sábado, 10 de agosto de 2013

Capitulo XXX




La mañana parecía prometedora, sin ninguna nube sobre el cielo. Demian y Valeria estaba demasiado tranquilos esperándome, al parecer aun no pelean. Esto prometía ser un buen día.
-Hola Lola- saludaron ambos en coro.
-Ahora si desgraciada, cuéntame que traes entre manos- pregunto Valeria con curiosidad.
-¿Qué te cuente qué?- pregunto Demian, desconcertado -¿de qué me perdí?
-No seas metiche, es un mal hábito- respondió Valeria, mientras se acomodaba el pelo en una cola. Claro que debía hacerlo teníamos educación física, hoy vestíamos un pants azul y una sudadera gris.
-¡Oye! No seas grosera, les contare a ambos camino al salón de clases.
La gente se apresuraba a entrar a sus salones las clases estaban a punto de comenzar, y nadie quería llegar tarde a un examen, menos a un examen final. Yo me sentía casi liberada, las vacaciones de verano se acercaban, no podía esperar la libertad.
-Suelta la sopa- Valeria sonaba impaciente.
-Ok- comencé, mientras arreglaba mi trenza – ¿recuerdan mi encuentro con Danniel el día de ayer?
-Cómo no recordarlo- comento Demian. Entramos al salón y Demian seguía hablando. –Por eso estuviste toda emo después.
-Bueno, él me debe un favor así que se lo cobrare.
-¿Lo obligaras a ser tu novio?- pregunto Valeria.
-¡No!
-¿Entonces?- pregunto Valeria, Demian y ella se miraron, parecían confundidos. Creo que llegaban a pensar que estaba desesperada, y de cierta forma lo estaba.
-Estudia arquitectura, así que le pedí que me ayudara estudiar para mate- la expresión, cambio en sus rostros, ahora parecían sorprendidos.
-¡Wow!- exclamo Valeria –no sé si es patético o desesperado.
-Yo apostaría por ambos- comento Demian.
-¡Oye!- exclame –eso es grosero.
-Esta vez estoy de acuerdo con Demian- dijo Valeria, dando una palmadita al chico de los lentes.
-Se nota su apoyo.
-Lola, te apoyamos corazón- dijo Valeria, levantándose de su asiento directo al mío. –Pero ¿ya te contesto el mensaje?, no quiero que te vuelvas a ilusionar por nada.
-Si ya contesto.
-¿Y qué dijo?- Valeria, abrió los ojos como platos.
-Dijo… ¡que si!- confesé, un poco o más bien bastante emocionado, pero ¿debería estarlo?, pensando que mi último intento por llamar su atención, había resultado fatal.
-¡Qué emoción!- parecía que Valeria iba a comenzar a dar brinquitos. –Para mostrar mi interés, y obviamente lo buena amiga que soy, te ayudare a arreglarte, como ayer, ¿Qué dices?
-Ayer fue un desastre- comente.
-Sí, pero hoy no, hoy será distinto, hoy se tiene que quedar, quiera o no, ya se comprometió, y como todo buen hombre debe de cumplir su palabra- Valeria se veía inspirada. Cada que da un discurso así, pienso que tiene futuro en la política, no le iría nada mal.
-Está bien- me resigne –acepto tu propuesto a la salida en mi casa.
-Oh Lola te amo- me abrazo muy fuerte, demasiado, creí que la respiración se me iría en cualquier momento. Nunca creí que estaría feliz, por el inicio de un examen, claro gracias eso si seguía viva.
El examen a pesar de ser de historia, resulto sencillo… eso creo, espero mi calificación lo demuestre, el transcurso del día fue muy normal, demasiado soso, no había señales de que fuera a llover, no permitiría que nada arruinara mi día. Las clases casi terminaban, la última hora era educación física.
-¡Ya no puedo más!- Valeria parecía a punto de desmayarse, hasta ahora habíamos corrido ya 10 vueltas, me sorprendía que Demian se quejara menos que Valeria.
-Vamos Vale, tu puedes- dije, intentado animarla.
-Si muero, por favor encárgate de que nadie más ande con Sebastián- exageraba.
-Claro, el puede ser mi plan B, si Danniel, se resiste, yo te lo cuido- me aleje, aumentando el paso, creía que en cualquier momento se me arrojaría enzima. Valeria se acerco.
-¡Hey! Cuidado Ferro, si tocas a mi hombre, te matare con mis propias manos- sonaba exhausta, pero estábamos a punto de completar la onceaba vuelta.
-¿Cómo planeas hacer eso, si estarás muerta?- el sudor escurría por su frente, también podía sentir, como el sudor caía por mi frente.
-Muy fácil- comenzaba a sonar aun más agotada –poseeré el cuerpo de Sofía y te cortare la garganta mientras duermes.
El profesor daba el silbatazo final y el timbre sonaba, indicando que las clases habían terminado.
-Cuando hablas así, me das miedo- dije, mientras intentaba recuperar el aliento.
-Solo defiendo lo que es mío.
-¿Nos vamos?- preguntaba Demian, quien también se veía exhausto.
Salimos de la escuela, yo me iba a enfrentar al destino. El destino se llamaba Danniel, y yo era como Don Quijote, claro también tenía un Sancho Panza en este caso Valeria, mi fiel escudera.
Sorprendentemente mi padre ya estaba esperándome afuera.
-¿Vas conmigo?- le pregunte a Valeria.
-No, tengo que pasar a mi casa por algunas cosas- se desataba el pelo.
-Muy bien, te veo más tarde- les di un beso en la mejilla, y subí al auto.
En la casa todo era muy normal, muy tranquilo la comida transcurrió normal. Decidí tomar una ducha y poco después llego Valeria.
-Hola señores- saludo educadamente a mis padres. Subimos a mi habitación.
-Bien Lolo, es hora de vestirte- decía jugando con un mechón de su pelo
-¡No me digas Lolo!- reclame –pero ya estoy vestida. Llevaba un pants gris y una playera, con el estampado de un gato.
-Vamos con eso solo ligaras una siesta… y tal vez niños de 10 años.
Valeria y yo fuimos directo al closet, buscábamos ropa desacomodando todo a nuestro paso. Valeria me probaba todo lo que veía.
Finalmente nos decidimos por un short rosa, una playera blanca y una camisa rosa con cuadros blancos. Abotone solo los primeros botones. Valeria saco unas sandalias, claro necesitaba hacerme otros cambios, no tardo mucho en pintarme las uñas de los pies del mismo morado, que llevaba en las uñas de las manos.
-Solo faltan algunos toques- Valeria tenía una expresión divertida y siniestra.
Y así fue como empezó a alaciar mi pelo, sentía el calor de la plancha en mi cabeza, creía que me quemaría o arrancaría el pelo. Puso una diadema en el
-Es hora del toque final- Valeria comenzó a poner sombra en mis ojos y rímel en mis pestañas. –Toma esto- y me dio un brillo para los labios que sabia a fresa.
El resultado final me gustaba, me sentía linda, esperaba que Danniel pensara lo mismo.
Salimos de casa, mis padres no estaban tenían un compromiso, Sofía estaba en casa de una de sus amigas, no me debía preocupar por nada, tenía la sensación de que todo sería perfecto. Salí con mi bolso azul, llevaba mi cuaderno de matemáticas y una calculadora.
Estábamos cerca del café solo unos pasos más.
-Bueno Lola, aquí te quedas- dijo, estábamos en las puertas del café.
-¿Cómo?, ¿no te quedas?- estaba confundida -¿Qué paso con eso de soy tu fan y lo del apoyo incondicional?
-Soy tu fan- comenzó –pero Sebastián tiene el día libre y pensaba que él, me podría ayudar a mí a estudiar. Te llamo mas tarde para que me cuentes todo, y cuando digo todo, es ¡TODO!

Y así se fue ella, en espera de su amado, por la dirección que tomaba seguramente la esperaría en el parque. Entre al café esperando al destino, a Danniel… mi destino.

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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?