sábado, 3 de agosto de 2013

Capitulo XXIX

Danniel se acercaba, no podía creer que era por mí que estaba ahí, no podía creer que ya no fuera una desconocida para él, apenas el jueves estaba babeando por él en mi ventana.
-Hola- dijo él, dedicándome una sonrisa, me beso en la mejilla. Yo me paralice -¿Cómo estás?
-Hola, muy bien gracias, ¿y tú?- pregunte, aun estaba en shock, no podía creer que el chico de mis sueños, me hubiera besado… aunque solo hubiera sido un beso en la mejilla.
-Excelente gracias.
-Este ¿no quieres algo, un café, un té o algo así?
-No, muchas gracias Lola- contesto, con una sonrisa –tengo un poco de prisa, ¿tienes mi celular?
-Claro aquí esta- dije, entregándole su celular. La decepción me invadía, ya se iba y era posiblemente la última oportunidad que tendría para estar cerca de él.
-Muchas gracias Lola me has salvado la vida- me dio una palmadita en la espalda en señal de agradecimiento –te debo un favor.
Se despidió con un beso y se fue, cada paso que daba era como una tortura para mi, había perdido todas mis esperanzas de poder impresionarlo, ni siquiera noto mi apariencia, ¿sabrá que me arregle de esa forma solo para él?, al parecer nunca sabría la respuesta a esa pregunta, al parecer nunca sabría la respuesta de ninguna pregunta que me formulara hacia Danniel.
Valeria, Sebastián y Demian se acercaban, podía notar que sentían lastima o pena hacia mí.
-¿Qué tal?, ¿Qué te dijo?- pregunto Valeria.
-Nada- conteste –como siempre nada, no sé porque creí que esta vez sería distinto.
-Oh Lola- dijo Valeria, rodeándome con los brazos –animo, no es el único chico del mundo.
No conteste nada y fuimos directo al baño, mis padres no me podían ver llegar con otra ropa que no fuera la que llevaba cuando salí de casa, y menos con esta, hace un momento me sentía linda, sentía que Danniel me podía ver de diferente forma, pero me equivoque, para él siempre seria invisible, claro el tiene a Tatiana, no podía competir contra eso.
-No te desanimes por esto- decía Valeria, al otro lado de la puerta mientras yo me cambiaba –posiblemente tenía prisa, posiblemente llegaba tarde a un compromiso.
-Posiblemente este ocupado con Tatiana, su escultural novia.
Abrí la puerta de la cabina donde me encontraba, no me veía tan espectacular como antes, ahora regresaba a ser Lola la invisible, me acercaba al espejo, debía hacer una trenza, pero antes de eso me quite el brillo labial, el rímel y la sombra de los ojos. Valeria me ayudo a hacer la trenza y salimos del baño.
-Bueno chicas nos tenemos que ir- dijo Sebastián, con una mano detrás de la cabeza, jugueteando con su mata de pelo castaño rizado. -¿No quieres un aventón Lola?
-No gracias, prefiero caminar.
-¿Estás segura?- me pregunto Demian.
-Si segura.
Todos nos dirigimos a la entrada, ahí Valeria se ofreció de nuevo a llevarme a casa me negué una vez más, nos despedimos y yo regrese a mi casa. Atravesaba el parque no eran más de las 8 de la noche, no tenia ánimos de hacer nada solo quería llegar a casa y tumbarme en mi cama. Abrí una gran reja y atravesé el jardín hasta llegar a la puerta al abrirla pude notar a mi madre y a mi hermana en la sala jugando.
-¿Dónde está mi papá?- pregunte.
-Tuvo una reunión de último minuto tu sabes, cosas del trabajo- dijo mi madre, pintándose las uñas, de color rojo, un rojo intenso, llevaba un vestido negro y unos tacones del mismo color.
-Mmm ok- dije, sentándome a un lado de mi mamá. – ¿Qué miras?
-Una telenovela- comenzó a decir mi mamá, mientras secaba el esmalte de las uñas –es sobre una chica de provincia que se traslada a la ciudad para superarse, y comienza a trabajar de sirvienta, y el hijo de la familia se enamora de ella…
-Y luego resulta- dije interrumpiendo -que la familia del joven adinerado, es amiga del padre y/o la madre de la chica pueblerina, que de casualidad se topan con ella.
-¿Cómo sabes?- pregunto mi mamá, con cara de asombro.
-La mitad de las telenovelas tienen ese argumento, no hay que ser un genio para adivinarlo- conteste. – ¿Y tú qué haces enana?
-¡No me digas enana!- grito mi hermana –ya soy grande- abriendo mucho sus ojos, su enormes ojos de color miel. –Estaba armando un rompecabezas de princesas. Podía notar las piezas de colores tiradas por el suelo de la sala. Solté un gran suspiro y me acomode en el sillón.
-¿Qué tienes?- pregunto mi mamá.
-Nada.
-Vamos Lola, soy tu madre, se cuando les pasa algo a mis hijas- soplaba sus uñas, sin dejarme de ver con cara de preocupación –así que, ¿Por qué no te pintas las uñas conmigo y me cuentas que te pasa?
Así era mi madre, un tanto superficial, pero nunca dejaba de portarse como una madre preocupada, claro que a veces puede ser distraída o poco atenta. Pude ver una fila de esmaltes de distintos colores apilados, mientras consideraba la oferta de mi mamá. Tome un esmalte de uñas morado como muestra de que aceptaba su oferta.
-Bueno, comienza- dijo, mientras yo abría el esmalte -¿Qué es lo que te tiene así?, ¿es un chico?
-Algo así- comenzaba a pintar mis uñas, comenzando por la mano derecha, resultaría más fácil, pintar las de la mano izquierda después.
-¿Es Demian?
-No, claro que no es Demian.
-Oh bueno- comenzó a pintarse las uñas de la mano derecha eso le causaría un poco de trabajo –ese chico necesita hacer ejercicio.
-Oye, eso es superficial.
-Pero es verdad- decía esto, pitando sus uñas mientras miraba la tv unos segundos, a veces no podía creer que fuera tan superficial a su edad. –Bueno ya cuéntame ¿Quién es ese chico?, ¿es guapo?
-Vaya que lo es.
-¿Cómo se llama?
-Danniel- comencé a recordar sus ojos azules, ese azul intenso de sus ojos, ese azul que podría ver todo el día sin aburrirme.
-¡Hey Lola!, despierta- chasqueaba los dedos frente a mi cara –te pierdes, ¿este chico te gusta de verdad, cierto?
 -Si- conteste, soltando un gran suspiro –lo malo es que soy invisible para él.
-No te desanimes- comenzó, mientras agitaba su mano para secar las uñas recién pintadas –ese chico se lo pierde, si no puede ver a la guapa, simpática e inteligente que hay dentro de ti.
-Lo dices porque eres mi mamá.
-Contestas eso, porque eres mi hija.
Mis uñas estaban listas, tal vez mi mamá tenía razón y si Danniel no se daba cuenta de lo que era no valía la pena. Pero ¿cómo se iba a enterar si apenas nos conocíamos?, debía actuar rápido y comenzar a conocerlo.
La puerta se abrió, era mi papá, apenas llegaba. Mi mamá se levanto para recibirlo, con un beso en los labios. Siempre me había parecido impresionante el amor de mis padres, se aman como desde el primer día, tan enamoradas como desde que eran novios.
-Me voy tortolos- puse el esmalte en su lugar, ahora solo esperaba tener mis uñas listas.
-¿No senaras?- me pregunto mi papá.
-No, no tengo hambre, igual gracias, hasta mañana- subía las escaleras, mientras decía esto. También agregue: -Por cierto al final de la novela, la sirvienta y el patrón se casan.
Desamarre mi pelo, y cambie de ropa, de nuevo en mi pijama de ositos. Debido a que aun era muy temprano para dormir, saque mi laptop y entre a Facebook, no vi nada interesante, solamente que Danniel estaba conectado. La esperanza de que me saludara me invadía, era tonto. Abrí skype ahí encontré a Valeria conectada. No tarde mucho en llamarla.
-Hola Lola- decía la chica de mechas rubias, que al parecer se encontraba tendida en su cama. -¿Cómo estás?
-Como siempre.
-Vamos Lola anímate- comenzó. La frase que me había dicho, la he estado escuchando mucho últimamente.
-Estoy animada… creo- dije, aunque realmente soné desanimada. –Tengo un plan.
-Bien cuéntame- pregunto con curiosidad.
-Danniel me debe un favor, así que se lo cobrare.
-¿Cómo?- pregunto con curiosidad.

-Mañana te cuento, ¿vale?, me tengo voy- se despidió, y colgué. Apague la computadora y abrí Facebook desde mi celular, y le mande un mensaje a Danniel.

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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?