Mi sábado había pasado tarde, cuando
note ya eran las cuatro de la tarde, vería a Danniel en menos de una hora, me
fije en el espejo, no sé si debería ver a Danniel vestida así. Abrí mi armario
y comencé a sacar ropa, no me decidía, trate de no hacer un desastre… demasiado
tarde, cuando le decidí, muchas de mis prendas estaban ya en el suelo.
Mientras recogía el desastre, tome
una falda, una falda ligera, perfecta para el verano, tenía un estilo hippie
que me recordaba porque la había comprado, me quedaba perfecta, me llega arriba
de las rodillas. Elegí una blusa, azul agua, se veía bien con los tonos
azulados de la falda, saque unas sandalias, me las abroche y estaba lista, solo
faltaba hacer algo con mi pelo. Tome una pañoleta, una de color azul, me la
anude en el pelo haciendo una perfecta cola de caballo, ¿le gustara el color
azul? ¿o solo pensara que soy un pitufo?
No me puse nada más en la cara, que
delineador para ojos y rímel, ambos negros. Salí de casa, mis padres estaban
ocupados, ni siquiera notaron cuando me despedí.
Llegue al parque y me senté en un
banco, apenas estaba asimilando que unas horas antes, en ese mismo parque, mi
mejor amiga, me hablo sobre como su novio la desvirgo mientras estaban ebrios.
Me puse los audífonos y comenzó a
sonar “Come & get it” de Selena Gomez y así comenzó mi espera.
El clima no parecía empeorar, este
día no llovería, el cielo estaba despejado, la gente pasaba, mientras yo
esperaba. La hora había llegado, pero él no, lo espere 15 minutos, pasando los
15 minutos decidí esperarlo un rato más… aproximadamente una hora, no vendría,
de seguro solo fui una broma más, un juego de universitarios, al parecer el
gano más puntos por engañar a una niña de secundaria, incline mi cabeza y puse
las manos sobre las piernas, las apreté sobre la falda, no me había dado cuenta
de que me había quitado el barniz de las uñas, una gota cayó sobre mi mano,
estaba llorando, genial, llorando por un chico que no me quiere, que solo me
beso mientras estaba ebrio, que bueno que esta parte del parque no se ve desde
la casa, o si no mis padres verían lo patética que es su hija. El rímel se me
estaba corriendo, me lo limpie con el brazo. La música cambiaba, ahora era
“Ordinary day” de Vanessa Carlton, algo cayó sobre mi falda era un…. ¿cheeto?
Me quite los audífonos y levante la
mirada y ahí estaba él, con una bolsa de cheetos.
-¿A que vino eso?
-Los cheetos mejoran todo- dijo con
una enorme sonrisa, me acerco la bolsa pero negué con la cabeza. -¿Qué tienes?
-Nada.
-Bueno pues la gente no llora por
nada- se sentó al lado de mi y me seco una lagrima. –Anda puedes decirme- Mateo
insistió.
-Me… me dejaron plantada.
-Vaya, que cretino- dijo con una voz
sincera –dejar plantada a una chica tan guapa, que idiota… perdón, si estas
llorando por él, debe de ser importante para ti.
-Descuida no hay problema- suspire.
Hubo silencio, no fue de esos
silencios incómodos, sino uno de esos, que parecían programados, de muto
acuerdo.
Me sujeto del brazo y me levanto, no
entendía que pasaba.
-Bueno, ya que saliste para tener
una cita, hagamos eso, divirtámonos- sonrió.
-No tienes porque, en serio, además
no era una cita en sí- sentía como el pulso se aceleraba, cuando me tomaba del
brazo.
-Es verdad, no tengo porque- hizo
una pausa –pero quiero, entonces ¿Qué dices?
-Digo, que sí- sonreí.
-¡Mira!- grito. Me jalo del brazo y
me llevo corriendo a un puesto de helado.
-Wow, de verdad que te gusta el
helado.
-Claro, es una de las pequeñas cosas
que tienes que disfrutar, como besar.
De nuevo me sonroje.
-¿De qué quieres tu helado?- me
pregunto.
-Fresa está bien.
-Okay- sonrió. –Me da un helado de
fresa y uno de chocolate- le dijo al encargado, este le entrego dos conos de
helado, me dio a mí el de fresa y extendió un billete al encargado.
Me llevo a los columpios y
comenzamos a platicar.
-Entonces… ¿extrañas tu ciudad?
-La verdad, es que, no- dijo –pero
si extraño a mis amigos.
-¿Tenias muchos amigos?- lamí el
helado, valla que era rico.
-No, unos 3, tú sabes, no importa la
cantidad de amigos que tengas, sino mas bien el tipo de amigos, ¿entiendes no?
-Claro, solo tengo dos amigos y creo
que con eso me basta- y era verdad, Demian y Valeria eran las mejores personas
que había conocido.
-¿Entonces yo no soy tu amigo?
-Claro que sí, me refería a que
ellos…
-Ya sé- se rió –te entiendo
perfectamente.
Su risa, me hacia sonrojarme.
-¿Quieres probar de mi helado?-
pregunto acercándome su cono.
-¿Qué?
-¿Qué si quieres probar mi helado?
-Claro- sonreí. Acerque los labios
al helado, valla estaba delicioso. Sentí frio, valla me había embarrado el
helado.
-Eres un…- grite, era tarde él
estaba corriendo.
-Ven atrápame si puedes- dijo
divertido.
Así comencé a seguirlo por el
parque, corría rápido, imposible seguir su paso, al final él fue el que me
termino atrapando. Cuando lo hizo nos tiramos en el pasto, estaba exhausta,
mire sus ojos, sus hermosos ojos color miel que solo me veían a mí. Me dedico
una sonrisa. La tarde paso rápido, solo éramos él y yo disfrutado la tarde,
hablando, jugando y riendo. Tenía mucho tiempo que no me la pasaba tan bien con
un chico… incluso olvide la grosería de Danniel.
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