Capítulo I:
Ahí estaba yo, como siempre pegada a la
ventana a la misma hora de siempre, observándolo a él, por la ventana, a él ese
ser perfecto, de fondo sonaba “Until You’re mine” de Demi Lovato.
-Hasta que seas mío- dije jugando con un
mechón de mi pelo.
Danniel siempre estaba ahí a esa hora
corriendo y como siempre estaba yo ahí, observándolo. Se ve tan perfecto, no
muy alto, una melena rubia y ojos azules, atlético nada mal.
-¡Cristo redentor!- grité.
Se había quitado la camisa.
-Oh Dios mío-
me vio… o tal vez eso creí, no estaba segura.
Comencé a sentirme sonrojada, tome una
almohada y cubrí mi rostro de vergüenza, caí a la cama; debía pensar que soy
una maniática, aunque no estaba muy lejos de serlo, podría decirse que era la
acosadora oficial de Danniel Salvatierra Gutiérrez, estaba en su perfil cada
que podía es el chico de dieciocho, casi diecinueve años mas encantador que conocía… o quisiera conocer, aunque cómo
alguien como él se podría fijar en alguien como yo Lola Ferro del Valle una
niña de catorce años de no más de 1.55, cabello negro, delgaducha y pálida.
Miles de cosas pasaban por mi mente mientras
la música aun sonaba, ahora era “I’m like a bird” de Nelly Furtado, hasta que
algo paro la música, para dar paso a mi estridente tono de llamada.
-Bueno- dije, serenamente.
-¿Qué hora crees que es Lola Ferro del
Valle?- gritaba una voz femenina, algo molesta al otro lado del teléfono
-Demian y yo llevamos un buen rato esperando.
-Esperando ¿Para qué Valeria?- dije algo
confundida.
-¡Ay Dios mío no se te olvida tu nombre
porque te lo recuerdan todo el día!, a veces no sé como llegas a tu casa sin
perderte- decía Valeria perdiendo la paciencia –Lolo recuerda que quedamos en
vernos en el café de siempre para estudiar, recuerda que los finales son en una
semana.
-¡Es cierto! Vale perdóname se me olvido por
completo llego ahí rápido, ¡y no me digas “Lolo” odio ese apodo!
El café que frecuentamos esta a cinco minutos
de mi casa, sin duda es mi lugar favorito el café “Esquina del Cielo”.
-Ok, pero apúrate te seguiremos esperando el
teto y yo- decía ella algo burlona.
-Eres mala con el pobre de Demian- dije –ya
salgo pron…- escuche el bip indicando que la llamada había finalizado.
Era hora de salir, me apresure a tomar una
sudadera gris y arreglarme un poco el cabello que estaba larguísimo, tomé mi
bolso azul guardando un bolígrafo, una libreta y por supuesto mi celular. Salía
de la habitación y bajaba las escaleras para encontrar a mi madre y a mi
hermanita de siete años jugando.
-Vengo más tarde- dije yo con algo de prisa
- ¿Adónde vas Lola?- preguntó mi madre,
Lucero. Una mujer de cuarenta años pero que aparentaba menos con el cabello
teñido de rubio, de aproximadamente 1.70 por mucho, pero con esos tacones
aparentaba casi 1.80.
-Quede de estudiar con Valeria y Demian en la
cafetería- dije esperando la contestación de mi madre.
-Está bien- dijo –¿necesitas dinero?-
preguntó.
- Si por favor- dije, mientras esperaba
paciente.
-¿Cuánto necesitas?- comenzó a esculcar en su cartera.
-¿Ciento cincuenta?- contesté, sabiendo cual
iba a ser su reacción.
-¡Ciento cincuenta! ¿No crees que es mucho?- dijo,
frotándose la sien- está bien toma, aquí esta pero si sobra cambio me lo
regresas.
Recibí el dinero, mi madre suele ser un poco
tacaña pero la quiero, es más fácil pedirle dinero a mi papá, tal vez estaba un
poco consentida. Me despedí de mi hermanita Sofía y salí de prisa de la casa,
atravesé el jardín, abrí el zaguán y salí apresurada. Saqué mi celular, conecte
los audífonos, sonaba de nuevo “Until you’re mine” de Demi Lovato, comencé a
caminar con máss a prisa.
Aceleré el paso, estaba atravesando el
parque, el mismo parque en el cual Danniel siempre corría, no lo veía, seguramente
estaba por ahí cerca, aumente aun más mi paso, casi al grado de correr y vi el
celular, pulse replay, de verdad me gustaba esa canción. Seguí caminando, hasta
que caí al suelo después de haber chocado con algo o mas bien con alguien.
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