sábado, 24 de enero de 2015

Capítulo XC

Al entrar al lugar, una intensa ráfaga de calor nos abrazo, era irónico porque el lugar era abierto. Comenzamos a caminar, pasando cerca de muchos cuerpos, que se movían al ritmo de la música, todo se desplazaba de una forma frenética, todo estaba tan vivo, era una danza frenética de la vida.
-Si alguien te ofrece alguna bebida la tiras sobre una planta- me dijo Danniel.
-No creo que aquí haya plantas- conteste.
-La marihuana es una planta- agrego Demian.
El frenesí de gente, aumentaba, el volumen de la música era cada vez más fuerte. Danniel se acerco a mi, vi como sus labios se movían, pero era inútil, no escuchaba ni una sola palabra de aquello.
-¿Qué?- grite.
Danniel repitió todo, yo seguía sin poder escuchar nada, se acercó a mi y me tomo de la mano, y de pronto, era como si fuéramos sólo él y yo, como si todas esas personas tan frenéticas, hubieran desaparecido, de nuevo esa sensación; así de la mano seguimos caminando, pude notar que Valeria, Sebastián y Demian no nos seguían.
-¿Y tus amigos?- preguntó gritando Danniel.
-No lo sé- respondí de la misma forma.
De pronto una mano me toco el hombro, voltee y ahí estaba, era Mateo, con su aspecto despreocupado de siempre.
De repente nuestras miradas se encontraron, pude ver unos ojos color miel, que se veían rojizos, tal vez por el efecto de algún estupefaciente.
-Hola- dijo con una sonrisa.
-Hola- contesté.
Él con la mano, nos indico un lugar, mire a Danniel, este seguía sin entender la situación, Mateo comenzó a caminar y nosotros lo seguimos, aún tomados de la mano.
Lo seguimos a través de unas escaleras, la música iba perdiendo volumen conforme subíamos. La edificación, suspendida, parecía un proyecto grande, no imaginaba cuanto dinero pudieron haber perdido, el edificio era de unos seis pisos, estaba todo lleno de habitaciones, algunas con o sin puertas, algunas con cortinas, acondicionadas para hacerlas parecer tiendas, era impresionante, como todo aquello pasaba desapercibido ante los ojos de todos, era surreal como algo tan clandestino podía llegar a ser tan bello.
Llegamos al quinto piso, la música aun era audible, claro que a un nivel más decente, el frenético baile se veía hermoso, como una danza de celebración de la vida, que sólo celebraba eso; el hecho de estar vivos.
-Hola- dijo de nuevo Mateo.
-Hola- contesté. –´El es Danniel- añadí.
-Mucho gusto- dijo Mateo. –Yo soy Mateo.
Ambos se estrecharon la mano. Era extraño ver a las dos personas por las cuales estaba confundida, en un mismo lugar.
Mateo se acerco a mi oído izquierdo y con un pequeño susurro dijo:
-¿Podríamos hablar a solas?
Accedí. Le pedí a Danniel que me esperara abajo, este acepto de buena manera, aunque no pude leer su expresión facial.
-¿Qué me querías decir?- pregunte.
-Bueno yo…
Guardo silencio, sólo escuchaba el sonido de la música. Sus labios, que me parecían muy lindos y carnosos, estaban cerrados.
-¿Y bien?- pregunte. –Bueno hablare yo.
Tome aire y gane fuerzas.
-El chico que viste conmigo, ha sido mi sueño desde hace mucho…- hice una pausa. –Yo era la típica niña esperando a ser notada, cuando por fin logre un mínimo de atención, apareciste tú, me moviste, me confundiste… me sigues confundiendo- tome aire –te pedí tiempo después de aquel beso, ahora no sé… no sé, quien es… quien me gusta.
No dijo nada, se quedo callado.
-Bien, no hablas.
Sentí mis mejillas arder, como si toda la sangre de mi cuerpo, viajara directo a mi cara.
Di media vuelta y me fui, fui directo a las escaleras, en busca de Danniel. De pronto un fuerte brazo me detuvo,
-¡Espera!- exclamo el chico.
-¿Ya hablas?
-Lola, a mi también me gustas, y me gustaría intentar algo, pero…- hizo una pausa
-¿Pero que Mateo?, estoy cansada de esto, no me gustan los secretos.
-Es complicado… mi vida lo es.
-¿Qué es tan complicado?
-No te lo puedo decir.
-¿Por qué no?, si de verdad quisieras algo me lo dirías.
De nuevo otro silencio. Cada vez que nos quedábamos callados eran como cuchillas. Sus hermosos ojos color miel parecían estar a punto de quebrar en llanto.
Seguí mi camino, estaba a punto de bajar el primer escalón hasta que de nuevo, Mateo detuvo mi paso.
-Mateo, por favor.
No dijo nada, sus penetrantes ojos me miraban fijamente. Cada vez me oprimía con más fuerza.
-Mateo, suéltame.
Pero siguió sin decir nada.
-¡Me lastimas!
De pronto Danniel, emergió de entre las escaleras.
-¡Qué la sueltes!- grito.
Empujo a Mateo, logrando separarnos.
-¿Estas bien?- preguntó.
-Sí- dije masajeando mi brazo izquierdo.
Mateo seguía en shock y de pronto se fue corriendo.
-Vaya bicho raro- comentó –ven Lola salgamos de aquí.

Me tomo de la mano y a paso apresurado bajamos por las escaleras.


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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?