-¡Segundo
lugar!- grité indignada con el reconocimiento en la mano izquierda y Juana la
elefanta en la mano derecha –¿Puedes creerlo?
Danniel
parecía divertido con mi reacción.
-Lo
hiciste mejor que Shakira.
-¡Lo sé!-
resople y vi el reconocimiento en el que se leía:
“Segundo
lugar
Daniel y
Lola
Concurso
mensual, Julio 2013
Kara-okay”
No pude
evitar sonreír, aunque no ganamos nos divertimos. Noté que el nombre de Danniel
estaba mal escrito.
Eran poco
más de las ocho treinta, la temperatura había bajado, sólo seguía a Danniel a
través de la banqueta.
-¿No te
molesta?- pregunté.
-¿Qué?
-Que
escriban mal tu nombre- dije –a mi me molesta que me digan Dolores.
-La
verdad no pienso mucho en ello… Dolores- dijo soltando una carcajada.
Le di un
golpe en el brazo, aun no sabia adónde estábamos yendo.
-Ahora,
¿adónde vamos?
Danniel
se detuvo en seco.
-Aquí.
Estábamos
frente a una heladería, Danniel me abrió la puerta y lo seguí al interior de la
misma, nos sentamos en una mesa con dos sillas.
-¿De qué
quieres tu helado?- preguntó amablemente.
-Chocolate
esta bien.
-Muy bien.
Daniel
fue a la barra, a ordenar, mi celular emitió un sonido y lo saque de mi bolsa,
un mensaje de Valeria, el teléfono hizo el mismo sonido de nuevo, una nueva
notificación en la pantalla, Mateo, tal vez no era tan buena idea contestar en
ese momento.
Danniel
regreso con un helado en cada mano.
-Sabes me
gustas- le dije a Danniel –pero me gustas más cuando tienes helado en las
manos.
-¿O sea
que ahora me veo increíblemente irresistible?
-Te lo
diría, pero no te estoy viendo a ti- le mande un beso y le guiñe un ojo… al
helado –¿Cuál es el mío?
-¿Cuál
quieres?
-Mmmm…
los dos- sonreí, imploraba por ambos.
Danniel
sólo se río, coloco ambos recipientes de helado frente a mi.
-Elige-
señalo a ambos vasitos –gomitas o chispas de chocolate.
-Eres
cruel, Danniel- hice un gesto de reprobación.
-Soy
justo, no quiero que mi novia, muera de un coma diabético.
Novia,
Dios, cada vez que lo decía mi pulso se aceleraba, nunca creí que escucharía
esa palabra saliendo de la boca de Danniel, menos refiriéndose a mi. Mis manos en
lugar de tomar el helado, tomaron las manos de Danniel, como si estuvieran
heladas, desesperadas en busca de calor, pero no cualquier calor, sólo el que
Danniel podía ofrecer.
-Te elijo
a ti- me dirigí a sus labios, le di un beso suave y tierno. –Pero quiero el
helado con gomitas.
-Me
gustas- susurro.
Me
entrego el helado, el tomó el suyo y comió una cucharada.
-¿Me das?
-Claro-
Danniel me extendió su cuchara, no entendiendo la indirecta.
-Que
lento eres.
Lo tome
por la cara y nuestros labios se unieron, como si no se hubieran tocado en
mucho tiempo.
-Muy
lento- susurro.
Tomó mi
mano derecha y me dio un beso.
-Me
gustas mucho- soltó.
-Y tú a
mi.
Nuestros
labios se buscaron una vez más, esta vez en un beso más tranquilo y más
profundo, más suave y…
Mi teléfono
comenzó a timbrar, esa cosa sabia romper los momentos mágicos. Aventure mi mano
por el celular y conteste sin mirar la pantalla.
-¿Bueno?
Danniel
tomó mi mano, me dio un beso y sentí una descarga, que llegaba desde mis manos
hasta mis pies, una descarga que recorria cada parte de mi cuerpo, era el
efecto de Danniel.
Le
sonreí, mientras el sonreía, su sonrisa me derretía, sus perfectos ojos azules,
sus cabellos rubios, su sonrisa blanca, su piel dorada, en fin, estaba
fascinada por él.
-¡Lola!-
Valeria gritando al otro lado de la línea telefónica, rompió así el hechizo de
los ojos de Danniel.
-Ah.. sí,
disculpa.
-¿Dónde
estas?
-En una
heladería.
-¿Estas muy lejos de esquina del cielo?
-No lo sé-
aventuré -¿Por?
-Tienes
que verte con Demian.
-¿Qué?-
estaba extrañada –¿Por qué?, Vale no te entiendo.
-Tus
papás.
-Ellos
qué- solté la mano de Danniel y me levante, le hice una seña, para que me diera
un momento. –¿Qué pasa con ellos?
-Pasaron
por “Esquina del cielo”.
-Ay no.
-Y se
dierón cuenta de que no estabas.
-Ay no.
-Ay sí-
hizo una pausa –pero…
-¿Pero
qué?- la interrumpí.
-A eso
voy- soltó un bufido –como me vieron con Sebas y Demian no esta, les dije que
te fuiste con él, para no hacer mal tercio.
-Y
Demian…
-Descuida-
ahora ella me había interrumpido –ya sabe, pero lo ideal sería que fueras con
él.
Tal vez
Valeria no fuera tan bruta como empezaba a creer.
-Gracias-
solté con alivio. –Te debo una.
-Lo sé,
pero bueno apresúrate.
-Okay,
gracias de nuevo.
Colgué y
regresé a la mesa donde estaba Danniel.
-¿Todo
bien?- preguntó el chico rubio.
-Sí,
descuida, sólo un pequeño cambio de planes.
-¿Qué?
-Tenemos
que buscar a Demian, mis padres creen que estoy con él.
-Espera-
se quedo pensativo –¿Le dijiste a tus padres que tenías una cita con Demian?
-¿Qué?
¡No!- resople –les dije que iba a salir con Demian y Vale.
-Creí que
ya les habías dicho de mi… de nosotros.
-Lo hice…
bueno a medias, mi mamá sabe.
-Pero tu
papá no…
Mi
estomago se comenzó a revolver ¿acaso era nuestra primera pelea?
-Danniel,
yo…
-Será
mejor que nos apresuremos.
Danniel
se levantó de su silla y dejo un par de billetes, en la mesa, él salió primero,
sin tomarme la mano, sin hablarme. Yo lo seguí, dejando atrás un par de helados
a medio comer.
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