sábado, 16 de febrero de 2013

Capítulo X





Capítulo X:
Eran las dos de la tarde, todos salían apresurados, todos querían disfrutar de dos días de libertad, los dos últimos días sin presión, debido a que el lunes comenzaban los exámenes.
No tarde mucho en recibir un mensaje de texto, de mi padre, para variar llegaría tarde por mí, claro el tráfico es horrible, pensando que vivo en la ciudad más grande del mundo. Fui a sentarme un rato, esperando a que mi padre llegara, y claro, a que no lloviera, al mismo tiempo que el cielo se nublaba cada vez más, apareció Demian, caminando tranquilamente hacia mí. Cada vez se acercaba más, y me sonreía, llego exactamente a la mesa en la que yo estaba sentada, y se sentó justo frente de mí.
-Hola, otra vez- dijo Demian – abandonada otra vez ¿eh?
-Hola- conteste con una sonrisa –claro abandonada una vez más, la misma historia de siempre– dije, con tono de resignación –oye ¿y tú qué haces aun aquí?, por lo general eres de los primeros en llegar, y de los primeros en irse.
Su expresión cambio, después de lo que dije.
-Este… si, veras… el tráfico y todo eso- dijo comenzando a divagar –además no creo que mi papá se tarde mucho.
-Ah ok, espera… ¿tu papá?- dije, sorprendida.
La causa de mis sorpresa, ante su respuesta es que, en 7 años que llevamos de conocernos, su papá nunca, había ido por él a la escuela, siempre, habia sido su mamá.
-Si mi papá, ¿tiene eso algo de raro?- pregunto, por fin.
-Bueno, pensando que en todos los años que tengo de conocerte, la persona, que siempre ha pasado por ti a la escuela, ha sido tu mamá.
-Bueno, hay que variar de vez en cuando, ¿no crees?
-Bueno ya, cambiemos de tema- dije, con tono de curiosidad –que te parece, si hablamos de Vale.
-¿De Vale?- pregunto, con cierta confusión – ¿le paso algo? ¿Tiene algún problema? ¿O qué?
-No, nada de eso- dije, poniendo una sonrisa. Me sorprende que, no se dé cuenta, de que Valeria, este enamorada de él. –A lo que me refiero, es si… ammm... como explicarme. ¿Te gusta Vale?
-¿Qué?, Lola ¿De dónde sacas esas cosas?- dijo, con tono de molestia e incomodidad.
-Vamos, se les nota un montón, solo que ninguno de los lo quiere reconocer.
-Nada que ver- dijo, pasando de molesto a serio.
-Vamos, admítelo tú, ya que ella nunca lo hará.
-No hay nada que admitir.
-Ohh vamos, yo sé que si te gusta.
-¡Que no Lola!- grito, de nuevo enojado –perdón, por reaccionar así, es solo que… no me gusta Valeria, no digo que no me guste alguien, es solo que no es ella.
-¿A no?, entonces cuéntame, ¿Quién te gusta?- dije, mostrándome aun más curiosa.
-Bueno… la verdad es que, es lo opuesto a Valeria.
-Y esa persona es…
-Y esa persona es… ahh es que no me siento cómodo diciéndolo.
-Vamos Demian, dímelo ya, somos amigos ¿no?
-Bueno… es que… veras… la persona que me gusta es…
De pronto, un estrepitoso trueno resonó, sobre nosotros, y miles de millones de pequeñas gotas de lluvia comenzaron a caer sobre nosotros, Demian y yo, nos levantamos de nuestros asientos, y salimos huyendo del lugar. Corrimos a través del patio, buscando un refugio, donde protegernos de la lluvia, los charcos que se formaban, mojaban mis tenis, puedo sentir incluso el agua traspasando los calcetines, realmente odiaba esa sensación. Encontramos refugio, en un edificio de la escuela, nos sentamos en las escaleras, mi pelo estaba totalmente mojado, al igual que mi sudadera y el resto de mi, Demian ni se diga, sus lentes estaban completamente empapados, no sé cómo podía ver tan bien, o más bien ¿podía ver?
Comencé a reír.
-Cristo redentor- dije, la risa apenas me dejaba articular palabras –míranos somos un desastre- sacudí mi melena, salpicando a Demian, este retrocedió.
Nos dirigimos, a sentarnos en las escaleras, observaba como la lluvia cubría todo, mientras Demian, limpiaba sus lentes. Sólo se podía escuchar el sonido de la lluvia cayendo, a pesar de que el timbre había sonado quince minutos antes, ya no había nadie más que nosotros, o al menos eso pensé. La escuela se mostraba tan tranquila, sin nadie más alrededor. De pronto, la calma se vio interrumpida, por el ruido era el celular de Demian.
-Hola má- dijo el chico de los lentes, con cierta serenidad –si aun estoy aquí, esperándote… ok… si está bien… ya voy.
Con cuidado guardaba de nuevo el celular en su mochila, se puso los lentes de nuevo, y se acerco a mí.
-Bueno Lola- dijo –fue entretenido empaparme contigo, pero me tengo que ir.
-Claro, debemos repetirlo más a menudo- dije divertida. Seguido de esto, nos despedimos con un beso en la mejilla. –Te mando un mensaje, en cuanto llegue a casa.
-Muy bien- dijo este, alejandose –nos vemos.

Demian, salió corriendo y levantando la mano, como señal de que se despedía, corría como si tratara de esquivar la lluvia, veía como desaparecía. De nuevo me encontraba sola, me dirigí a los escalones, para sentarme; me puse los audífonos y empezó a sonar “Día de enero” de Shakira, mientras veía la lluvia caer, esperando a que mi papá llegara por mí.

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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?