La lluvia
se había convertido en una suave brizna mientras nos estacionábamos fuera del
edificio donde vivía Valeria, no logre ver el auto de Sebastián por ninguna
parte, eso significaba, que se había
escondido o que aun no había llegado.
-Bueno
aquí estamos- mi papá apago el motor –ya sabes, si quieres que te pase a
recoger solo me llamas, no importa qué hora sea, puedo pasar por ti, ya sabes
que…
-Pá- lo
interrumpí –estaré bien, en serio.
Solo iré
de fiesta y llegare a altas horas de la madrugada, no tienes de que
preocuparte. Eso paso por mi cabeza, si hubiera dicho eso, mi papá hubiera
puesto seguro de inmediato y nos hubiera hecho regresar a casa.
Trague
saliva y le dedique una sonrisa para tranquilizarlo, vi hacia afuera y me puse
la capucha de mi sudadera. Le di un beso en la mejilla y abrí la puerta del auto,
salí y le dije:
-No te
preocupes, estaré bien- sonreí y él me regreso la sonrisa.
Me dirigí
al edificio y vi como mi papá se alejaba, se preocupaba mucho por mí y por mi
hermana, cosas de padres. Abrí la puerta y me dirigí al elevador, era cálido adentro, me apresure
a presionar los botones. Salí del elevador y camine directo al apartamento de
Valeria, toque la puerta y de inmediato abrieron, era Valeria.
-¡Hola!-
me abrazo –pasa, tenemos que elegir que ponernos.
-¿Y tus
papás?- pregunte,
-No
están, llegan mañana- me sonrió maliciosa.
-¿Y cómo
te dejaron quedarte?
-Fácil,
estoy en tu casa- me dejo sin palabras, Valeria tenía mucha suerte.
Me jalo
del brazo y me llevo a su habitación, me llevo a su closet y lo abrió.
-Elige
primero- me dijo.
Tenía que
ponerme algo que me hiciera ver mayor, tome una falda negra y una blusa blanca,
Valeria tomo un vestido negro con una especie de cinta en la cintura. Elegimos
la ropa, los zapatos, nos peinamos y nos maquillamos, y sin darnos cuenta ya
eran las 10, Demian y Sebastián ya estaban esperándonos, ambos se quedaron
boquiabiertos.
-¿Cómo
nos vemos?- pregunto Valeria.
-Increíbles-
Sebastián sonrió y se acerco para besarla en los labios.
-Se ven
geniales… mayores- comento Demian.
-Gracias-
sonreí, me sentía mayor y me veía mayor, con esos tacones alcanzaba la altura
de Demian.
-¿Nos
vamos?- pregunto Sebastián sonriente.
-Claro-
soltamos en coro y reímos.
El camino
a “Infinity” fue tranquilo, la noche era nublada, era fresca, el trafico
comenzaba a ser un poco molesto, en mi cabeza se libraba una batalla, todo lo
que pensaba era en cómo le daba la espalda a todo lo que creía, y en que vería
a Danniel, solo por eso iba realmente, dejaba todas mis creencias por un chico,
de verdad me estaba comenzado a dar lastima yo misma.
Abrí la
ventanilla, necesitaba un poco más de aire, del que me llegaba de la parte
delantera del auto.
-¿Todo
bien?- pregunto Demian.
-Si…- solté un suspiro.
-¿Es por
lo que me dijiste en la mañana?
-Si-
reconocí.
-Aun
podemos dar marcha atrás, si quieres.
-No te
preocupes estoy bien, esta noche será pura diversión- mentí.
No
tardamos mucho en llegar, la gente hacía fila para entrar. Los nervios me
invadían ¿Qué tal si nos descubrían?, no quería tener problemas, seguramente mi
padre me encerraría de por vida, sin mencionar que me mandaría a una escuela de
monjas.
El lugar
se veía bastante bien, no muy grande, no muy pequeño, con un enorme letrero
encendido que decía “Infinity” con un símbolo de infinito debajo del nombre, el
logo estaba iluminado de un rosa al parecer mexicano, y las letras moradas, el
lugar era uno de los más comentados en la escuela.
Sebastián
hablo con “un gorila” de la entrada, parecían llevarse bien, el hombre vestía
unos jeans y una playera negra, se veía bastante intimidante. Sebastián regreso
con nosotros.
-Síganme- tomo la mano de Valeria, Demian hizo lo mismo
conmigo y seguimos a Valeria y Sebastián, pudimos entrar. Sentí un poco de
lastima por esas personas que estaban paradas esperando entrar.
Las luces
se movían de un lado al otro, una enorme pista en frente de nosotros, gente
bailando, bebiendo o haciendo ambas cosas, se encontraban frente a mostros,
seguimos caminando atravesando el mar de gente. La música era fuerte, sonaba
“Who’s that chick?” de David Guetta con Rihanna, intentaba ver a través de la
gente, buscándolo, no estaba en la pista. Danniel aun no llegaba o no podía
ubicarlo. A quienes si podía ver era a algunos compañeros, de un grado avanzado
de mi grado e incluso más chicos.
Pronto
había perdido las inhibiciones, comencé a divertirme, bailaba con mis amigos,
Demian se veía bastante bien, un pantalón negro y una camisa azul, aunque no se
movía mucho, estábamos riendo y bailando, bebimos un poco, yo deje de hacerlo
cuando comencé a sentirme mareada. De pronto lo vi a él, a Danniel en una mesa,
junto a él Tatiana y otros chicos.
-Esperen-
grite para que me escucharan –regreso en un momento.
-¿Adónde
vas?- grito Valeria.
No
conteste, me limite a señalar el lugar donde estaba Danniel. Comencé a caminar
directo a donde estaba Danniel, voltee y Valeria levanto los dedos pulgares
como señal de apoyo. Llegue a su mesa, sentía la respiración agitada y el
corazón a punto de salirse de mí.
-¡Hola!-
grite tratando de que me escuchara. El volteo y sonrió
-Hola
Lola- contesto, el aliento alcohólico me dejo en claro que estaba tomando. Me
rodeo con el brazo y se dirigió a sus amigos. –Chicos ella es mi amiguita Lola.
La
situación era incomoda, solo saludaron con la mano y yo hice lo mismo.
-¿Qué
haces aquí?, eres muy pequeñita para estos lugares- su voz mostraba signos de
ebriedad, me quede callada, estaba nerviosa, sentía mi pulso ir a mil por hora,
-Yo…
estoy…- comencé a balbucear –vine a bailar- por fin articule palabras.
El sonrió
y se comenzó a reír, se quedo viéndome un instante, todo era lento nos
estábamos viendo a los ojos, quedaba claro que había bebido bastante esa noche,
se veía en su sonrisa tonta.
De pronto
eso paso, me atrajo hacia él y me beso, sus labios oprimían los míos, yo
vacile, no reaccione, pero me deje llevar. Comencé a responder al beso mientras
una corriente eléctrica recorría mi cuerpo, el beso tenia sabor a alcohol, ese
beso era lo que esperaba desde hace tiempo y a pesar de eso, no fue lo que me
esperaba.
Me soltó
y siguió sonriendo tontamente, de pronto sus ojos se abrieron como platos, empalideció
al verme y salió corriendo.
-Pero qué
demonios…- dije confundida, solté un suspiro y regrese con los demás.
Mi cabeza
daba vueltas, estaba mareada, llegue con Demian, no escuche lo que dijo, todo
se volvió sombras y lo ultimo sentí fue a alguien sosteniéndome.
No hay comentarios:
Publicar un comentario