No era la
primera vez que estábamos solos en un auto, pero era nuestra primera vez como
novios.
-¿Adónde
vamos?- pregunté de nuevo.
-¿No
entiendes el concepto de sorpresa, verdad?
-No.
-Te ves
muy guapa.
-Gracias-
me sonroje –espera.. ni siquiera me estas viendo, no cambies el tema.
-Pero te
vi hace rato, volteé y aunque no te estuviera viendo sabría que estas guapa, tú
siempre lo estas- de nuevo sentí calor en las mejillas, sus comentarios me
hacían sonrojar. –Pero aunque seas mi novia- novia, escucharlo decir novia
hacia una revolución en mi estomago, mariposas convertidas en abejas –no te diré
adónde vamos.
-¿Y cómo
sé que no eres un secuestrador?
-¿Tengo
cara de uno?
-No-
admití –mas bien de violador.
-Halagador
que tú novia crea que vas a abusar de ella.
-No
olvides lo del secuestro.
-Oh
gracias.
Me reí un
poco y le di un suave beso en la mejilla, la barba que apenas le estaba
creciendo me hizo un poco de cosquillas.
Deje de
preguntar, hubo un silencio de nuevo, comencé a juguetear con mi celular en la
mano, estaba ansiosa, necesitaba saber a dónde estábamos yendo.
-Hemos
llegado- estacionó el auto y me sonrió, frente a nosotros había un anuncio.
-¿Un
karaoke?
-¿No te
gustan?
-No,
digo, sí me gustan, pero es raro, bueno, no es la típica idea de una cita.
-Lo dice
la chica cuyo pretendiente la llevo a un fumadero- me lanzó una mirada irónica.
-Tú me llevaste
a un cementerio- levanté una ceja –y también a un hospital, no hay forma de no
malinterpretar eso- añadí.
Danniel
suspiro y salió del coche, sabía sus intenciones así que espere a que él me
abriera la puerta.
-Te vas a
malacostumbrar- dijo Danniel mientras sostenía la puerta, esperando a que
bajara del coche.
-Si lo
hago será todo tu culpa
Baje del
coche y me encontré con los labios de Danniel, un beso cálido, suave y corto.
Él me extendió su brazo y con gusto lo acepte.
Entramos
al local, había un pequeño escenario al frente, había un chico con gafas y
cabello desordenado cantando alguna canción de los ochentas. El lugar era de un
tamaño promedio, no había mucha gente y las paredes tenían decorados con luces
de neón, al lado de la entrada había una maquina llena de muñecos para ganar
con unas pinzas.
-¡Mira!-
señalé aquella maquina.
-¿Quieres
uno?
-Sí-
admití –pero nunca puedo ganar nada, estas cosas son como para elegidos de
Dios.
-Pues
llámame el Moisés de las maquinas de pinzas.
Él,
confiado se acerco a la maquina llena de muñecos con distintas formas de
animales. Comenzó a jugar… nada.
-Sí tu
fueras Moisés todo un pueblo estaría perdido.
-Espera-
dijo él –estoy calentando.
-Muy bien
señor “elegido por Dios”.
Confiado
inserto otra moneda, parecía concentrado, pero nuevamente falló.
-Bueno-
me acerque a él y le puse una mano en el hombro –por lo menos lo intentaste.
-Nada de
que lo intente, quieres un muñeco, tendrás tu muñeco.
-Vamos,
hay cosas más importantes en la vida.
-Una más
y ya, te lo juro, la tercera es la vencida.
Solté un
suspiro, tal vez era porque había descubierto que salía con un niño de nueve
años y no diecinueve.
-Esta
bien.
Me dio un
beso en los labios y regreso a la maquina.
Confiado,
inserto una tercera moneda, movía aquella pinza de forma segura, había fijado
su objetivo y finalmente lo obtuvo, un pequeño elefante, el dio una vuelta
emocionado y me beso de nuevo, esta vez con más intensidad.
-¡Lo
logre!- grito emocionado.
Solté una
pequeña risita, me gustaba verlo así. Danniel saco al pequeño elefante de la
maquina y me lo extendió.
-Para
usted, hermosa señorita.
-Gracias-
tomé al elefante. –¿Cómo podre pagarle?
-Creo que
se me ocurre una forma- esbozo una sonrisa y se acerco a mi rostro para
besarme.
-Ven- me
tomó del brazo.
Me llevo
a una mesa, una con una excelente vista del escenario.
-¿Cómo le
pondrás?
-¿A qué?
-Al
elefante.
-Elefanta,
es obvio que es una ella.
-Bueno-
sonrió y levantó las manos –es obvio que tú eres la experta en estas cosas.
-Claro-
le di un suave beso en los labios –se llamará Juana.
-¿Juana?
-Aja-
tome al… a la elefanta de peluche –es un nombre con carácter, un nombre fuerte.
-Me
gusta.
Las luces
se apagaron, todas excepto una que apuntaba directo al escenario, un señor, que
parecía muy animado, salió al escenario y dijo:
-Bienvenidos
al concurso mensual de karaoke- un concurso, seguramente fuimos a criticar a la
gente –en parejas- ¿qué?
-Dime que
no lo hiciste.
Danniel
me lanzó una sonrisita para denotar su culpabilidad.
-Estoy a
punto de cometer mariticidio- lo amenace.
Subió la
primer pareja
-No
estamos casados.
-Noviocidio.
-Eso no
existe.
-Bueno,
si no llego a la fama por tener un tráiler, lo haré por inventar el noviocidio.
-Sonaría
mejor novicidio.
-Eso
suena a novicia, además…
Danniel
me interrumpió con un beso.
-Me
encanta la frambuesa.
-¿Eh?
-Tus
labios, saben a frambuesa.
-No
cambies el tema.
-No lo
hago.
Tomo mi rostro
de nuevo y sonrío. Otro beso.
El señor
animoso de traje, volvió al escenario.
-Muy
bien- se arreglo la primer pareja –démosle un fuerte aplauso a Mónica y Arturo.
Nuestra siguiente pareja es- miro una lista que llevaba en la mano izquierda
–Danniel y Lola.
-Por
Danniel y Lola, se refiere a Daniel con
una sola n y a alguien llamada Dolores… ¿verdad?
-No creo-
se levanto y con una sonrisa exterminadora me acerco una mano –¿Me acompañas?
Como
hipnotizada por sus ojos, accedí y lo seguí.
-Primer
noche de Juana y ya me verá hacer el ridículo- murmuré.
-¿Qué?
-Nada.
-Recibámoslos
con un fuerte aplauso- dijo el señor del traje.
Todos en
aquel lugar comenzaron a aplaudir, un reflector apunto hacía nosotros, comencé
a sentir mi corazón a mil por hora, apreté con fuerza la mano de Danniel y
trague saliva.
-Todo
estará bien- me susurro Danniel al oído.
Las luces
se apagaron, quedando la suave iluminación neón de las paredes y la luz tenue
de un reflector. Danniel me extendió un micrófono sin soltar mi mano.
La música
comenzó a sonar y la letra comenzó a aparecer, Danniel había elegido “Que me
quedes tú” de Shakira. Él comenzó a cantar con una voz dulce y afinada, era
como si Danniel opacara incluso a la misma Shakira, estaba hipnotizada, el me
miró abriendo muchos los ojos, era la señal… o eso parecía, así que me aventure
y me anime a cantar, me deje llevar por la música y la voz de Danniel y comencé
a cantar.
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