sábado, 14 de septiembre de 2013

Capitulo XXXV

arguing


“Creo que me fue excelente en el examen, mañana sabremos el resultado”, era lo que decía el mensaje que pensaba enviar a Danniel, repase varias veces el contenido antes de presionar enviar.
-Lola, le escribe mensajes a su enamorado- Valeria me daba una palmada, y se sentaba en la mesa de mi pupitre. -¿Cómo te fue en el examen?, por tu sonrisa al parecer bien, en mi caso, no tanto.
-Aciertas, me fue bien- sonreí, al ver la expresión de Valeria me puse más seria. – ¿Por qué crees que te fue mal?
-No me concentraba, pensaba en mi incidente.
-¿De qué incidente hablan?- no nos habíamos dado cuenta de que Demian estaba al lado de nosotras.
-Cosas de mujeres, ¡que no te importan!- contesto Valeria.
-Lamento darle la razón a Vale- me sentía culpable, pero estos temas no podemos hablarlos con Demian, menos si se trata de algo relacionado con Sebastián. –Pero son cosas de chicas, muy, muy intimas.
-Ok, hablamos después- se alejo un poco, se detuvo y nos dijo:-Por cierto hoy llegare un poco tarde al café- y siguió su camino.
-Sabes, él podría enterarse por Sebastián-  comente.
-¿Crees que le diga algo?- Valeria parecía preocupada.
-No lo sé- debía buscar algo con que tranquilizarla –tal vez se lo cuente porque son muy unidos-. Bravo Lola, siempre sabes que decir.
-¿Tú crees?- abrió mucho los ojos.
Debía buscar como cambiar de tema, no quería agobiarla más con el tema de Sebastián.
-Este… yo…- comencé a balbucear, no sabía que decir, no soy buena para ese tipo de situaciones –no sé- solté finalmente, esperaba algo más tranquilizante o que ayudara más, que un simple no sé. Mi celular sonó, era un mensaje, un mensaje de Danniel, algo con lo que por fin podía cambiar de tema. –Mira, un mensaje de Danniel.
-¿En serio?, ¿Qué dice?- preguntaba Valeria curiosa, al mismo tiempo que intentaba curiosear en mi celular.
-Espera- la apartaba, para poder leer el mensaje –el mensaje dice: Felicidades, Lola, espero te haya ido bien, te deseo lo mejor- me quede callada, en el interior esperaba algo más “romantico”.
-Wow que… expresivo- sonaba no muy convencida, incluso a ella le pareció muy seco el mensaje –Por lo menos te deseo suerte.
-Parecía cortante- dije frustrada.
-Bueno un poquito- dijo ella, soltando un suspiro.
El timbre sonó, y la maestra de inglés entro al salón de clases, no se olvido de recordarnos que su examen es mañana. La clase era igual que las demás, el día seguía lluvioso. Estaba feliz y decepcionada, todo por un mensaje, ¿es posible que pase eso?, no lo sé simplemente estaba confusa, y no solo por eso, pensaba si tal vez Sebastián, platicaría sus intimidades con Demian.
Las siguientes clases fueron muy normales, la mayoría de los comentarios que pude escuchar, fueron sobre la proximidad de las vacaciones de verano. Ni siquiera había pensado en eso últimamente, en que dejaría de estar en segundo año, y me tendría que enfrentar muy pronto al tercer y último año de secundaria.
-Bueno aquí estamos- Valeria se tocaba el pelo, ese día había decidido plancharlo, no estaba ondulado como de costumbre.
-Así es- suspire –la secundaria, ¿entramos?
-Vamos, no sean exageradas- Demian estaba muy tranquilo, acomodando sus lentes, y aun sin brackets.
De un auto bajaba una chica, pelo negro y rizado, no muy alta, con una frente amplia, no se veía muy bien, unos jeans, tenis rosados, una camisa suelta y unos lentes.
-¿Le deberíamos hablar?- Valeria preguntaba mientras la inspeccionaba.
-Parece muy solitaria- comente.
Sin darnos cuenta, Demian ya no estaba, ahora platicaba con aquella extraña.
-Alguien se nos adelanto- dije, Valeria volteo, soltó una especia de resoplido y se dirigió a ellos, yo la seguí.
-Hola- Valeria sonreía exageradamente -¿No nos vas a presentar?
-Claro- decía Demian sonriente –Laura ellas son Valeria y Lola- la chica estiro la mano, y nos saludo cortésmente a cada una.
-Mucho gusto- la chica sonreía.
-Bueno… ¿entramos?- pregunte.
-Vamos- contesto Demian, dedicándole una sonrisa a Laura.
Los cuchicheos, en el salón no eran sorpresa, era el primer día, la gente se conocía, otros se reencontraban. Viejos y nuevos amigos se unían, y nosotros al parecer pasábamos de ser 3 a 4. Ese día, el primer día de la secundaria, lo vi a él a Alberto, el chico más guapo del salón, sin saberlo él también me miraba a mí.
-Hola- el chico estaba frente a mí –mucho gusto- extendió su mano y yo acepte –me llamo Alberto ¿y tú?
-No, yo no- agitábamos las manos, yo me sentía en otro sitio.
-OK... ¿me regresas mi mano?- parecía incomodo.
-¿Eh?- me di cuenta de lo que sucedía –disculpa- solté su mano y me sonroje.
-Descuida- soltó una risita –entonces ¿Cómo te llamas?
-Lola.
-Bonito- me dedico una sonrisa –entonces supongo que tu verdadero nombre es Dolores, ¿o me equivoco?
-Te equivocas- sonreí –solo Lola.
-Diferente, eso es bueno- se sentaba sobre la mesa de un pupitre –a mi me dicen Beto.
El timbre sonó, la primer clase estaba a punto de comenzar, la profesora entro, según el horario la primer hora era español, Valeria se sentó a lado de un chico que acababa de conocer, Demian y Laura, se sentaron juntos, no podía evitar pensar que pronto habría romance entre esos dos. Y bueno, Alberto y yo nos sentamos, juntos. Nos entendíamos bien, hacíamos buena química, pasamos de ser un trió a ser un quinteto, no simplemente éramos Lola, Valeria y Demian, si no que ahora éramos Lola, Valeria, Demian, Laura y Alberto. La secundaria prometía ser diferente. El primer receso transcurrió con Laura y Alberto en nuestro pequeño grupo de tres, que ahora era de cinco. Las primeras semanas pasaron igual, se empezaron a definir los grupos de amigos, el nuestro al parecer lo estaba. Alberto no tardo mucho tiempo en preguntarme si quería ser su novia, mi respuesta fue si, el seria mi segundo novio (aunque no sé si los “romances” de primaria cuentan).
-Despierta- Valeria chasqueaba los dedos –a veces pienso que te drogas.
-¿Eh? ¿Qué paso?- balbuceaba, me había quedado absorta en mis recuerdos.
-Nada, solo que te quedaste mirando por la ventana como por 10 minutos- Demian dejaba su libro sobre mi pupitre -¿En qué pensabas?
-Nada… nada importante- conteste, revise mi celular, ningún mensaje.
Salimos del salón, la hora del receso había llegado, cuando el timbre sonó, indicando que este había terminado, me dirigí al baño. A la salida de este me encontré con Alberto.
-Eh, hola Lola- sonreía.
-Hola- seguí mi camino, Alberto me seguía.
-Pensé que podíamos salir más tarde, ir al cine o algo- sonaba seguro -¿Qué dices?
-Que estoy ocupada, tengo que estudiar.
-¿Qué tal el fin de semana?- ahora estaba en frente de mi, impidiéndome el paso, con una gran sonrisa de confianza, esa a la que las demás chicas no podían decir que no.
-¿Por qué no le preguntas mejor a Laura?- me comencé a enfadar.
-Sabes que es historia, además mírame, soy Alberto- su arrogancia me molestaba cada vez más –todas quisieran salir conmigo.
-Yo no soy de esas “otras” así que, si te quitas te lo agradecería- comencé a avanzar, hasta que el me detuvo, agarrándome del brazo –vamos Lola, ¿Qué quieres que te diga para que me des otra oportunidad?
-Suéltame, no quiero nada contigo- lo empuje, logrando que me soltara, y me fui.

Las clases, fueron normales, estaba abrumada por el asunto con Alberto, uff, un idiota, pero mientras pensaba en eso, mi mente viajaba directo a Danniel,  el chico perfecto, por supuesto soltero, pero yo solo era una niña de 14 años, no creía lograr mucho con él. Las clases terminaron, evite a Alberto a toda costa, mi madre fue quien nos recogió a Valeria y a mí, una vez en mucho tiempo que no llegaban tarde por mí.


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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?