-¿Ya le
avisaste a Sebas de la fiesta?- pregunté.
-Ya.
-Sabes,
falta una hora para verme con Danniel y aún estoy en pijama- comenté.
-No te
preocupes, yo te ayudo.
La puerta
de la habitación se abrió. Era Demian, vestido con unos jeans y una camisa
blanca.
-Oh ¿ya
salió del convento la hija de lucifer?- pregunto el chico de lentes.
-También
me alegro de verte primito- contestó Valeria.
-¿Así
piensas ir a la fiesta?
-Por
supuesto, es la ultima moda en Paris- contesté con sarcasmo.
-Estábamos
a punto de arreglar a Lola, hasta que llegaste a interrumpir- replico Valeria.
–Ahora, puedes salir, tengo que arreglar a alguien- refiriéndose a mi.
Sacó a
Demian de la habitación, este quejumbroso salió más a la fuerza que por gusto.
Valeria cerró la puerta con seguro.
-Muy
bien- me miró con malicia –es hora de arreglarte.
Comenzó a
revolver las cosas de mi closet, sacando y metiendo prenda tras otra, no
sabiendo que elegir.
-¡Eureka!-
gritó triunfante.
Me acerco
un short azul y una blusa rosa de una sola manga y algo suelta, en conjunto con
unos zapatos altos del mismo color que la blusa, que nunca había utilizado y
sólo tenia porque me habían sido obsequiados.
-Me voy a
romper toda mi…
-Shhh- me
interrumpió – sin vulgaridades.
-Confía
en mi, yo sé de esto.
-Bueno…
Comencé a
cambiarme, en menos de lo que canta un gallo, estaba lista.
Valeria
abrió la puerta y dejo a Demian entrar.
-Sólo
falta maquillarla.
-Mientras
no me hagas ver como una prostituta…
-¿No
confías en mi buen gusto?
-Este… ¿cómo
te lo digo?
-Eso es
un no- añadió Demian.
-Tú
cállate- le contesto Valeria.
-¿Por qué
no te quedaste con las monjas todas la vacaciones- preguntó Demian.
-Porque
la hubieran terminado sacrificando- contesté.
-Bueno
ya, Lola, es hora de embellecerte- soltó Valeria.
-Bueno…
Así
empezó, comenzó a ponerme maquillaje en la cara, brillo en los labios, sombra y
pintura en los ojos y para acabar me arreglo el pelo.
-¡Listo!-
aplaudió, como si fuera una pintora y yo fuera su obra maestra.
-¿Cómo me
veo?- le pregunte a Demian, que estaba sentado en la orilla de la cama.
-Te ves,
como si estuvieras lista, para darle una paliza a alguien.
-¿Qué?-
me mire en el espejo que estaba frente a mi. –¡Cristo redentor!, me veo como
una delincuente.
-Te ves
hermosa- replico.
-¡Me veo
como una chola!
Me había
aplicado el maquillaje de tal forma que me veía como una chola, me había puesto
una sombra muy gruesa, un labial negro y una pintura en los ojos muy oscura y
muy extendida. Incluso con un peinado muy alto.
-¡No
puedo ir así!- exclame.
-Claro
que puedes, te ves como si pertenecieras a los lugares que frecuenta Mateo.
-Valeria tiene
un punto- comentó Demian
-Gracias-
dijo Valeria, sonaba orgullosa.
-Vayan y
díganle eso a ellos, a ver que dicen.
Me metí
al baño y me comencé a lavar la cara, quitándome todo lo que me había puesto
Valeria, también deshice el peinado. Deje mi cabello suelto y mi cara no tenía
rastro alguno de maquillaje, salí del baño y dije:
-Bien,
ahora si estoy lista, ¿nos vamos?
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