconocía la canción. Y
comencé a tararear.
-Ahora se invirtieron los
papeles- soltó una risita -¿Conoces esta canción?
-Por supuesto, me gusta
mucho- sonreí –se llama “Ready or not” es de Bridgit Mendler.
-Me gusta la letra.
A mí me gustaría poder
dedicarte la canción, me mataba la idea de no poder decírselo.
-A mi también, muy bonita
¿no?
-Por supuesto.
La mesera llego a
interrumpir, puso los cafés en la mesa y se fue.
-Bueno deberíamos comenzar-
dio un sorbo a su café, y comenzó la clase.
El tiempo de la clase paso
rápido, más de lo que yo esperaba. Mantenerme concentrada fue demasiado
difícil, no podía mirarlo directamente sin perderme en sus ojos. Hubo momento
de relajamiento algunos chistes, miradas, sonrisas.
-Bueno, creo que eso es
todo- miraba la hora, parecía contento -¿No tienes alguna duda?
-No- sonreí, después
respuesta. La tarde había sido perfecta, solo que me hubiera gustado que las
matemáticas no estuvieran implicadas.
Él miraba su reloj, acababa
de recibir un mensaje posiblemente de Tatiana su novia. Soltó una pequeña
risita al mirar el mensaje, se veía feliz, lamentablemente yo no era la razón
de esa felicidad.
-Bueno, creo que es hora de
irme- me levante de la mesa y deje un billete sobre la mesa.
-¿Por qué? Aun es temprano,
ni siquiera ha oscurecido- mire por la ventana, 8 de la noche, ya no faltaba
mucho para que eso pasara. –Oye ¿tu novio no se enojo de que le pidieras ayuda
a otro chico?- pregunto, parecía curioso. Aunque yo estaba realmente
confundida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario