-Ah sí, ya la conocía- dijo Sebastián, yo lo
vi con algo de incertidumbre. –Digo, del café y Vale me ha contado un montón de
ti, igual Demian, también me hablaba un monton de Vale, el nos presento. Oh por
cierto te agregue en Facebook.
-¿Ah sí?- intenté disimular que ya sabía –no
he revisado mi Facebook.
-Oh ok- dijo Sebastián –espero me aceptes.
Por cierto Demian las traes, es que tengo algo de prisa- pregunto este.
Demian asintió con la cabeza, y le entrego
unas llaves.
¡Unas llaves! Vinimos a esto por unas llaves y
claro ver a Sebastián, la razón de la discusión con mi mejor amiga y claro, la
razón por la que me sentía traicionada por parte de Demian.
-Lola ¿estás ahí?- dijo este, tocándome el
hombro –te volviste a perder.
-Ah… sí, ¿eh?- dije, después de regresar a la
realidad, no me había dado cuenta, de que me había perdido, mirando al mismo
lugar donde Danniel y yo habíamos chocado un par de días antes, ahora en ese mismo lugar estaban unos niños
de no más de ocho años jugando, con lo que al parecer eran burbujas. –Me perdí
pensando en que Sebastián es tu primo y Valeria mi mejor amiga- dije, con
cierto enfado, mirando a Demian mientras este trataba de desviar la mirada. -¡Y
ninguno me dijo nada!
-Lola, ya te lo dije, ¿Cuántas veces más te
lo tengo que decir para que entiendas?- dijo este, mientras se acomodaba los
lentes, un signo de que perdía la paciencia –yo no te lo tenía que decir, era
Vale, además como ya te lo había dicho pensé que ya sabias.
-Sí, pero igual, tampoco me contaste que
tenias un primo llamado Sebastián y menos que se lo habías presentado a Vale.
-Te contare la historia- dijo Demian, mirando
una de las bancas y haciendo un gesto hacia ella, pronto entendí y sin decir
mucho nos fuimos a sentar.
-Así que…- dije, con algo de impaciencia
–empieza.
-Bueno…- empezó a decir él, titubeante
–veras…
De pronto, un sonido proveniente del bolsillo
nos interrumpió, sin tan siquiera dejar que Demian dijera alguna palabra, era
su celular. Se levanto y contesto la llamada, yo saque mi celular de mi
bolsillo, recordando que lo había apagado, para no tener que enfrentar a
Valeria. Pronto también sonó mi celular, una pila de mensajes apareció en mi
pantalla de inicio, todos provenientes de mis padres leí uno que decía: “Lola
Ferro del Valle ¿dónde esta señorita?, te hemos estado llamando pero no
contestas el celular ¿para eso lo quieres?, es el quinto mensaje que te
enviamos”. Vaya eso quería decir que tenía problemas, no todos los días me
llamaban por mi nombre completo, conteste el mensaje, con algo que apaciguara
las cosas, por lo visto era hora de irme, y por lo que podía ver Demian también
tenia que irse.
-Lola, me gustaría contarte todo pero…- dijo,
mientras yo me levante interrumpiéndolo.
-Demian está bien- dije –igual yo también me
tengo que ir, pero que te parece, si te mando mensaje más tarde para ver si
estas disponible y me cuentas todo por skype, ¿vale?
-Me parece bien.
-Bueno me voy- dije, despidiéndome levantando
la mano –te daría un beso pero tú sabes, gérmenes.
-Cierto- contesto él, con una sonrisa que
dejo ver sus brackets –bueno, cuídate- dijo alejándose –mejórate- grito, casi
al otro lado del parque.
Yo le dedique una sonrisa, el siguió
caminando, no estaba muy segura de si él me vio; me dirigí a casa y a lo largo
del camino no pude evitar ver que había muchas parejas felices, incluso una
pareja de chicos gays besándose, y yo estaba más que sola, aunque claro era la
chica que había tenido dos novios en su vida. En un momento me plantee eso de
salir con un bate de plástico y golpear a cada pareja tomada de la mano o
besándose.
Entre a casa, mis padres estaban sentados en
el sillón, esperándome, con una expresión seria, como si fueran altas horas de
la madrugada, o como si hubiera roto alguna regla.
-Bien señorita explíquese- dijo mi papá, con
una expresión seria, que al momento de verla, no sabía si asustarme o reírme.
-Explicar, ¿Qué exactamente?- pregunte,
divertida.
-¿Por qué no contestabas el celular?-
preguntó mi papá, con un tono serio sobreactuado. De pronto se echo a reír, mi
mamá también cambio su expresión, de seriedad, por una más relajada.
-Ya, en serio- mi mamá sonaba seria -¿Por qué
no contestabas?
-Ahh eso, tenía el celular apagado, porque…-
comencé a divagar –este… porque se me estaba acabando la batería.
Mis padres, creyeron en mi palabra y subí a
mi habitación, una vez allí, le mande un mensaje a Demian esperando a que
respondiera pronto.
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