sábado, 11 de octubre de 2014

Capítulo LXXXII:

Nos separamos, me senté y él también, estábamos enfrente del otro, mi corazón palpitaba a mil por hora, sólo sentía que mi cara se ponía roja como tomate, también Mateo se estaba sonrojando. La rueda comenzó a moverse de nuevo, ahora estábamos regresando al suelo. Ninguno de los dos dijo nada, fue un momento de tensión donde ninguno de los dos sabia que decir o que hacer.
Salimos de ahí, él seguía callado y yo tampoco quería decir mucho, nuestras manos ya no se encontraban tomadas; esperaba que Mateo fuera quien rompiera el silencio, pero eso no sucedería de nuevo. Así que me decidí a hablar:
-Y bien…
-Discúlpame- me interrumpió. –No debí hacerlo.
-No te preocupes-. Guarde silencio un momento. –Me gusto- admití rompiendo el pequeño silencio que había creado.
¡Lola!, ¡por qué le dices cosas así de la nada!, tienes que meditarlo.
Mi respiración se agito, mi corazón tomo de nueva cuenta un ritmo acelerado.
Él sólo sonrió, una sonrisa nerviosa, de esas cuando no sabes que decir o que hacer, aunque me hubiera gustado otro beso… ¡Lola contrólate!
-Bueno…- parecía que quería cambiar de tema. –¿Qué quieres hacer ahora?
¡Bingo! Debería tener trabajo como psíquica.
Le seguí la corriente, tampoco tenia muchas ganas de hablar del tema, así que sólo me limite a decir:
-Otra montaña rusa.
Después de otra… otras cinco montañas rusas y algunos juegos, ambos estábamos exhaustos.
Caminando hasta encontrar nuestro siguiente destino encontramos una banca, ambos nos tiramos.
-¿Qué hacemos ahora?- pregunté.
-Que te parece… comer- me sonrió.
Pensé que nunca lo diría.
-Me encantaría- sonreí. –Luego, podríamos subir de nuevo a las tazas.
Nos levantamos y fuimos a buscar algo que comer, rápidamente, encontramos un pequeño servicio de comida rápida, pedimos una pizza grande de peperoni e increíblemente acabamos con ella.
La comida fue algo silenciosa, no hubo muchos comentarios, sólo los habituales, acerca de si me gustaba la pizza, que sabor prefería y cosas de ese estilo, siempre evitando el tema del beso.
El cielo estaba gris, terminando de comer, salimos del parque, eran poco más de las tres de la tarde.
Subimos a su camioneta y comenzamos con el regreso a casa.
La lluvia comenzó a caer, cubriendo las ventanas y el parabrisas y con eso una danza de los limpia parabrisas de arriba hacia abajo. El camino resultaba silencioso, Mateo soltó un suspiro y encendió el radio sin despegar la mirada de la carretera, comenzó a sonar “Misery Business” de Paramore, tema que me recordaba a la primaria.
-¿Vamos a hablar?
-¿De qué?
Voltea a verlo  y le lance una mirada, tratando de decir “¿en serio?”.
-Eso… eso fue un accidente- dijo.
-Claro cómo los demás ¿verdad?
-Lola… eso fue diferente.
-¿Por qué es diferente?
-Sólo lo es… es difícil- hizo una pausa. –No lo entenderías.
-Estoy cansada de eso- replique.
-¿De qué?- dijo sin entender.
-De no entender, cansada de no entender lo que siento, ni por quien- hice una pausa, recobre el aliento y continúe: –estoy cansada de que mi cabeza sea un lío por ustedes.
-¿Por nosotros?- pregunto.
-Olvídalo…

Hubo silencio, por lo menos de nuestra parte, pues la lluvia seguía golpeando y la música seguía sonando. Tenia la garganta hecha un nudo, quería tirarme y llorar, pero me limite a suspirar y trazar algunos garabatos en la ventana empañada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
En una esquina del cielo, es una novela romántica, que habla sobre Lola, una chica de 14 años, enamorada de Danniel, un joven mayor, ¿sera acaso su verdadero amor?