sábado, 18 de abril de 2015

Capítulo XCVIII

-¡Segundo lugar!- grité indignada con el reconocimiento en la mano izquierda y Juana la elefanta en la mano derecha –¿Puedes creerlo?
Danniel parecía divertido con mi reacción.
-Lo hiciste mejor que Shakira.
-¡Lo sé!- resople y vi el reconocimiento en el que se leía:
“Segundo lugar
Daniel y Lola
Concurso mensual, Julio 2013
Kara-okay”
No pude evitar sonreír, aunque no ganamos nos divertimos. Noté que el nombre de Danniel estaba mal escrito.
Eran poco más de las ocho treinta, la temperatura había bajado, sólo seguía a Danniel a través de la banqueta.
-¿No te molesta?- pregunté.
-¿Qué?
-Que escriban mal tu nombre- dije –a mi me molesta que me digan Dolores.
-La verdad no pienso mucho en ello… Dolores- dijo soltando una carcajada.
Le di un golpe en el brazo, aun no sabia adónde estábamos yendo.
-Ahora, ¿adónde vamos?
Danniel se detuvo en seco.
-Aquí.
Estábamos frente a una heladería, Danniel me abrió la puerta y lo seguí al interior de la misma, nos sentamos en una mesa con dos sillas.
-¿De qué quieres tu helado?- preguntó amablemente.
-Chocolate esta bien.
-Muy bien.
Daniel fue a la barra, a ordenar, mi celular emitió un sonido y lo saque de mi bolsa, un mensaje de Valeria, el teléfono hizo el mismo sonido de nuevo, una nueva notificación en la pantalla, Mateo, tal vez no era tan buena idea contestar en ese momento.
Danniel regreso con un helado en cada mano.
-Sabes me gustas- le dije a Danniel –pero me gustas más cuando tienes helado en las manos.
-¿O sea que ahora me veo increíblemente irresistible?
-Te lo diría, pero no te estoy viendo a ti- le mande un beso y le guiñe un ojo… al helado –¿Cuál es el mío?
-¿Cuál quieres?
-Mmmm… los dos- sonreí, imploraba por ambos.
Danniel sólo se río, coloco ambos recipientes de helado frente a mi.
-Elige- señalo a ambos vasitos –gomitas o chispas de chocolate.
-Eres cruel, Danniel- hice un gesto de reprobación.
-Soy justo, no quiero que mi novia, muera de un coma diabético.
Novia, Dios, cada vez que lo decía mi pulso se aceleraba, nunca creí que escucharía esa palabra saliendo de la boca de Danniel, menos refiriéndose a mi. Mis manos en lugar de tomar el helado, tomaron las manos de Danniel, como si estuvieran heladas, desesperadas en busca de calor, pero no cualquier calor, sólo el que Danniel podía ofrecer.
-Te elijo a ti- me dirigí a sus labios, le di un beso suave y tierno. –Pero quiero el helado con gomitas.
-Me gustas- susurro.
Me entrego el helado, el tomó el suyo y comió una cucharada.
-¿Me das?
-Claro- Danniel me extendió su cuchara, no entendiendo la indirecta.
-Que lento eres.
Lo tome por la cara y nuestros labios se unieron, como si no se hubieran tocado en mucho tiempo.
-Muy lento- susurro.
Tomó mi mano derecha y me dio un beso.
-Me gustas mucho- soltó.
-Y tú a mi.
Nuestros labios se buscaron una vez más, esta vez en un beso más tranquilo y más profundo, más suave y…
Mi teléfono comenzó a timbrar, esa cosa sabia romper los momentos mágicos. Aventure mi mano por el celular y conteste sin mirar la pantalla.
-¿Bueno?
Danniel tomó mi mano, me dio un beso y sentí una descarga, que llegaba desde mis manos hasta mis pies, una descarga que recorria cada parte de mi cuerpo, era el efecto de Danniel.
Le sonreí, mientras el sonreía, su sonrisa me derretía, sus perfectos ojos azules, sus cabellos rubios, su sonrisa blanca, su piel dorada, en fin, estaba fascinada por él.
-¡Lola!- Valeria gritando al otro lado de la línea telefónica, rompió así el hechizo de los ojos de Danniel.
-Ah.. sí, disculpa.
-¿Dónde estas?
-En una heladería.
 -¿Estas muy lejos de esquina del cielo?
-No lo sé- aventuré -¿Por?
-Tienes que verte con Demian.
-¿Qué?- estaba extrañada –¿Por qué?, Vale no te entiendo.
-Tus papás.
-Ellos qué- solté la mano de Danniel y me levante, le hice una seña, para que me diera un momento. –¿Qué pasa con ellos?
-Pasaron por “Esquina del cielo”.
-Ay no.
-Y se dierón cuenta de que no estabas.
-Ay no.
-Ay sí- hizo una pausa –pero…
-¿Pero qué?- la interrumpí.
-A eso voy- soltó un bufido –como me vieron con Sebas y Demian no esta, les dije que te fuiste con él, para no hacer mal tercio.
-Y Demian…
-Descuida- ahora ella me había interrumpido –ya sabe, pero lo ideal sería que fueras con él.
Tal vez Valeria no fuera tan bruta como empezaba a creer.
-Gracias- solté con alivio. –Te debo una.
-Lo sé, pero bueno apresúrate.
-Okay, gracias de nuevo.
Colgué y regresé a la mesa donde estaba Danniel.
-¿Todo bien?- preguntó el chico rubio.
-Sí, descuida, sólo un pequeño cambio de planes.
-¿Qué?
-Tenemos que buscar a Demian, mis padres creen que estoy con él.
-Espera- se quedo pensativo –¿Le dijiste a tus padres que tenías una cita con Demian?
-¿Qué? ¡No!- resople –les dije que iba a salir con Demian y Vale.
-Creí que ya les habías dicho de mi… de nosotros.
-Lo hice… bueno a medias, mi mamá sabe.
-Pero tu papá no…
Mi estomago se comenzó a revolver ¿acaso era nuestra primera pelea?
-Danniel, yo…
-Será mejor que nos apresuremos.

Danniel se levantó de su silla y dejo un par de billetes, en la mesa, él salió primero, sin tomarme la mano, sin hablarme. Yo lo seguí, dejando atrás un par de helados a medio comer.

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En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?