Guarde todo de nuevo y me levante, me dirigí
a la máquina expendedora, aunque estaba un poco lejos. Me moje a mis paso,
atravesando charcos, sentía mis pies fríos debido al agua que atravesaba los
calcetines, llegue a la máquina expendedora de golosinas, y rápidamente me
decidí por una barra de chocolate, regrese al lugar donde estaba sentada.
¡Vaya!, eran ya las dos cuarenta y cinco, me senté, y con cuidado quite la
envoltura del chocolate, y empecé a comer; me puse los audífonos y coloque música
en aleatorio, ahora sonaba “Bad Day” de Daniel Powter; vaya como si no fuera
suficiente, ahora hasta la música que llevaba en el celular, me recordaba, que
ese no estaba siendo el mejor día de mi vida. Mientras me comía el chocolate,
hacia un recuento de las desgracias que me habían pasado durante el día, no
sabía si empezar, por la madrugada, desde que no pude dormir o desde que me
dormí en clases; perro terminaba con el hecho de que estaba empapada y
abandonada. Y claro, lo de estar completamente mojada, no era del todo malo,
cuando éramos pequeños, a Demian, a Valeria y a mí, nos encantaba jugar en los
charcos bajo la lluvia.
La tranquilidad, y el silencio se rompieron
gracias a mi tono de llamada, era mi papá.
-Papá, ¿qué paso?- pregunte yo, no sabía
porque, pero sentía un nudo en la garganta, pero en definitiva, no, no iba a
llorar -¿Por qué te estás tardando tanto?
-Disculpa, ya casi llego- dijo –tuve un
incidente con la llanta, y a eso agrégale la torrencial lluvia.
-Pero por favor date prisa, muero de frio-
cosa que no era falsa, era el efecto de estar empapada, de pies a cabeza.
-Ya, ya, estaré ahí en 5 minutos.
-Ok te espero- y sin decir más colgué.
Y así paso, mi papá no tardo mucho en llegar,
me mando un mensaje avisando que estaba afuera, así que salí, y el estaba ahí
parado con una sombrilla, vestido con un pantalón negro y una camisa blanca
desabotonada de la parte superior y por supuesto sus típicos lentes, estaba muy
sucio, por lo que me quedo claro que, él intento cambiar la llanta. Lo salude con
un beso y le dije:
-Por favor dime que llamaste a un
profesional.
-Hey ¿que yo no soy un profesional?
-Te diría la verdad, pero heriría tus
sentimientos.
-Bueno, gracias que considerada- dijo con
algo de sarcasmo – ¿y tú? ¿Aprovechaste la lluvia para bañarte?
-No, es que mi papá es un hombre muy cruel,
que me hace esperarlo una hora.
-No, pues tu papá es un ser malvado- dijo
divertido –vámonos ya.
Después de estas palabras, subimos al auto, y
dimos marcha a la casa. Me puse los audífonos de nuevo, y ahora sonaba
“Alguien” de Jaime Kohen. Lo cual me sirvió para recordar, que Demian no me
dijo quien era la persona que le gustaba.
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