Llegar a
casa nunca se me había hecho tan rápido, me sentía distante, estaba confundida,
mucho más de lo que pensaba que estaría, intente hacer que pasara el tiempo,
leí revistas, cambie canales, escuche música, todo me recordaba mi beso con
Danniel (el cual aun no creía que hubiera sucedido).
El día
paso sin más, Danniel no dio señales de vida, no estuvo en Facebook en todo el
día, no publico nada, no me envió ningún mensaje, ¿Qué clase de cretino no le
manda un mensaje a la chica, que beso mientras estaba ebrio la noche anterior?
-Lola
Ferro del Valle- mi mamá estaba en el marco de la puerta sin que yo lo hubiera
notado -¿no piensas arreglarte?
-¿Para
qué?- pregunte, sin idea alguna de que me hablaba.
-Los
vecinos vienen a cenar hoy.
-Ah-
balbucee –diles que sólo tienes una hija o que la otra es muy fea para bajar.
-Lola no
estoy bromeando, arréglate ya.
Solté un
suspiro y me puse la almohada sobre mi cara, di una vuelta estando ahora
bocabajo, el recuerdo del beso regreso a mi mente, como si una bala atravesara
mi mente, y esa bala era el recuerdo.
Me
levante de la cama y me dirigí al baño, me despoje de la ropa y entre a la
regadera, el agua caliente comenzó a caer sobre mí, relajando cada musculo de
mi cuerpo.
Una buena
ducha era lo que me faltaba, elegir la ropa no fue difícil, digo cenaría con
los nuevos vecinos, no con la Reina Isabel. Mi elección fue sencilla, un
vestido con olanes negros y morados, ni muy corto ni muy largo, debajo de los
muslos, pero arriba de las rodillas y elegí unos zapatos negros, tipo flats, el
pelo lo lleve recogido con un moño morado, no me maquille, solo me puse algo de
rímel y me delinee los ojos con un lápiz negro.
Ponerme
unas pulseras con picos me haría ver ruda.
Baje a la
sala y mis padres estaban sentados, cerca estaba Sofía con un libro de cuentos
infantiles.
-Te ves
bien- sonrió mi mamá.
-Muy…
“dark”- dijo mi papá.
-Pensaba
en ponerme pulseras con picos, pero mejor opte por un piercing en el ombligo
¿quieres ver?- dije sarcástica.
Mi padre
a punto de decir algo hasta que se vio interrumpido por el timbre.
-Yo abro-
dije y sonreí –tal vez los vecinos quieran ver mi piercing- solté una risita.
Escuche a
mi papá soltar una especie de gruñido, salí de la casa solo para ver detrás del
zaguán, a un señor igual de imponente que mi padre, mas canoso, con un traje
gris impecable. A una señora no tan alta, de facciones más finas, piel blanca y
pelo achocolatado, luciendo un vestido negro. Pero lo que llamo más mi atención
fue él chico que venía con ellos, un chico alto, blanco, con facciones finas
como las de la señora, pero fuerte.
-Buenas
noches- sonrió la mujer.
-Eh… ah…-
comencé a balbucear, sentí como la sangre iba hacia mi cara. –Buenas noches-
abrí el zaguán y la familia entro, los acompañe adentro.
Después de los saludos y una plática, nos
dirigimos a la mesa. Ahí descubrí que los nombres de aquella familia eran Mónica,
Germán y Mateo.
Mateo sin
duda me robo la atención, mire sus ojos con más interés, unos ojos hermosos, de
color miel. También me cautivo su pelo alborotado de un castaño claro que lucía
bastante bien. También llevaba un piercing en la oreja izquierda, una forma
redonda de color negro. En cierto momento me atrapo viéndolo, yo solo voltee a
otra parte y rogué a los cielos para no sonrojarme.
-Eres muy
guapa Lola- dijo Mónica.
-Gracias-
sonreí ante el cumplido.
-¿Qué
estudias?- se llevo la copa de vino a la boca.
-Entrare
a tercero de secundaria.
-¡Qué
bien!- sonrió una vez la mujer. Comencé a creer que tenía alguna especie de
cirugía estética, su cara se veía un poco estirada –Mateo entra a tercer
semestre de prepa.
-Muy
bien…- sonreí una vez más.
-¿Ya sabes
que quieres estudiar?- pregunto mi papá, dirigiéndose a Mateo.
-Aun no
sé bien- contesto este. Su voz era gruesa, me gustaba, no me había dado cuenta
que sus labios eran carnosos. –Tal vez sea filosofía, es lo que más me gusta.
-¡Lola!-
exclamo mi madre -¡No escuchas que te están hablando!
-Eh… ah…-
comencé a balbucear –perdón… ¿Cuál fue la pregunta?
-No te
preocupes- Mónica sonrió disimuladamente –te pregunte si ya tienes una idea de
que quieres estudiar en el futuro.
-Ah… no
aun no- solté. ¿Pensar en el futuro?, apenas entrare a tercero de secundaria,
¿debería tener ya un plan de vida?
La
conversación siguió, mi hermana se fue a dormir un poco después de las diez. No
pude evitar mantener contacto visual con Mateo, cada mirada era distinta,
inexplicable. Me perdía en sus ojos color miel, como solía pasarme con los ojos
azules de Danniel.
La cena
termino y ellos se fueron, quedamos mi mamá, mi papá y yo recogiendo. Ellos
eran los invitados, se deberían ofrecer a limpiar, por cortesía.
-Por lo
menos alguien en esta mesa si tenía un piercing- solté una risita.
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